Socialdemocracia en Crisis: supervivencia o extinción

La historia no se repite de igual manera. Sin embargo, en la actualidad, estamos siendo espectadores de una nueva y profunda crisis del socialismo europeo, a lo menos de los países centrales, como Alemania, Francia, Italia, Grecia, Países Bajos, Austria y, Reino Unido por nombrar algunos de ellos.

Por Jaime Ensignia, sociólogo

Europa a lo largo de los últimos cien años, e incluso en tiempos más reciente tiene ejemplos de extinción y disoluciones de organizaciones y partidos políticos, de referentes internacionales, así como también de naciones.

Lo más cercano en la historia política europea, luego del derrumbe del Muro de Berlín, es la desintegración de la Unión Soviética, de la ex Yugoslavia de Tito y, el reordenamiento político en el sistema capitalista imperante de los países que integraban el este europeo del mentado socialismo “real”.

Jaime Ensignia

En aquel momento de crisis terminal del mundo bipolar, la socialdemocracia europea tuvo la oportunidad histórica de haber reivindicado con fuerza las posturas del socialismo democrático y, haber sido una real alternativa a las políticas neo liberales levantadas por el mentado Consenso de Washington. Una realidad de ese entonces: los partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas prosperaron políticamente e incluso en los años noventa del siglo XX llegaron a gobernar a la mayoría de las naciones de la Unión Europea (UE). De esa Europa de los 15, gobernaban en 13 de ellas. Sin embargo, esta fue una época efímera de “gloria” socialdemócrata que no se pudo sostenerse ni permanecer en el tiempo y, uno a uno, los países gobernados por socialdemócratas, laboristas y socialistas fueron cediendo el gobierno a fuerzas políticas de centro de derecha y, en los últimos años, le han dado el paso a la ultraderecha nacionalista.

La historia no se repite de igual manera. Sin embargo, en la actualidad, estamos siendo espectadores de una nueva y profunda crisis del socialismo europeo, a lo menos de los países centrales, como Alemania, Francia, Italia, Grecia, Países Bajos, Austria y, Reino Unido por nombrar algunos de ellos. Estamos asistiendo a cambios de paradigmas a nivel mundial de todo orden, en lo económico, en lo social, en lo cultural-ideológico, en el mundo de las tecnologías y, por cierto, en lo político, en el plano de las políticas sanitarias agudizadas por la pandemia del COVID/19 y, las consecuencias laborales y socio económicas de los efectos de este virus en la economía internacional. Hoy, en cuanto a la pandemia del coronavirus, la socialdemocracia internacional observa atónica este fenómeno de impacto planetario, salvo en honrosas excepciones como en Portugal y Nueva Zelanda, donde han logrado levantar políticas exitosas frente a esta pandemia y sus efectos colaterales.

Frente a esta debacle política y derrumbe electoral que observamos en muchos partidos socialdemócratas, socialistas y laboristas, esta descomposición política e ideológica, nos preguntamos ¿cuándo tuvo su punto de inflexión en las políticas socialdemócratas? ¿Cuándo experimentaron su propio derrumbe a lo “Muro” de Berlín? Quizás, algunas respuestas a estas reflexiones son: por un lado, lo que se denominó la 3ra vía asumida por Schroeder en Alemania y Blair en Inglaterra y aceptada por otros líderes socialdemócratas europeos, la política hacia la captura del centro político que llevó a desdibujamiento de las políticas tradicionales de la socialdemocracia. Otro aspecto, para comprender este declive político, fue la maneta en que se enfrentó la crisis financiera internacional del 2008. El socialismo europeo y las diversas corrientes de la socialdemócratas, a excepción de los socialdemócratas nórdicos, posteriormente portugueses y españoles, no supieron o no quisieron levantar una política anti globalización, anti neoliberal, sino más bien observaron pasivamente esta crisis y el devenir de su restauración financiera, convirtiéndose en vagón de cola de las políticas neoliberales y conservadoras. Tampoco han logrado enfrentar exitosamente la irrupción de los movimientos ultranacionalistas, algunos de los cuales, en el gobierno como el caso de Polonia, Hungría y, en cierta medida, en Austria.

Los cambios de esta envergadura repercuten en los movimientos sociales, partidos políticos, en las coaliciones, y en los referentes ideológicos internacionales, como la internacional socialcristiana, la socialdemócrata, por señalar algunas de ellas. En algunos casos, partidos políticos de larga tradición histórica logran “reciclarse”, y pueden seguir siendo -quizás no como antes- referentes políticos aceptados. Otros mutan totalmente cambiando de nombre, de ideología y, también puede suceder, que algunos partidos y movimientos políticos se extingan sin pena ni gloria. Este no es el caso, a lo menos por ahora, de una parte, de los partidos socialdemócratas, laboristas y socialistas europeos, particularmente en los países escandinavos.

Un debate singular, se ha producido en Chile. De un tiempo a esta parte, diversos políticos de derecha, de la centro izquierda y de la izquierda tradicional se les ha dado por autodenominarse socialdemócratas o, bien “todos somos socialdemócratas”.

El vaciamiento del concepto socialdemócrata es este caso mucho más dramático puesto que en Chile no hay partidos y experiencias genuinamente socialdemócratas a lo más como en Europa, quizás podríamos encontrar tendencias social liberales en esos sectores que se denominan de “izquierda” democrática.

De una u otra forma, el concepto y contenido de políticas históricas socialdemócratas ha tendido a licuarse.

*Sociólogo, Dr. en Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Libre de Berlín, ex director sociopolítico de la Fundación Friedrich Ebert en Chile (1994-2014). Director del Área Internacional de la Fundación Chile 21. Miembro fundador del Foro Permanente de Política Exterior de Chile (FPPE) y, colaborador del Barómetro de Política y Equidad.

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