¿Qué trama Pablo Longueira?

El ahora ministro de Economía batalló para ingresar al gabinete, le torció la mano al Presidente y pretende posicionarse como el hombre de los avances, con un rostro popular y convertirse así en el primero de los políticos que le gana a Hacienda.

Ningún ministro sectorial, menos de Economía, en los 21 años desde que se recuperó la Democracia en 1990 tuvo un inicio tan político en el desempeño de su cartera como el que en estos días ha mostrado Pablo Longueira.

El vicepresidente de la UDI, hombre legendario de la tienda que fundara Jaime Guzmán y denominado como uno de sus “coroneles”, hace tiempo que bregaba por incorporarse al gabinete de Sebastián Piñera.

Se quedó fuera al inicio del gobierno, no entró cuando se produjo el primer cambio de ministros -que llevó a Matthei y a Allamand a La Moneda- y tampoco ingresó cuando se produjo la vacante en Vivienda por la abrupta salida de Magdalena Matte (de quien hoy el CDE discute si debe o no pedir su formalización en el caso Kodama).

Desde el Senado, sin embargo, Longueira no bajó los brazos, dijo estar dispuesto y señaló los puntos débiles del gobierno en forma pública y confrontacional. Le bastó una encuesta que mostró a Piñera con popularidad a la baja, apenas superior al 30 por ciento, más dos conversaciones en el último periplo presidencial fuera del país, para convencer al mandatario de que el problema, como siempre, era la economía. Y no la “macro”. Ello porque el país crece a tasas más que aceptables, el desempleo baja y el precio del cobre se eleva por sobre los cuatro dólares la libra. Por eso, según Adimark de Roberto Méndez, más del 66 por ciento del sector ABC1, que sólo representa a 1 millón 700 mil chilenos, está más que “satisfecho”. El problema estaba en la “micro” y en las expectativas. No en vano otros dos tercios, pero de los sectores D y E, que sumados llegan a las 8 millones de personas, se sienten insatisfechos. Para atacar el problema, entonces, había que soltar un poco la billetera fiscal y actuar en consonancia con los intereses de los sectores más pobres.

De Pablo Longueira, tal vez, puedan decirse muchas cosas. Pero imposible resulta ignorar…

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1 comentario
  1. Arturo de Plantagenet dice

    Ya es tarde. Todo lo que hoy se intente hacer, sin cambios de fondo, es tiempo perdído. Los chilenos y las chilenas han dicho ! Basta! El problema principal, es que nuestra patria esta en peligro de ser calificada como un Estado fallido; esto como consecuencia de los traidores e inescrupulosos vende patria que han manejado los negocios del Estado vendiéndolo todo.La ambición rasac, el racismo absurdo y el clasismo de país pobre y marginal esta destruyendo a Chile, y sus autores tienen nombre y apellidos. Para resolver esta dramática situación es necesario hacer una reforma tributaria que castigue a los ricos y, por otro lado, aplicar un 30 % de royaltie a las empresas que explotan nuestras riquezas nacionales. Esta acción sería lo único posible en estos momentos de crisis. Un golpe de Estado solo podría dar paso a la disolución de las fronteras de Chile. Los planes de fuerzas superiores a las nuestra pretenden dividir a Chile en cuatro, es decir el fín de un país llamado Chile. Si Chile pretende seguir existiendo hay que expropiar, derrotar y eliminar a la burguesía financiera. ! Chilenos y Chilenas la patria esta en peligro de muerte! ! Alzate Chile!

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