Las diez peores dietas para adelgazar: sin calorías

Llega el verano y crece la preocupación por la figura. ¿Qué régimen seguir? Algunos prohíben los hidratos, otros proponen alimentarse con sopa de lechuga. Qué dicen los especialistas de cada uno y qué recomiendan para lograr un peso saludable.

Por Deborah Maniowicz*

Se acerca el verano, nos probamos la bikini, la sunga o la bermuda e inmediatamente entramos en pánico y prometemos empezar la dieta cuanto antes (es decir, el próximo lunes). Pero primero googleamos, casi por instinto, “dietas para bajar de peso rápido” y nos entusiasmamos con la noticia de que Angelina Jolie perdió diez kilos en 21 días luego de someterse a un régimen de líquidos; Renee Zellweger recuperó su figura reemplazando las colaciones por cubitos de hielo, y Griselda Siciliani adelgazó 25 kilos en 4 meses mediante una alimentación rica en proteínas.

Lo que la mayoría de las dietas de moda ocultan es que son nocivas para la salud y que a largo plazo pueden tener consecuencias irreversibles.

Además, a grandes rasgos suelen ser difíciles de mantener en el tiempo y prometen mucho sin base real (el descenso de peso depende de las características de cada persona y si no se modifican los hábitos alimenticios, los kilos perdidos vuelven con mucha facilidad). Sergio Iribarren, psicoanalista y fundador de “Adelgozar”, resume los riesgos de estos regímenes diciendo que “hay dietas peligrosas y peligrosos haciendo dieta”. Y explica: “Peligrosos, cuando insistimos con una dieta eventual para solucionar problemas crónicos, como obesidad, sobrepeso, compulsiones, picoteo, que requieren de un tratamiento. Y peligroso es creer que una dieta es todo. A la dieta hay que agregarle continuidad, noción de límite, no empezar aquello que uno no puede parar, y un marco medico terapéutico. Hace años propuse ‘medida’ en lugar de dieta, ‘distancia’ para lo adictivo, ‘corte’ para el exceso y ‘elección’ en lugar de privación. ¿Dietas peligrosas? Sí. ¿Peligrosos dietarios? También. No se puede abordar lo uno sin el otro”.

La licenciada en nutrición del grupo AIDA (Asistencia Integral en Desórdenes Alimentarios), Carina Ringel; el presidente de la Fundación Argentina de Nutrición, Silvio Schraier, y la vicepresidenta de AADYND (Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas), Romina Sayar, elaboraron un listado con las diez peores dietas para la salud. La operación verano ya está en marcha. Y hay que estar prevenidos.

1) Scardale

Es una dieta disociada que propone incorporar más proteínas y menos azúcares y grasas. Entre comidas, sólo se pueden ingerir zanahorias y apio, libre. Tiene una duración de dos semanas y promete una reducción de hasta medio kilo diario. “El problema es que se usan libremente las calorías que tienen grasa, como quesos enteros, y si bien la persona adelgaza es malo para el organismo recibir tanta grasa. Además es un lata, porque te dice día por día qué comer y no permite ningún tipo de elección”, resume Ringel.

2) A base de complementos dietarios

La idea es reemplazar las comidas principales (almuerzos y cenas) por batidos, polvos nutricionales mezclados con leche o agua. Sayar explica que “si sólo se reemplaza una comida no es grave e incluso resulta práctico para realizar en el trabajo, pero si sólo se consume el suplemento, es imposible llevar una vida social normal, ya que uno suele caracterizarse por tener varias reuniones sociales que giran en torno a alimentos”. Ringel agrega que si bien “los batidos tienen vitaminas, minerales y proteínas y resultan equilibrados entre nutrientes y calorías, la persona no aprende a comer y cuando deja el polvo, tiende a engordar. Un buen descenso de peso sólo se logra a través de cambios de hábito”.

