Medidas para reactivar la economía chilena: bajo la influencia de un “incombustible” Keynes

La RAE define incombustible, entre una de sus acepciones, como aquello “que no se ve afectado en una actividad, en especial en el trabajo, por el paso del tiempo o por problemas y dificultades”.

Por Diego del Barrio V, Director de la Escuela de Administración Pública Universidad de Valparaíso

La teoría económica de John Maynard Keynes y del Keynesianismo en general sigue completamente vigente luego de mas de 80 años. El principio central de esta escuela de pensamiento es que la intervención del Estado puede estabilizar la economía a través de dos vías, la de la política monetaria y la fiscal.

La receta Keynesiana en tiempos que la demanda agregada esta contraída es estimular el consumo por medio de la reducción de las tasas o por transferencias directas (para que las familias tengan más ingreso disponible para gastar); bajar los tipos de interés, el coste del dinero de las empresas (para que el sector privado pueda invertir); aumentar los presupuestos de las administraciones públicas (aumentar el gasto público en infraestructura) y fomentar las exportaciones, a través de una disminución de los tipos de cambio.

Quién podría pensar que el actual gobierno ocuparía dicha fórmula, vilipendiada por la Escuela Austriaca y sobre todo por Hayek durante los años 70, luego por el modelo neoliberal de Friedman y su Escuela de Chicago y actualmente por lo libertarios y anarcocapitalistas (en Argentina, por ejemplo, el economista Javier Milei) cuyo pensamiento básico es que el Estado no soluciona la crisis, sino que la causa.

Por eso resulta paradójico que el gobierno, de pensamiento económico opuesto a Keynes, ocupara medidas keynesianas para revertir el ciclo bajista, el cual se refleja en una contracción de demanda efectiva, la cual es la causa de una menor inversión real. Por eso una política fiscal expansiva, es decir que el Estado aumente el gasto, que se está desarrollando desde el Ejecutivo, son medidas para aumentar la demanda agregada a través de la inversión.

Como ejemplo de ello, se pueden destacar la implementación del plan + Energía, el cual busca generar inversión en energía limpia y renovable junto con un paquete de licitaciones en este sector de la economía; en temas de transporte aumentar las líneas de Metro en el Gran Santiago y extender MERVAL en la V región y la implementación del tren Santiago-Melipilla, además de inyectar 1,3 millones de dólares para iniciativas de Obras Públicas que incluyen vialidad, portuarias, aeropuertos e hidráulicos entre otras.

Para el Modelo Keynesiano se debe aumentar el consumo de las familias, mejorando su ingreso disponible, esto lo quiere obtener por medio de la denominada ley de portabilidad financiera, para disminuir tiempo, papeleo y costos, en términos simple es que las personas podrán cambiar de entidad financiera sin mayores complejidades, buscando mejores condiciones y tasas.

Pero es por el lado de Política Monetaria, la que maneja el Banco Central, donde se dio el primer golpe con un mayor estímulo monetario al bajar la tasa de política monetaria (en 50 puntos base, quedando en un 2,5 por ciento). Esta es otra de las lecciones de Keynes: la preferencia por la liquidez, tasas bajas que incentivan a que las personas quieran mantener o aumentar su riqueza en otro activo que no sea el dinero en forma de ahorro. Esta medida genera que las empresas busquen proyectos de inversión real, no del tipo rentista, y que las familias opten a tener créditos mas baratos, estimulando de esta manera el consumo y expandiendo la demanda agregada.

En definitiva, se trata de una muestra de pragmatismo del Gobierno. Porque son nuevas medidas para estimular la economía, pero con las recetas clásicas de John Maynard Keynes.

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