Profesores chilenos son los que más trabajan, pero con bajo salario, según Ocde

secundariagrandeUn informe realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) detectó una serie de falencias que afectan a los profesores chilenos. Entre ellas, una sobrecarga de horas en el aula, lo que les impide realizar una buena planificación de sus clases, y un salario muy inferior a sus pares de otros países.

El documento elaborado por la Ocde es claro. Los profesores chilenos deben trabajar más horas de los normal, en salas con más alumnos de lo debido y tienen remuneraciones muy por debajo de lo que se espera. “El profesor chileno tiene una sobrecarga de horas docentes en el aula, en prejuicio de las horas necesarias para poder realizar una buena planificación de sus actividades”, señaló José Miguel Araya, director del programa de vocación temprana Usach, ante la realidad detectada en el informe anual “Education at a Glance 2009”.

Según el estudio los profesores chilenos se ubican en el tercer lugar del ranking de los que más trabajan, en comparación con sus pares de la OCDE. Mientras en un país desarrollado los docentes realizan 523 horas de clases anuales, un profesor chileno de educación media alcanza las 860 horas.

Esto no va ligado a mejores salarios. Las remuneraciones de los profesores chilenos pueden ser hasta de US$ 13 mil (cerca de $ 7 millones de pesos al año), US$ 31 mil menos que las de un profesor de la OCDE.

El presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, manifestó que al magisterio esta situación no les sorprende, ya que hace tiempo se había constatado una realidad, ejemplificada en lo que denominó “profesores taxis”, que son docentes que realizan 30 horas de trabajo semanal en un colegio, y luego se deplazan a otro, para incluso duplicar esta cantidad horaria.

Gajardo señaló que esperaban que “esta pudiera haber cambiado con la Jornada Escolar Completa, porque así un profesor se habría instalado definitivamente en un solo establecimiento. Este hecho finalmente en la práctica no ocurrió. Es un tema pendiente”.

Por su parte, Araya estimó que esto redunda directamente en el desempeño docente. “En estricto rigor estamos constatando que hay una dificultad, producto de una condición poco saludable de trabajo, lo que redunda en la calidad de la educación. Un profesor saturado, que no puede descansar y seguir estudiando, genera un estrés que afecta, tanto la calidad, como el rendimiento, de su servicio profesional docente”.

Las largas jornadas de clases también afectan a los estudiantes. Por ejemplo, en enseñanza media, las jornadas están cerca de las 1200 horas al año, mientras que en un país de la OCDE sólo llegan a las 920 horas. Una realidad cuestionada por los resultados las pruebas internacionales, ya que el nivel de comprensión de lectura y de matemáticas de los chilenos está bajo el esperado por las naciones desarrolladas.

A esto se suma que el informe de la OCDE muestra que las salas de clases chilenas son las que más alumnos tienen en educación primaria. El promedio del país es de 31,5 niños por sala y en los países de la Ocde es de 21,4.

Sobre esto, Jaime Gajardo estimó que “estamos lejos de las recomendaciones internacionales, porque con 45 alumnos en una sala, es casi una asamblea más que un curso. Antes de analizar si se logran o no las metas de aprendizaje, se debe pensar en las condiciones de trabajo del docente. Bajo esta situación, más permanencia del alumno en el colegio no garantiza mejor rendimiento”.

En el caso de la cantidad de estudiantes, ésta afecta la calidad de la educación. Según Araya, “una educación socialmente incluyente exigiría que el profesor tenga atenciones particulares con cada uno de sus estudiantes. Aquí hay un tema de interacciones muy demandantes, y si el profesor quiere atender bien su comunidad escolar, tiene que tener prácticas y contenidos docentes estándares por un lado, dirigidos a la masa, pero también tener atenciones individuales”.

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