Solange de Vidts: Lo invisible en dos capítulos

Ningún tipo de violencia es aceptable ni justificable, venga de quien venga. Es inaceptable que cientos de seres humanos hayan sufrido graves lesiones y fallecido en estas últimas semanas en nuestro país, tanto civiles como uniformados, producto de violencia.

Por Solange de Vidts, abogada*

CAPITULO UNO: EL GRUPO 1-22

Acabo de despertar, feriado, 5:50 am. Sin alarma. El grupo whatsapp (wasap para mi) “1-22 Comisaría” tiene 97 mensajes desde la última vez que revisé, anoche casi a las 12.
Ustedes, estimados lectores, se preguntarán a quién la importa este grupo. ¿Es algo de relevancia, como para escribir una columna de opinión? Creo que sí, porque es invisible y sería bueno que se volviera visible.

Lo conocí en estado de emergencia. Un día cualquiera, un abogado del grupo wasap “AAF” (Asociación de Abogados de Familia, 71 participantes) envió un mensaje diciendo que la Defensoría Jurídica de la Universidad de Chile necesita en forma urgente abogados voluntarios para el equipo de Comisarías, que fue creado con el objeto de apoyar la labor del Instituto Nacional de Derechos Humanos y de la Defensoría de la Niñez, instituciones que no tienen personal suficiente para hacerse cargo del desastre que estamos viviendo, llamado elegantemente “contingencia”. Me inscribí altiro.

El grupo 1-22 está compuesto por una cantidad indeterminada de abogados, abogadas y estudiantes de derecho, pero siempre somos más de 200. Obviamente, estamos “destinados” a las Comisarías N°1 a la N°22, por lo que hay dos grupos más para cubrir el resto de las comisarías de Santiago. Algunos están inscritos en varios grupos. En total, el número de voluntarios sobrepasa los 300.

La labor consiste en revisar los listados de detenidos en las comisarías y enviar la información al grupo.

Entre todos, hacemos turnos 24/7 todos los días. Parece sencillo. Ir a la Comisaría, pedir el libro de registro de detenidos, copiar cada uno los nombres, numero de carnet, edad, motivo de detención, estado procesal. Ojalá, entrevistarnos con ellos, contactar a sus familias y varios etcéteras. Luego, enviar la información por wasap al grupo. Los niños, niñas y adolescentes son prioridad, y tienen un símbolo en el chat que como soy vintage, todavía no logro descubrir cómo usarlo. Todos los días y noches, tenemos decenas de mensajes informando, y pidiendo encontrar a personas detenidas. Ahora mientras escribo esta columna, llegó uno pidiendo encontrar a un ser humano que lleva 10 días desaparecido. No tenemos información de esa persona. Es vertiginoso.

Para que se hagan una idea de lo que sucede en este grupo invisible, transcribo sólo dos mensajes del 31 Octubre:

05:04 hrs: “La gente de la 1 y la 3, necesitan algo? Puedo llevarles un sandwich, chocolates o agua si quieren” .

05:06 :” Tenemos tres niños aca. Estan tratando de dormir, si rienes algun poleron o algo calirnte trae algo para ellos. No tenemos como taparlos” (sic).

No hay tiempo para acentos, puntos, correcciones de ortografía ni sándwiches.

Uno de los problemas graves con que nos encontramos los invisibles del primer capítulo, ha sido la negativa reiterada, persistente y sumamente porfiada a permitirnos acceso al libro -que por definición es público- pese a que lo señaló claramente el Consejo para la Transparencia, algunos Jueces de Garantía y el Colegio de Abogados, resolviendo un recurso de amparo que cuatro de nosotros tuvimos que interponer. Esta tozudez tanto por parte de algunos Carabineros como por parte de otros Jueces de Garantía -ya que no hay consenso entre ellos- respecto de algo que en realidad no resiste análisis, ha provocado una angustiante y grave limitación para poder cumplir la misión: encontrar a la gente.

CAPITULO DOS: EL SISTEMA

El libro de registro de detenidos es público, que -aunque no me crean- es de verdad un libro. Si, los Carabineros anotan a mano los datos de cada detenido, además de ingresar los datos en un computador. Y créanme, no es el único libro que llevan. Hay muchos más, entre otros el que tengo que firmar cada vez que reviso el de los detenidos.

Ustedes se preguntarán por qué es difícil encontrar a detenidos, si tenemos tecnología suficiente para poder comunicarnos con cualquiera, en el mundo entero, en dos segundos. Respuesta: cuando Carabineros detiene a alguien, se supone que tiene que llevarlo a la Comisaría que tiene asignado el sector donde ocurrieron los hechos. Sin embargo, si se llevan detenidas a cientos personas en el centro de Santiago en un día, es imposible que las comisarías del sector puedan hacerse cargo de lo que implica. No tienen infraestructura para recibirlos (calabozos), ni personal suficiente para llenar los libros, confeccionar los partes, atenderlos y cumplir con llevarlos dentro de un plazo máximo de 24 horas a control de detención. Como no hay infraestructura que aguante, lo que han hecho en la práctica, ha sido llevar a estas personas a otras comisarías. Los distribuyen. Y la distribución no queda registrada en ninguna parte que podamos conocer. Quizás simplemente no se registra.

Me parece inaceptable que los funcionarios de Carabineros de Chile deban dedicar horas cada día a escribir con lápiz, información que también tienen que registrar en un computador y lo peor, es que las Comisarías no estén en línea. Quizás los miles de millones de pesos que se robaron unos pocos, habrían servido para mejorar el sistema, que, en todo caso debe cambiar, urgente.

Columna dedicada a todos los héroes y heroínas invisibles. Los que tienen que pasar horas escribiendo, entregan el libro de detenidos altiro, y los que van de comisaría en comisaría 24/7, a veces sufriendo notorio desprecio, malos tratos, y hasta fueron apuntados a la cabeza con armas durante el toque de queda con salvoconducto en mano.

*Mamá, abuela, sobreviviente, rebelde con causa, escribidora, abogada. #ProtestaRoja #PulserasRojas todos los días, por el derecho a justicia y reparación de todo sobreviviente de abuso sexual infantil en el mundo entero.

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