Cantata Santa María de Iquique: Una conmemoración con voz de mujer

En tiempos de reclusión obligada, la obra se estará presentando vía VOD por PuntoPlay hasta el 31 de diciembre.

Por Miguel Reyes Almarza*

★★★★☆ (4,5 sobre 5)

Cuando Luis Advis -eximio compositor chileno- compuso la Cantata Santa María de Iquique en 1969, pensó muy pronto en el grupo Quilapayún para su representación, banda reconocida por sus interpretaciones folclóricas y su arraigo popular revolucionario que en solo meses le daría forma a este enorme desafío musical.

Tanto el argumento central de la composición, donde se narra la cruenta matanza acaecida en la Escuela Santa María el 21 de diciembre de 1907, como el sentir de sus intérpretes se conectaron en perfecta armonía. El relato deja de manifiesto el abuso patronal sobre los trabajadores del salitre. Los orígenes del movimiento obrero haciendo frente a los mezquinos intereses de los dueños de las oficinas salitreras y al Estado de Chile como garante de tal injusticia.

Sin embargo, detrás de toda esa coordinada armazón musical, detrás de todas esas voces estentóreas, que llevaron a la Revista Rolling Stone el 2008 a considerar el disco como uno de los 10 más importantes de la música chilena, había algo que, siendo parte de la misma Cantata -en específico la segunda canción del repertorio- quedó en deuda por al menos medio siglo: La Mujer.

Pero no se trata de una ausencia en tanto idea, ya que protagoniza largos pasajes de las letras que componen la obra, sino en las armonías vocales, en su presencia escénica, en la representación del dolor pampino desde lo femenino, donde el levantamiento exhibe un punto de vista más complejo transformando la revuelta en un cambio paradigmático construido desde la familia misma del obrero.

“Vamos mujer” es el título del movimiento que da vida a esta nueva puesta en escena que reúne en un mismo coro a la emblemática agrupación de las “Tres barbas” más un selecto grupo de mujeres que representan con holgura todo el ámbito musical y artístico de nuestro país encabezado por Elizabeth Morris, en voz y Charango junto con las espléndidas voces de Ema Pinto, Magdalena Matthey, Colombina Parra, Javiera Parra, María José Quintanilla -que se destaca en “Pregón: señoras y señores”- y Ana Tijoux (reunida digitalmente para la ocasión), todas aportando generosamente desde sus diversos estilos dándole a la Cantata, en sus 50 años, un notable y remozado aire. Quedarán pendiente -quizás- las voces corales que den cuenta de los niños e inmigrantes asesinados.

Tal como en la original, la pieza musical lleva los 5 relatos -otrora popularizados por Héctor Duvauchelle- que matizan el desarrollo de las trece partes restantes, esta vez, en la voz del gran actor, Alfredo Castro. Un trabajo hermoso, de armonías notables y ejecuciones tan precisas como llenas sentimiento. Así es esta nueva Cantata, más transversal, más cercana al público masivo, pero siempre llena de sentido, sobre todo en los complejos días que nos toca vivir.

En tiempos de reclusión obligada, la obra se estará presentando vía VOD por PuntoPlay hasta el 31 de diciembre.

*Periodista e investigador en pensamiento crítico.

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