3) Proteica

“Las dietas muy ricas en proteínas son peligrosas porque el exceso, con el tiempo, puede empeorar la función de los riñones, previamente dañados en las personas con presión alta, diabetes o colesterol alto. Además, los alimentos ricos en proteínas suelen ser ricos en grasas, por lo que perjudican la aterosclerosis provocando, en el caso de las arterias coronarias, infartos cardíacos, y en las arterias del cerebro, riesgo de ACV”, explica Schraier. Ringel cuenta que estas dietas son las que obtienen mejores resultados, ya que se adelgaza bastante, no se pierde músculo y se logra mucha saciedad, “sin embargo, al no incluir cereales y harinas, no es completa. Puede ser buena de arranque, pero de a poquito hay que ir llevándola a una alimentación variada para que pueda acompañar al paciente toda su vida”.

4) Eliminar o disminuir al mínimo los hidratos de carbono

El hombre necesita cerca de cincuenta nutrientes diarios para vivir y la falta prolongada de uno de ellos nunca es beneficiosa. Para el presidente de la Fundación Argentina de Nutrición, la reducción al mínimo de carbohidratos puede provocar cetosis (el organismo se consume a sí mismo en busca de energía), “que lleva a dolores de cabeza, mal humor y caída de la glucosa en sangre”.

5) Dietas de un solo alimento

Se basan en ingerir durante todo un día un solo grupo de alimentos, ya sean verduras, frutas, lácteos, etc. Según la nutricionista del grupo AIDA, los riesgos son similares a los de la dieta anterior. “Somos omnívoros, necesitamos todo tipo de alimentos para cumplir óptimamente las funciones vitales. Ninguna dieta de un solo alimento puede abarcar todos los nutrientes. Hacerla un día para obtener un shock no está mal, lo nocivo es mantenerla en el tiempo. La nutrición debe ser completa, variada y adecuada al paciente. Estos tratamientos de moda pueden provocar anemia, falta de minerales y proteínas”.

Schraier agrega que “prohíben un alimento o un grupo de ellos como responsables absolutos del aumento de peso. Aunque es mentira, suelen tranquilizar a mucha gente que no logra entender que su exceso de peso se debe a que ingirió más calorías de las que su cuerpo gastó. Al poner la causa en el afuera (en un alimento), la persona confirma su teoría de que él no es el responsable de su aumento de peso”.

6) Dietas del hambre

Las dietas de muy bajas calorías se hicieron populares con el método del doctor Máximo Ravena, quien elabora planes en base a la ingesta de 600 calorías diarias. Sin embargo, cualquier régimen que contemple menos de mil calorías entra en categoría de hambre. Según el análisis de Sayar, que también ejerce como nutricionista, “para garantizar las funciones del organismo necesitamos como mínimo mil 200 calorías. Si la suma es menor, no están cubiertos los micronutrientes –hierro, calcio, vitaminas y minerales–, por más equilibradas que sean. Otros aspectos contraproducentes: son muy difíciles de seguir en el tiempo, el organismo se adapta a comer muy poco y cuando uno come un poco más sube de peso fácilmente, provocándose el conocido ‘efecto rebote’”. Para Ringel estas dietas no resultan nocivas cuando la persona tiene un grado de obesidad extrema y necesita adelgazar muchos kilos en un período de tiempo acotado, “siempre y cuando esté internada en un centro de salud y supervisada constantemente. Además, cuando se ingieren muy pocas calorías no sólo se pierde grasa sino también músculo, entonces el gordo pasa a ser un ‘adelgazado fofo’”. La especialista cuenta que recibió en su consultorio pacientes que habían hecho dietas de 600 calorías en forma obsesiva, lo cual les ocasionó hipotiroidismo y desarreglos hormonales relacionados a los ciclos menstruales.

7) Dieta de la Zona

Es una de las opciones preferidas de las celebrities y consiste en una alimentación equilibrada con el 40 por ciento de carbohidratos, el 30 de proteínas y el 30 de grasas y se caracteriza por la alta ingesta de ácidos grasos Omega 3. Para Schraier, con la falta de alimentos que contienen almidón se elimina la principal fuente de energía, lo que “provoca déficits de vitaminas B1, magnesio, magnesio y calcio”. En disidencia, Sayar cuenta que, en general, una dieta equilibrada suele incluir 50 por ciento de carbohidratos, el 20 de proteínas y el 30 de grasas, “bastante similar a la de la Zona. Además, es un estilo de vida que busca la armonía, ya que se incluyen prácticas de yoga”. El único aspecto negativo que ve la especialista es que los alimentos que contienen Omega 3, como los pescados de agua profunda y frutas secas, suelen ser muy caros, por lo que no resulta una dieta económica.

