Las fiestas

SilvaSin ánimo de ser el Grinch, me he preguntado estos días respecto a cuándo dejaron de gustarme las fiestas de final de año.

Escribe Matías Silva Alliende, abogado

Simplemente ocurrió, de un momento a otro la alegría infantil dio paso al incordio. Sucede que en estas fiestas de final de año los familiares que uno no ve durante 12 meses salen de sus cuevas y te buscan, caminando como zombies para que pases estas fiestas con ellos. Ahí aparece entonces el amigo que no sabe con quién va a pasar las fiestas y uno se da cuenta que para algunos entonces estas celebraciones son días en que se sienten más solos que nunca.

Ya pasará la Navidad y todos de seguro aprovechamos para comprar y comprar en los negocios esperando el nacimiento de Jesús. Lo cierto es que si el 24 y 25 de diciembre tuvieron algo de recogimiento espiritual ya nadie se acuerda. Cuando era pibe (pasé mis navidades cuando chico en Argentina) armar el arbolito con mis Viejos, el pesebre con arena de verdad, con toda variedad de animales y un espejo que hacía de lago. Era algo genial. Me acuerdo acostarme a dormir con una alegría infinita.

Hoy vivimos las dos últimas semanas como si no fueran parte del año. Entramos el domingo 20 de diciembre en esa parte del año que dura hasta el 5 de enero, y que no se sabe si son de este o del que viene, llamado popularmente “Las Fiestas”. Digamos que el 2015 terminó el domingo 20, y que el 2016 empieza despuntando el 5 de enero (el 4 de enero usted va a estar encañado y además se la va pasar el día entero repartiendo abrazos en la pega. Agradezca que el 2 y el 3 son fin de semana).

¿Podrá Usted sobrevivir a la vorágine de las fiestas? No importa lo que pase, porque por sobre todo las fiestas son un reino particular, que no tiene espacio propio, pero que tiene una clara delimitación en el tiempo, lo que podríamos decir las ubica en cierta dimensión -puede ser la dimensión desconocida en algunos casos-. Hay quien las espera todo el año. Hay de aquellos que terminado el 18 se alegran porque estamos más cerca del año nuevo. Tienen harto de borracho también estas fiestas, pero no me transformaré yo en el Pastor Soto, con uno basta y sobra.

En estas fiestas, que se dan en todo el mundo, algunos levantan su copa con alegría. Otros dirán “Gracias, no hay por qué brindar” en una extraña abstinencia coyuntural. Por ejemplo, mi Abuelo se pasó 13 años levantando la copa en año nuevo y luego del brindis la rompía y gritaba “¡que se vaya!” La cosa es que Don Carlos murió antes de 1988 sin ver que el innombrable se quedaba hasta 1998, muriendo el 2006 sin ser juzgado. El pobre Abuelo brindaba con rabia militante y melancólica.

Lo cierto es que estas fiestas son el momento del año en que no sólo las copas se levantan, sino que también entran en juego el balance de los 365 días y nuestros deseos para el próximo año. Estos deseos suelen ser narcisistas y medios hipócritas, en el fondo del alma el deseo más profundo es: “que a mí me vaya bien” o puede ser “que a mí me vaya mejor que al de al lado” o simplemente puede ser “que a éste le vaya peor que a mí”. En el fondo de nuestros deseos, los demás importan poco y nada, en otras palabras, los deseos de las fiestas tienen poco y nada de colectivos. Así podemos imaginar algunos deseos o brindis de final de año.

-“Por el Apocalipsis” (Pastor Soto).

-“Por que volvamos a salir segundos, al menos así clasificamos a la liguilla” (Hincha UC).

-“Por Mi General” (Diputado Urrutia).

-“Por el Tata” (léase como un susurro) (Directiva de la UDI).

-“Para que nos dejen seguir trabajando en paz” (Presidente de la Asociación de AFP, ISAPRES y Bancos).

 ¿Qué va a hacer? Cada cual levanta su copa y atiende a su propio juego individualista. Pero Usted dirá, “ya se puso comunacho, no se distraiga señor columnista está hablando de las fiestas”. Volvamos al tema, han visto Ustedes que en este tiempo la pregunta es: ¿Con quién vas pasar las fiestas? Es decir estas fiestas se pasan, no se celebran ni disfrutan, se pasan. El verbo pasar suena a partido empatado, al peor de los 0 a 0. “¿Estás enfermo?, esperemos que se te pase pronto” le decimos a alguien que no está muy bien de salud. Además la respuesta del dónde y con quién es siempre complicada. En las Bienaventuranzas, la Biblia debería incluir “¡Bienaventurados los que pasan las Fiestas con quienes desean pasarlas, quienes a su vez deseen pasarlas con ellos!”. Las sagradas escrituras nadan dicen al respecto pero todos sabemos que esta frase harto tiene de verdad. Dónde, cómo, con quién es siempre un problema. Quién trae el pavo, el copete, los zapallos italianos para la hermana vegana y el postre con la leche descremada para el tío de colesterol alto.

Las Fiestas, entramos en ese tiempo, y allí vamos a estar todos unidos, dominados u organizados durante los días que vienen. Pero ¿qué la va hacer? Por mi parte les deseo salud, amor, amistad, buenos momentos y risa, mucha risa. ¡FELIZ AÑO! y gracias por la paciencia.

 

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