Senador Jaime Quintana, presidente PPD: “La situación de Allamand, Golborne y Longueira no resiste más”

El parlamentario, que asumió en reemplazó de Carolina Tohá, sostiene que los ministros-presidenciables personifican una etapa de “intervencionismo brutal” y agrega que si en el segundo semestre no surge una coalición opositora con identidad “pudiendo ganar” el 2013 “podemos hacer un muy mal gobierno”.

Por Francisco Martorell Cammarella

La Concertación o lo que queda de ella, no tiene muchas opciones de mirar a la derecha porque ahí está el origen del modelo neoliberal que tiene a Chile con una desigualdad brutal que la constatamos cada día. Si nosotros queremos, como una perspectiva amplia como coalición, crecer a algún lado es hacia el mundo de la izquierda, los movimientos sociales, esencialmente hacia una ciudadanía que no hemos sabido interpretar”.

El que habla es el presidente del PPD y senador por la IX Región, Jaime Quintana. Puesto en el foco del debate, hace algunas semanas cuando fue sindicado como el obstáculo al dialogo entre gobierno y oposición, hoy dice que el tiempo le ha dado la razón y que no valía la pena sentarse a conversar con una agenda vacía.

Sus críticos dicen que usted se erige además como “el enterrador” de la Concertación.

Probablemente a algunos le sirve que exista la Concertación aunque ella haya desaparecido del alma de los chilenos y sea solo un ritual de los presidentes de los partidos que la componen. No está cumpliendo un rol gravitante en ningún ámbito. A mí me critican aquellos parlamentarios que van más hoy a La Moneda que cuando éramos Gobierno.

Pero tiene un respirador artificial y que se llama Michelle Bachelet.

No creo que razonablemente alguien crea que Bachelet vuelva a ser la candidata de la Concertación. Si ella decide repostularse, estoy seguro y viendo algunas de las luces que ha entregado, lo hará para encabezar un proyecto de transformación. Un sentido de responsabilidad, entonces, nos indica que no le podemos dejar toda la pega a ella y que debemos avanzar hacia una coalición, aquella que nos habla el documento del 5 de octubre y que –a mi juicio– no es una ampliación de la Concertación sino algo totalmente nuevo. Algunos relativizan este ejercicio y están porque el tiempo vaya dibujando el proceso… Y, ojo, no concibo esta nueva mayoría sin la DC.

¿Tiene “certezas” de que la ex Presidenta se repostulará?

Ella ha dado ciertas luces pero hay que respetar sus tiempos porque está cumpliendo un rol relevante en Naciones Unidas. Ya llegará ese momento, seguramente después de las municipales, para que se haga más explícito…

¿Tienen Plan B?

En la vida siempre lo hay y si ella finalmente decide no competir, buscaremos a una de las figuras mejor posicionadas del PPD.

En la DC piensan algunos que la Concertación ha sido un mal negocio para ella y que puede empeorar si se izquierdiza…

Yo no sé que tan asentada está esa idea porque así como la DC tiene el derecho a moverse y buscar adhesiones dentro del centro político, cosa que Ignacio Walker ha hecho muy bien, nosotros aspiramos a que él respete el derecho de la izquierda a estar unida, conversar y tener identidad. Si esta nueva coalición, se construye sobre la base de fragmentos o partículas, empezamos mal. Debemos hacerlo con una identidad fuerte, desde la izquierda y desde el centro. Algunos no quieren que tengamos ese sello y por eso terminamos votando en el Congreso igual que la Derecha en el 95 por ciento de los proyectos. Así, ella avanza con sus ideas y nosotros concurrimos con nuestros votos. Estamos entregados.

¿Qué ha impedido que se materialicen los acuerdos del 5 de octubre?

Creernos el cuento. Si en el segundo semestre no somos capaces de hacer acciones concretas, dar pasos efectivos para formar esta nueva coalición, es porque el documento del 5 de octubre tenía letra chica. Si llegamos a la primaria del próximo año con un proceso inmaduro va a ser perjudicial para nuestro candidato o candidata. Incluso pudiendo ganar, podemos hacer un muy mal gobierno porque el elemento de la gobernabilidad va a adquirir una importancia crucial. Ella no la dan dos o cinco partido, sino un programa. También el impulso a la creación de una Constitución a través de una Asamblea Constituyente.

¿El bacheletismo debe dar garantías de que quiere avanzar en esa dirección para recibir el apoyo del PPD?

No estoy por exigir compromisos, garantías o condiciones. Hemos dado un apoyo total a su candidatura si ella decide postularse. No obstante, cuando ello ocurra, la vamos a invitar a suscribir un conjunto de ideas programáticas que estamos comenzando a trabajar esencialmente con la ciudadanía.

¿Qué llevó al PPD a crear el Observatorio de Intervencionismo Electoral?

Se inició, con el trabajo de los ministros presidenciables en terreno, una etapa de intervencionismo electoral brutal. Trataremos de evitarlo en todo el país. La situación de Allamand, Golborne y Longueira no resiste más y si el gobierno pretende mantenerlos hasta diciembre es una muestra total de falta de probidad. Espero que la Contraloría no mire de brazos cruzados este proceso porque es evidente que hoy día hay una agenda destinada a favorecer a esos tres candidatos y acomodar los plazos para su beneficio.

¿Cuál es la impronta o sello del gobierno de Piñera?

La letra chica no ha desaparecido. Es un gobierno que, más allá de alguna señales –como la ley antidiscriminación–, ha mantenido el lucro como parte de su ADN y creo, incluso, que corrió el cerco para hacerlo más eficiente.

¿La oposición no ha estado atenta para evitarlo?

Ha sido un tanto ingenua, porque cree que todos los proyectos que el Gobierno presenta son buenos. Yo percibo en el parlamento, a veces, un déficit atencional en ciertas materias, por ejemplo la ley que aumenta las penas a quienes roben cajeros automáticos. ¿Por qué no la hicimos para los que roban los computadores en las escuelas rurales y exigimos a los bancos mayor seguridad? La derecha en materia legislativa ha jugado bien y en la oposición no ha habido mucho discernimiento. Felicito al ministro Larroulet, ha sacado todo lo que ha querido adelante y nosotros hemos actuado con ingenuidad y descoordinación.

¿Cómo evalúa la gestión del ministro Harald Bayer?

El es un buen técnico y se ha valido de eso para hacer creer que sus proyectos de ley tienen énfasis progresistas. En absoluto, creo que este es un ministro mucho más rígido que Bulnes y, naturalmente, mucho más que Lavín, el que si quiso jugar un rol más político y de apertura. Bayer ha hecho un esfuerzo, tiene sus meritos, logró que Hacienda pusiera más recursos en Educación pero sin regulaciones ni control.

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