En la inclusión laboral, todos ganamos

Con satisfacción pudimos constatar que la Ley de Inclusión Laboral para personas en situación de discapacidad que se a apresta a cumplir un año en vigencia va avanzando de manera satisfactoria.

Por Juan Eduardo Faúndez, sociólogo

Las cifras entregadas por el Ministerio del Trabajo nos indican que más de un 83% de las empresas ha cumplido con la normativa, esto se traduce en 10 mil 476 personas contratadas de las cuales 6 mil 980 corresponden a hombres y 3 mil 496 a mujeres.

Esta ley que contó con el amplio respaldo de todos los sectores políticos es un notable esfuerzo por parte del Estado de Chile para generar oportunidades reales de inclusión en nuestra sociedad en el mercado laboral, esto viene a sumarse a una enorme cantidad de iniciativas gestadas desde la sociedad civil y las ONGs para para avanzar en la inclusión y cohesión social.

Cuando la tecnología avanza, las barreras de movilidad desaparecen y el mundo del trabajo se hace mucho más flexible y propicio para integrar a quienes tienen problemas para el desplazamiento.

Asimismo, las formas de comprender al ser humano y los parámetros para distinguir lo que son las capacidades y las potencialidades han mutado favorablemente y transformado nuestro lenguaje para integrar a quienes fueron por mucho tiempo segregados.

Hoy hablamos de personas “con capacidades diferentes”, no como un eufemismo, sino porque hemos comprendido que el pensamiento lógico no es la única forma de conocimiento ni de transmisión cultural. A medida que las ciencias cognitivas avanzan nos damos cuenta que percibir, comprender y comunicar son acciones que se realizan por diferentes vías.

Hemos entendido que los niños con síndrome de Down pueden ser educados e integrados al resto de los niños y aportando desde su mundo. Lo que conocemos como autismo, Asperger o limitaciones cognitivas del pensamiento lógico hoy están en entredicho y cada día se derriban los prejuicios sobre las potencialidades de estas personas. Al comprender mejor su forma de percibir la realidad afortunadamente nos hemos dado cuenta que no son completamente discapacitados, que sus limitaciones son casi siempre relativas y que no están necesariamente inhabilitados, ni para trabajar, ni para desarrollarse como personas en nuestra sociedad.

La ley es más allá que una obligación para las empresas en contratar a personas en situación de discapacidad, es la oportunidad que tienen estas de poder sumarse a la construcción de un cambio cultural en todos los ámbitos, incluidos los laborales.

Ha quedado demostrado que una empresa que contrata a un trabajador en situación de discapacidad tiene a alguien comprometido con su trabajo y que genera mejores ambientes laborales en su entorno en donde la palabra “equipo” adquiere más fuerza.

Como país necesitamos ampliar los espacios para aquella inmensa población que tiene alguna situación de discapacidad que son 2 millones 836 mil 818 que representa el 16,7% de la población del país, la inclusión en el mercado laboral ayuda a mitigar desigualdades y a la vez mejora la condición de vida de un importante número de chilenos.

No debemos olvidar hacia donde debemos avanzar como sociedad y en este sentido el objetivo es lograr una cultura de inclusión en la que todos y todas tengan el derecho de participar y desarrollarse no solo porque una ley lo señala, sino más bien porque es un objetivo en el cual todos ganamos.

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