Uno de los casos más resonados de racismo policial en EEUU culmina sin imputados por homicidio

Tras seis meses, uno de los casos de racismo y brutalidad policial que más resonaron este año en Estados Unidos concluyó hoy con solo un policía imputado por tres cargos de "imprudencia peligrosa" por el allanamiento y posterior tiroteo en el que un grupo de oficiales mataron a Breonna Taylor, una trabajadora de la salud negra que estaba desarmada en su casa.(Télam)

Un gran jurado -un jurado de ciudadanos especial convocado para decidir en algunos casos si se deben presentar cargos contra los acusados- decidió hoy en Louisville, Kentucky, que solo uno de los policías que participó del allanamiento por drogas fallido, Brett Hankison, fuera imputado por el procedimiento y el tiroteo, no el homicidio, según el canal de noticias CNN.

De hecho, el oficial que disparó el tiro que mató a Taylor, Myles Cosgrove, no fue imputado por ningún cargo.

El 13 de marzo pasado, Taylor estaba en su cama, cuando un grupo de policías derribó la puerta de su casa sin aviso previo en un allanamiento de drogas que terminó sin encontrar pruebas.

El novio de Taylor tenía un arma registrada, creyó que era un robo e hizo un disparo. La Policía respondió con una lluvia de tiros y mató a Taylor, una técnica de medicina de emergencias de 26 años.

«Según la ley en Kentucky, el uso de la fuerza demostrada por (los oficiales) Mattingly y Cosgrove se justifica como forma de defenderse a sí mismos. Esta justificación nos prohíbe imputarlos por delitos criminales vinculados a la muerte de Breonna Taylor», explicó el fiscal general del estado, el dirigente negro Daniel Cameron, según el canal NBC.

Antes de conocerse la decisión, cerca de los tribunales, en el centro de la ciudad, manifestantes del movimiento Black Lives Matters (Las Vidas Negras Importan) y otras personas, se habían concentrado en un parque.

Ante la posibilidad de una reactivación de las protestas raciales, que presionaron durante meses para que la muerte de Taylor llegue a la Justicia, las autoridades se apuraron a desplegar la Guardia Nacional -una fuerzas federal convocada por los estados en momentos de crisis-, cerraron los edificios públicos y declararon un toque de queda a partir de las 21 horas y hasta mañana a la mañana.

«Tenemos una variedad de socios federales disponibles, incluidos el FBI, la ATF, los Servicios de Protección Federal y muchos otros que nos ayudan. La Guardia Nacional nos ayudará», informó el jefe de la Policía local, Robert Schroeder.

Pese a las advertencias de las autoridades, la movilización fue inmediata.

Miles de personas inundaron el centro de la ciudad tras conocerse la decisión del gran jurado, algunos llorando de bronca.

«El gran jurado del condado de Jefferson procesa al ex (oficial) Brett Hankison con 3 cargos de imprudencia peligrosa en primer grado por balas que entraron en otros apartamentos, pero NADA por el asesinato de Breonna Taylor. Esto es indignante y ofensivo», denunció el abogado de la familia de la víctima Ben Crump en un comunicado difundido a la prensa.

El abogado no fue el único en condenar la decisión del gran jurado.

«La decisión de hoy de imputar a un solo oficial por tres cargos de imprudencia peligrosa en primer grado es una desgracia nacional. Debemos llevar esta bronca a las urnas y votar. Si ya votaste, decile a tus amigos que voten. La única manera de cambiar el sistema es ganarlo», escribió en Twitter Derrick Johnson, presidente de Naacap, una de las organizaciones afroestadounidenses más antiguas de Estados Unidos y una voz considerada moderada.

A él lo siguieron las principales organizaciones de derechos civiles del país y líderes políticos como el senador Bernie Sanders, quien calificó la decisión como «una desgracia y una renuncia de la Justicia». «Nuestro sistema de justicia penal es racista. El tiempo para un cambio fundamental es ahora», sentenció en Twitter.

La semana pasada, el alcalde de Louisville, Greg Fischer, había anunciado que la ciudad pagará 12 millones de dólares a la familia de Taylor como parte de una indemnización por su muerte, pese a que mantenían su reclamo en la justicia penal.

Mientras la tensión crecía en Louisville, autoridades de otras ciudades del sur estadounidense, como Atlanta, Little Rock y Knoxville se declararon en alerta y advirtieron que estaban monitoreando la convocatoria de posibles protestas en sus calles.

Desde finales de mayo, con el asesinato de George Floyd en una detención policial en Minnesota, las protestas contra el racismo y la brutalidad de las fuerzas de seguridad volvieron a ganar fuerza en Estados Unidos, en muchos casos desembocaron en semanas y hasta meses de disturbios, y finalmente se convirtieron en uno de los temas más divisivos de la campaña electoral.

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