La hipocresía en la guerra contra el Estado Islámico (EI)

Los bombardeos contra EI en Siria e Irak tras los atentados en París están dejando miles de civiles muertos. Las grandes potencias no parecen avanzar en soluciones políticas para una zona que sólo en los últimos cinco años se ha cobrado la vida de más de 300 mil personas y casi doce millones de refugiados que huyen de los terroristas islámicos y de la guerra civil en Siria. Los intereses geopolíticos y económicos cierran el paso a un entendimiento entre los protagonistas más poderosos en esta historia: EEUU y Rusia.

Mal pronóstico para Oriente Medio y para el aterrado ciudadano europeo.

Por Mate Guerra, Bruselas

La formación de una Gran Coalición promovida por Francia tras los atentado en la capital gala el pasado 13 de noviembre, para destruir al Estado Islámico, tiene al presidente socialista Francois Hollande al borde de un ataque de nervios. Muchos discursos, flores y homenajes a las víctimas, pero el apoyo de sus aliados europeos no parece tener la fuerza esperada y, lo que es peor, ni Estados Unidos ni Rusia dan su brazo a torcer sobre sus posiciones frente a la guerra civil siria. Sólo tímidas declaraciones de buenas intenciones.

Un acuerdo internacional que destruya al ISIS o Daesh (en árabe) parece una tarea imposible entre potencias que apenas se dan la mano, no se miran y dialogan poco, además de estar detrás de la gestación del conflicto. El reciente y frío encuentro en París entre Putin y Obama, tras la matanza en la capital francesa, fue un botón de muestra: duró pocos minutos, y a puertas cerradas. Nada nuevo. Mientras, el ciudadano Europeo sigue aterrado caminando por las calles sin saber si se encontrará con un yihadista dispuesto a inmolarse.

LÍNEA DE RATAS

Por un lado, Washington, apoyado por occidente y países árabes como Arabia Saudita y Qatar, no está dispuesto a formar parte de una Gran Coalición para destruir al Estado Islámico sin que antes se garantice la salida del poder del presidente Al Assad, a quien responsabilizan de la muerte de 300 mil personas y del éxodo de casi doce millones de civiles que se han echado a los caminos arrancando de la guerra civil en Siria y de los yihadistas que han invadido territorios en la frontera sirio iraquí.

En 2000, tras la muerte de su padre, el presidente de Siria, Bachar Al Assad, heredó el gobierno autoritario que se ha mantenido en el poder durante los últimos 45 años, apoyado en el ejército y en un único partido: El Baas. En 2011, en el marco de la Primavera Árabe, se desató la guerra civil. Estados Unidos, junto a sus aliados, ha respaldado a la oposición.

Rusia, que mantiene importantes relaciones comerciales con el régimen de Al Assad y es su socio predilecto en la zona, defiende a brazo partido la permanencia de presidente sirio, pese a las graves acusaciones de violaciones a los derechos humanos que pesan en su contra, en especial por el uso de bombas racimo en la guerra civil.

Para Vladimir Putin, la oposición al régimen de Al Assad está en el mismo saco que los yihadistas, a los que califica de mercenarios que sólo trabajan para quien más les paga. Rusia acusa a Estados Unidos de financiar el terrorismo en la zona y de ser el creador del monstruo en que se ha convertido el Estado Islámico.

En 2014, el periodista estadounidense y Premio Pulitzer, Seymour Hersh, sacó a la luz pública un acuerdo clasificado entre la CIA, Turquía y los rebeldes sirios para crear lo que se conoce como la ¨Línea de ratas¨, una red utilizada para canalizar armas y municiones en la contienda contra el régimen de Bachar Al Assad. Para Rusia, el régimen turco de Tayyip Erdogan es uno de los principales compradores del petróleo que financia al Estado islámico. Los periodistas turcos que mostraron cómo los servicios de información del gobierno entregaban armas a los islamistas camufladas como medicamentos, han sido encarcelados acusados de traición.

Turquía, amiga de la Unión Europea, niega a pies juntos todas las acusaciones y reclama ayuda para atender a los dos millones de refugiados que han entrado a su territorio desde Siria e Irak. La Unión Europea acaba de aprobar una ayuda financiera a Turquía por un valor de 3 mil millones de euros para hacer frente a estos gastos, lo que ha hecho fruncir más aún el ceño de Putin.

Rusia acusa a Turquía de haber derribado uno de sus aviones en la lucha contra Daesh para proteger el tráfico del oro negro que compra a los terroristas. El incidente registrado a los pocos días de la matanza en la capital gala ha tensado hasta más no poder las relaciones entre occidente y el Kremlin.

Pese a que dentro de la Unión Europea, Alemania, Gran Bretaña, la misma Francia e Italia se han puesto manos a la obra en los ataques para destruir al Estado Islámico con propuestas logísticas concretas, los otros países aliados mantienen la cautela. Todo se reduce a las dependencias de la energía rusa, a la obligada pleitesía a los Estados Unidos y a las repercusiones electorales y políticas que puedan desatarse en cada uno de los países socios.

En las ceremonias de dolor tras los ataques en París, familiares de las víctimas recordaron la activa participación que ha tenido Francia en la zona en conflicto y la ineficacia de los servicios de seguridad en territorio francés que han sido apuntados con el dedo acusador por no haber hecho lo suficiente para evitar una tragedia que ya se vivió con los ataques a rotativo francés Charlie Hebdo a principios de año.
¨No, Gracias señor presidente, Francois Hollande, señores políticos, pero su homenaje no lo queremos. Ustedes también tienen responsabilidad en lo que nos ha sucedido¨, escribió en una red social, la hermana de una de las víctimas del pasado 13 de noviembre en París.

RECUADRO

-El Gobierno alemán, presidido por la canciller Angela Merkel, ha aprobado el despliegue de un contingente integrado por varios cazabombarderos, una fragata y hasta mil 200 militares para participar en la campaña internacional contra Estado Islámico, ha informado una fuente del Ejecutivo de Berlín.

-Alemania y Francia han llegado a un acuerdo con Turquía para usar sus bases aéreas.

-Francia ha firmado un contrato de venta de armas para Arabia Saudita por un valor de 10 mil millones de dólares. 24 horas de bombardeos le cuesta al ejecutivo galo 2,5 millones de euros.

-La munición usada por los aviones franceses las bombas GB-12, americanas, con guía láser y un margen de error de un metro cuestan 20 mil euros la unidad. Las bombas equivalentes francesas las A2SM cuestan 250 mil euros la unidad.

-Arabia Saudita y Qatar buscan la caída del régimen laico de Al-Assad con la intención de crear una zona suní en el territorio sirio. Pero también tienen intereses económicos. En 2010 se descubrieron en Siria grandes yacimientos de petróleo a unos escasos 200 metros de profundidad.