Negro el 17!

Francisco MartorellEscribe Francisco Martorell C.

“Lo que no ha percibido la Concertación es que el electorado que siendo progresista no votó por Frei ya no se contenta con medidas superficiales. Quiere un cambio profundo” 

Todos coinciden que el 17 de enero termina un ciclo. Ello no sólo porque mucha gente da por descontado que será Sebastián Piñera el ganador sino porque, además, en caso de que Frei entre a La Moneda en marzo, la Concertación no podrá continuar con las prácticas que se vienen realizando desde los partidos políticos y que han afectado el funcionamiento del aparato estatal.

Viviríamos, entonces, en un país mejor. No sólo porque la actual coalición, esté o no en el poder, modificará su conducta sino porque una nueva derecha, después de 50 años, podría ser beneficiada con el voto popular y, además, cumplir su palabra de no dar cabida a los que trabajaron en la dictadura y respetar las conquistas sociales de millones de chilenos de escasos recursos.

Pero, de acuerdo a la experiencia, nada garantiza que el final de ciclo, que hoy aparece como indesmentible, se produzca en los términos planteados. Primero, porque los actores en juego, han demostrado una pertinaz resistencia al cambio: basta, para ponerlo en duda, mirar la forma en que se han conducido los partidos de la Concertación y que, por el otro lado, tanto en el Senado como en el Tribunal Constitucional, sus máximas cabezas provienen de cargos de relevancia en el gobierno militar y a ellos llegaron con el mayoritario apoyo de la Derecha y la anuencia o vista gorda de la Concertación.

Además, terminadas las campañas, con 28 días de intermedio en febrero, los mismos que hoy prometen que todo cambiará se encargarán de que las cosas queden más o menos igual. De ahí que el mensaje que dé el electorado, en el llamado ballotage, debe ser extremadamente potente y decisivo. Y, especialmente, la presión que logren meter los que están por una sociedad progresista, término hoy bastante manoseado, a los dirigentes de las estructuras más conservadoras.

Del electorado que votará el 17, de una manera arbitraria, podría decirse que un 73 por ciento volverá a hacer lo que ya practicó en diciembre: votar por Frei (29) o Piñera (44). El misterio, que no se ha develado, es qué pasará con el casi 27 por ciento restante que no podrá esta vez sufragar por Arrate (6) y Enríquez-Ominami (20). Y ahí, por lo visto, los números dan cifras que podrían catapultar fácilmente al candidato de la Coalición por el Cambio a La Moneda. Ello porque nombres como Leonardo Veliz, Pedro Anguita o el mismo Patricio Navia, dan cuenta que una parte importante del electorado de ME-O está con Piñera. Y tampoco todo el de Arrate está con Frei. Ahí, entonces, aumentan los nulos y los blancos.

La Concertación, luego de la renuncia de dos presidentes de partido y la abortada de otros dos, inició una ofensiva destinada a arrinconar con propuestas a los votantes, mostrando voluntad de legislar, incluso, en aquellos tópicos que interesan a ese 27 por ciento que se quedó sin candidato. Difícil obtenga resultados positivos este accionar.

Lo que no ha percibido el conglomerado de Gobierno y ha movido piezas de un lado para el otro, dentro de un esquema mental muy sui generis, es que el electorado que siendo progresista no votó por Frei ya no se contenta con medidas superficiales. Quiere un cambio profundo.

Esta situación, la desafección de estos votantes con lo que le ocurra a la Concertación porque ella, hace mucho tiempo que no se preocupaba ciertamente de sus intereses, es lo que generará que Piñera gobierne Chile entre marzo de 2010 y marzo de 2014. Resulta, incluso, poco creíble por parte de la Concertación, argumentar hoy de los peligros de un gobierno de derecha si, en 20 años en La Moneda, fortaleció a sus medios de comunicación, delegó responsabilidades a los dirigentes que provenían del pinochetismo y los ubicó en cargos tan trascendentes como la Presidencia del Senado. Para muchos, en estos días, han sonado más fuerte que nunca las palabras del diputado Sergio Aguiló cuando se refirió hace más de un lustro a que se estaba entre dos derechas.

La opción de anular el voto, en este esquema, crece con fuerza entre aquellos que no están por darle una quinta oportunidad a la Concertación y no creen, como se convenció Patricio Navia, que Sebastián Piñera sea capaz de cumplir los tres deseos del cientista político: habrá pinochetistas en su gobierno, será lo más parecido a un club de Cachagua y se presentarán colisiones permanentes entre el político y el empresario que cohabitan dentro de Piñera.

Por otro lado, si gana Frei, las malas prácticas políticas habrán recibido un premio.

2 Comentarios
  1. elias fuenzalida dice

    toda la razon… toda la razon….muy preciso su analisis y certero

  2. Francisco Martorell dice

    Se agradece y reconforta que se compartan juicios editoriales.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.