8) Ornish (muy baja en grasas)

Es un régimen vegetariano extremadamente bajo en grasas y alto en fibras que promete hacer perder “hasta cinco kilos en un mes”. Según explica Schraier, al ser tan baja en grasas “se hace casi imposible de seguir y trae déficits de vitaminas B12 y E, y zinc”. Para Sayar, no es una opción mala “pero como nutricionista, incluiría los distintos grupos de alimentos. Tomando como base esta dieta uno podría incluir huevo y legumbres para tener el aporte de proteínas y hierro”.

9) Días de ayuno

Dentro de esta categoría las dietas más populares son la de la Luna, que consiste en tomar sólo líquido los días de luna llena, y la de la Lechuga, basada en sopas de ese vegetal. Según sus seguidores se puede bajar hasta un kilo por día. Entre los efectos adversos que señala Sayar se encuentran: “Hipoglucemia, hipopresión, dolores de cabeza, desmayos y debilidad. Estas dietas suelen ir de boca en boca y se publican mucho en Internet, por lo que las leen chicos o gente con trastornos alimentarios, lo que puede traer consecuencias graves”. Ringel aclara que “ya casi no se usan porque se conoce lo nocivas que son. Tienen muy pocos nutrientes, se ahorra mucha energía y el cuerpo gasta poco y cuando vuelve a tener una alimentación completa absorbe rápido la energía y sube de peso rápido”.

10) Atkins (exceso de grasas)

El régimen data de la década del ’70 y si bien fue muy cuestionado por la comunidad científica, todavía se mantiene vigente con gran cantidad de adeptos, ya que permite lo que otros prohíben, como las achuras, los embutidos, la manteca, los yogures enteros y los aceites. “El exceso de grasas puede perjudicar a las personas cuyo organismo maneja mal el colesterol, empeorando la aterosclerosis. Además, trae déficits de vitaminas B1, C, ácido fólico, magnesio, hierro”, enumeró Schraier y concluyó: “El sobrepeso y la obesidad son enfermedades crónicas. Los estudios serios muestran los beneficios de los progresivos cambios de hábitos, sin alimentos específicos prohibidos. Es la única forma de registrar un descenso de peso saludable, capaz de mantenerse en el tiempo, compatible con una vida social normal y con las satisfacciones que produce en el ser humano el placer de la comida”

Las más raras y personales

La mayoría de las veces, las féminas famosas y admiradas son las encargadas de imponer tendencia a la hora de elegir una dieta. La sola mención de algunos tips en una revista de moda basta para convocar adeptos dispuestos a seguir al pie de la letra cualquier recomendación. Todo sea por parecerse a esa fotografía, retocada digitalmente, o a ese cuerpo que suele ocultar cirugías.

Uno de los regímenes más raros es el que siguió la cantante pop Mariah Carey: la “dieta púrpura”, que consiste en no comer nada que no sean uvas, ciruelas, remolachas y otros alimentos de ese color durante tres días de la semana. La actriz Jennifer Aniston, en cambio, durante mucho tiempo cambió el desayuno y el almuerzo por papilla de bebé, para ingerir menos calorías.

Una de las opciones menos saludables es la que siguió Britney Spears, quien llegó a tomar diez laxantes al día para contrarrestar las calorías consumidas. La Spice Girl Victoria Beckham, extremadamente flaca, basa su alimentación en lechuga, frutillas y tofu, aunque aclara que cada tanto se da un gusto. Una dieta similar sigue la multifacética Milla Jovovich, quien consume únicamente avena, salmón y alcachofa.

*Revista Veintitrés

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