Inútiles, subversivos y… ¡diputados!

MontseCuatro de esos cinco “inútiles”, bautizados así por Carlos Larraín, fueron elegidos diputados de nuestro Congreso Nacional ayer por la noche. Un triunfo para ellos, pero un triunfo también para los que creemos que la renovación en política permite nuevos aires: nuevas ideas, nuevos semblantes y quizás también nuevos pensamientos para ese territorio largo y angosto.

Por Montserrat Martorell, periodista (en Madrid)

“Siglo XX cambalache, problemático y febril, el que no llora no mama y el que no mama es un gil”, dice el conocido tango argentino.

¿Podríamos cantarlo también hoy? ¡Por supuesto! Estamos terminando el 2013, un año en el que desde distintas veredas nos hemos enfrentado, como suele suceder, a un mismo tema: la educación. Y ya lo decía Pedro Aguirre Cerda, ex presidente de Chile: gobernar es educar.

Un tópico viejo, pero que parece inagotable. Un tema que nos tiene a todos los países con la cabeza a dos manos, reflexionando y reflexionando.

Hablaré desde la historia de mi país. Sí, ese que está al fin del mundo. El de Salvador Allende y Augusto Pinochet, el de Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro, Nicanor Parra y Roberto Bolaño. El de Violeta Parra y Víctor Jara.

Un país que vivió en dictadura durante 1973 y 1990. Un país que en la década de los 70 vivió también un boom cultural y social por la llegada de ese médico, amigo de Fidel y el Che Guevara, que quería hacer realidad la vía chilena al socialismo. Y ojo, que lo logró durante mil días.

Y claro, la burguesía se acobardó. El 11 de septiembre de 1973, un golpe de estado permitió que una dictadura se instalara en el país por largos 17 años. La Moneda, nuestra casa de gobierno, fue bombardeada y los sueños también.

Desde el centro de nuestra capital, llegaban las palabras quejumbrosas del presidente que, minutos antes de su muerte, nos decía a través de Radio Portales: “Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.

Después vino el exilio, la tortura y la desaparición de miles de chilenos. El cierre del Congreso y los medios de comunicación. La violación sistemática de derechos humanos.

Uno de los legados más profundos de Pinochet fue la privatización de nuestros recursos más importantes. Todo está hoy en manos de ajenas; también la educación.

Y la constitución que nos gobierna, la de 1980, ampara estas injusticias.

Hoy para un chileno es muy difícil salir del círculo vicioso de la pobreza si nació en una familia modesta.

¿Por qué?, se preguntarán. Precisamente porque la manera de entrar a la universidad es a través de una prueba. Se llama PSU, siglas que corresponde a “Prueba de Selección Universitaria”.

Los puntajes más altos entran a las universidades de prestigio. Y estos, casi siempre, provienen de las clases más acomodadas de nuestra sociedad. Los colegios públicos que hay, en su mayoría o salvo escasas excepciones, son de muy mala calidad. Entonces, las familias, intentan pagar los mejores y se endeudan. Algunos, incluso, para toda la vida.

Tampoco existen universidades gratuitas. Solo para que se hagan una idea: una familia que tiene un hijo/a que estudia medicina debe pagar por la carrera, casi 900 euros al mes. ¡Al mes!  Estamos hablando que, durante largos siete años, debern desembolsar más de 10 mil euros al año. ¿Lo multiplico por siete? Mejor no.

Ese es Chile. Una sociedad clasista y anacrónica que se contentaba, hasta hace muy poco, con que el modelo siguiera perpetuándose.

Es curioso que hasta el 2006 nadie hubiera dicho nada. A pesar de que todos nos quejábamos, no fue hasta la revolución pingüina, de mayo de ese año, cuando los escolares chilenos salieron a la calle a manifestarse contra esa situación. Lograron, para entonces, la cabeza del ministro Martín Zilic y una serie de cambios que fueron lentos, pero importantes. Pasaron otros cuantos años para que el movimiento tomara más fuerza y ello ocurrió durante la gestión de Sebastián Piñera. Los estudiantes nuevamente salieron a las calles y la sociedad hizo suya las demandas.

Fue en esa generación donde surgieron jóvenes carismáticos: Camila Vallejo, Giorgio Jackson, Camilo Ballesteros, Karol Cariola y Gabriel Boric. Que lucharon para que todos los chilenos y las futuras generaciones tuvieran acceso a una educación gratuita y de calidad.

Inútiles subversivos, los bautizó Carlos Larraín, senador de Renovación Nacional; uno de los partidos más importantes de la derecha chilena.

Pero como cantaba Mercedes Sosa, “cambia, todo cambia”.

La sorpresa es que cuatro de esos cinco “inútiles” fueron elegidos diputados de nuestro Congreso Nacional ayer por la noche. Un triunfo para ellos, pero un triunfo también para los que creemos que la renovación en política permite nuevos aires: nuevas ideas, nuevos semblantes y quizás también nuevos pensamientos para ese territorio largo y angosto.

Ellos, los que lograron durante todos estos años reducir el impacto que tiene la educación en el bolsillo de la familia chilena, trabajarán desde marzo para cambiar, durante cuatro años, nuestro país desde las entrañas.

Por otra parte y a pesar de que habrá segunda vuelta el próximo 15 de diciembre, no hay dudas que Michelle Bachelet será nuevamente la presidenta de la República. ¡Y vamos! Que hace solo unos días, incentivada por las movilizaciones estudiantiles que años atrás protagonizaron nuestros flamantes parlamentarios, prometió educación gratuita para todos.

¿Lo cumplirá? Eso no importa. Al menos no ahora. Hoy tenemos la certeza de que habrá cuatro diputados de 25 años, amados y odiados por todos los sectores de la sociedad, los que le recordarán, todos los días, su compromiso con la educación.

(Columna escrita para un público mayoritariamente europeo)

1 comentario
  1. Ricardo dice

    Debatible sus argumentos, pero una interpretacion que ofende
    la memoria historica
    «Llegaban las palabras quejumbrosas del presidente…»
    En 40 anos jamas he leido en articulo donde se define este historico discurso como quejumbroso….

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.