Rebrote de coronavirus en Portugal afecta asistencia de peregrinos en santuario de Fátima

Miles de peregrinos con tapabocas se reunieron hoy para la peregrinación anual en la explanada del santuario portugués de Fátima, ubicado a 130 kilómetros al norte de Lisboa y que puede albergar hasta 300.000 personas pero que, en esta ocasión, debió limitar su capacidad a un máximo de 6.000 fieles para garantizar el distanciamiento social y contener la expansión del coronavirus.(Télam)

Pese a las expectativas de los organizadores, solo asistieron 4.000 peregrinos, quienes ocuparon de pie, de rodilla o en bancos plegables, la explanada de unos 48.000 metros cuadrados, situándose dentro de círculos blancos dibujados en el suelo para respetar la distancia mínima establecida.

Además de la medida de capacidad máxima acordada por la Iglesia y autoridades de Salud, en cada una de las entradas al recinto, decenas de voluntarios esperaban a los visitantes con botellas de alcohol en gel.

Uno de los principales motivos de la escasa asistencia en la ciudad de Fátima (centro de Portugal) corresponde a que esta última peregrinación del año se da en un contexto preocupante para Portugal, que se ve agravado por el ascenso de casos de coronavirus, y que en los últimos cinco días superó los 1.000 nuevos contagios diarios.

Las medidas puestas en marcha son el resultado de «una actitud necesaria y responsable ante las limitaciones de la pandemia que ha cambiado radicalmente la vida de toda la humanidad», subrayó en su homilía el obispo de Setubal (sur), José Ornelas, quien presidió las celebraciones desde el altar montado en la explanada, citado por la agencia de noticias AFP.

Según la tradición católica, la Virgen María se apareció cerca de Fátima a tres jóvenes pastores seis veces en 1917: la primera, el 13 de mayo y la última, el 13 de octubre.

Este año, a causa de la pandemia, el santuario, uno de los mayores centros de peregrinación de Europa, debió cerrar sus puertas de cara a la primera y más importante reunión del año, que se realiza anualmente los 12 y 13 de mayo.

La situación fue diferente en la cita posterior, que se desarrolló el 13 de septiembre. Los fieles se congregaron en masa superando la capacidad máxima establecida por el recinto, por lo que resultó imposible que se respetara el distanciamiento social, y debió cerrar nuevamente luego.

En esta oportunidad, las opiniones de los peregrinos fueron positivas.

«Es tranquilizador porque las distancias están bien definidas», dijo Delphine Ligan, una marfileña de 60 años que va a Fátima anualmente desde hace una década, citada por AFP.

El santuario, uno de los más visitados del mundo y que tuvo el año pasado unas 6,3 millones de personas, experimentó una reducción en sus ingresos en un 50,6% hasta septiembre en relación al año anterior.

La pandemia de coronavirus también provocó una disminución de casi un 50% de los donativos del establecimiento, que no divulga sus cuentas desde 2006, y 51 personas perdieron allí sus empleos.

El rector del santuario, Carlos Cabecinhas, explicó que este año, entre octubre y noviembre, tienen inscritos solo 97 grupos de peregrinos, mientras que el año pasado hubo 733 grupos solo en el mes de octubre.

Desde que comenzó la pandemia de la Covid-19, Portugal acumula cerca de 88.000 infectados y 2.094 víctimas mortales, y el Gobierno se prepara para avanzar esta misma semana con nuevas medidas.

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