No cesan los enfrentamientos entre fuerzas armenias y azerbaiyanas en Nagorno Karabaj

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) condenó los "bombardeos indiscriminados". (Télam)

Los enfrentamientos entre fuerzas armenias y azerbaiyanas por Nagorno-Karabaj continuaban hoy sin tregua y ambas partes se acusaron mutuamente de lanzar ataques, un día después de que bombardeos en zonas urbanas dejaron varias víctimas civiles.

Ayer, a ambos lados del frente, el fuego de artillería alcanzó ciudades de Nagorno Karabaj y también de Azerbaiyán, principalmente Ganya –la segunda ciudad del país a 60 kilómetros de la línea de frente–, así como Beylagan.

«Las fuerzas armadas armenias están atacando con misiles y cohetes las zonas densamente pobladas de Ganya, Barda, Beylagan y otras ciudades de Azerbaiyán. Barbarie y vandalismo», denunció en Twitter el asesor presidencial de Azerbaiyán, Hikmet Hajiyev.

Según los balances oficiales, los bombardeos de ayer -principalmente con cohetes-, mataron a cuatro personas en Nagorno Karabaj y a cinco personas en Azerbaiyán, donde también hubo numerosos heridos, según informó la agencia de noticias AFP.

Tal como viene ocurriendo desde la reanudación del conflicto, el 27 de septiembre, ambos bandos beligerantes volvieron a acusarse mutuamente de atacar deliberadamente a los civiles y difundieron imágenes de casas destruidas o de misiles sin explotar en las fachadas.

Anoche y ante la violencia de los bombardeos en zonas habitadas, Rusia expresó su preocupación a través de su canciller, Serguei Lavrov, quien habló con su homólogo armenio por «el aumento del número de víctimas entre la población civil» y reiteró el llamamiento de Rusia, la principal potencia regional, a «un alto el fuego lo antes posible».

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también condenó los «bombardeos indiscriminados».

Cientos de hogares e infraestructuras clave como hospitales y escuelas fueron destruidos o dañados, según el CICR.

En el noveno día de combates, los separatistas, apoyados política y militarmente por Armenia, y los azerbaiyanos desoyeron los llamados de tregua expresados por la mayor parte de la comunidad internacional.

La región de Nagorno Karabaj, poblada principalmente por armenios, hizo secesión de Azerbaiyán después de la caída de la Unión Soviética, lo que llevó a una guerra a principios de los años 1990 que se cobró 30.000 vidas.

El frente está virtualmente congelado desde entonces, a pesar de enfrentamientos regulares.

Ambas partes se culpan de la reanudación reciente de las hostilidades, en una de las crisis más graves, si no la más, desde el alto el fuego de 1994, que hace temer una guerra abierta entre estos dos países de la antigua Unión Soviética.

En un discurso televisado ayer, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, dijo que la ofensiva continuaría hasta que su oponente abandone «nuestros territorios» y hasta que el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, «se disculpe» y proclame que «Karabaj no es Armenia».

Azerbaiyán reivindica varios éxitos militares sobre el terreno, incluyendo la toma de varias ciudades y pueblos, pero el lado armenio rechaza estas afirmaciones y también muestra su determinación.

El balance de muertos –aún parcial, ya que Azerbaiyán no comunica sus pérdidas militares– asciende a 245 personas, después de que Nagorno Karabaj lo rebajara: 202 combatientes separatistas, 18 civiles de Karabaj y 25 civiles azerbaiyanos.

Pero cada lado afirma haber matado a entre 2.000 y 3.000 soldados enemigos.

La escalada del conflicto podría tener consecuencias impredecibles porque hay varias potencias con intereses en la región: Rusia, el árbitro regional tradicional, Turquía, aliada con Azerbaiyán, e Irán.

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