Fin de año brasileño: sin vacunas, Bolsonaro en la playa, los ricos de fiesta y Manaos en colapso

El Año Nuevo encuentra al país en una segunda ola después de una meseta que se había registrado en octubre y noviembre que mezcla la celebración de las clases altas en fiestas privadas para recibir a 2021, el avance del desempleo y el fin de la ayuda de emergencia que desde abril recibieron 65 millones de personas. (Télam)

Sin vacunas registradas ni fecha de plan de vacunación, Brasil enfrenta al mismo tiempo una segunda ola de la pandemia de coronavirus que está dejando, en medio de las fiestas de fin de año, al borde del colapso por segunda vez a la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas, por falta de camas y de espacio en el cementerio municipal.

El país que es el segundo en muertes detrás de Estados Unidos se prepara para la comidilla mediática del Fin de Año: una fiesta privada de unas 500 personas durante cuatro días y bandas en vivo en la mansión frente al mar de la estrella de fútbol Neymar, del PSG, que fue autorizada por la municipalidad de Mangaratiba, en Rio de Janeiro.

El Año Nuevo encuentra al país en una segunda ola después de una meseta que se había registrado en octubre y noviembre que mezcla la celebración de las clases altas en fiestas privadas para recibir a 2021, el avance del desempleo y el fin de la ayuda de emergencia que desde abril recibieron 65 millones de personas.

Sin dudas, los focos de la pandemia están puestos en la vacuna pero la falta de avances y claridad en un plan de vacunación del Ministerio de Salud, conducido por el general Eduardo Pazuello, dejan al descubierto situaciones como el fin de año al borde del colapso que pasará Manaos por segunda vez por la Covid-19.

Mayor ciudad de toda la Amazonía, Manaos tiene el 100 por ciento de sus siete hospitales privados llenos para pacientes con Covid-19, una situación que no pudo ser bloqueada por el lockdown decretado por el gobernador del estado Amazonas que fue boicoteado por el presidente Jair Bolsonaro.

Un decreto obligaba al cierre del comercio no esencial entre Navidad y Año Nuevo pero miles de comerciantes salieron a las calles apoyados por políticos bolsonaristas para impedir la medida, que finalmente fue anulada.

Más de 5.000 muertos y 196.000 infectados se registraron en lo que va de la pandemia en Amazonas, que tiene 4 millones de habitantes y es fronterizo con Perú, Colombia y Venezuela.

En comparación con noviembre, los entierros en el cementerio municipal de Manaos aumentaron de 30 a 45 por día en diciembre. Los hospitales públicos tienen el 90 por ciento de ocupación en terapia intensiva, razón por la cual para enero el gobernador Wilson Lima prepara un nuevo lockdown, esta vez en acuerdo con asociaciones empresariales.

«La situación parece ser peor que la de marzo o abril. En cuestión de 48 horas agotamos las camas de UTI de la red privada, de la enfermería y de las internaciones. Hacemos lo que podemos para recibir a los enfermos de Covid. Es devastador no tener camas suficientes», dijo el médico clínico Filipe Shimizu.

A 3.900 kilómetros de Manaos, en Mangaratiba, en la bahía de Angra dos Reis, sur del estado Río de Janeiro, la empresa de eventos A Fabrica prepara la megafiesta en la mansión de Neymar, el jugador que mandó a aislar acústicamente varios salones de su casa.

Bandas de samba y pagode confirmaron a CNN Brasil que fueron contratadas para acudir a la fiesta de la que se dice durará al menos cuatro días: la condición de los invitados es dejar el teléfono celular en la portería, con el ejército de seguridad privada montado en Mangaratiba, un balneario donde por ejemplo en el Mundial 2014 estuvo alojada la selección de Italia.

En tanto, el país encuentra señales difusas frente a la pandemia. El presidente Bolsonaro afirmó que el endeudamiento llegó al «límite» y que por eso no habrá más ayuda social y que el país «no aguanta otros seis meses de cuarentena», cuando en realidad en apenas dos ciudades, Sao Luiz de Maranhao y Belém, en Pará, hubo lockdown de pocos días.

En Leblón, el barrio más caro de Río de Janeiro, una fiesta con 1.000 personas anoche fue desactivada por la municipalidad, que cerrará toda la costa para la noche del 31 de diciembre para evitar aglomeraciones.

En Trancoso, playa de la alta sociedad ubicada al lado de la ciudad de Porto Seguro, hubo congestionamiento de jets privados que desde el sábado llegan a las paradisíacas playas del sur del estado de Bahía. El fin de semana aterrizaron 47 aviones privados oriundos de San Pablo y Río de Janeiro en el pequeño aeródromo de Trancoso.

Los médicos alertan sobre las aglomeraciones en las fiestas sobre todo porque el país ha vuelto a registrar más de 1.100 muertos diarios, algo que no ocurría desde setiembre, cuando todos los estados comenzaron a liberar actividades no esenciales, incluidas las clases.

El Gobierno, en tanto, negocia con Pfizer un acuerdo para que el laboratorio estadounidense pueda registrar su vacuna ante la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), el ente regulador.

El Ministerio de Salud cuenta con Pfizer -aunque se desconocen qué cantidad de dosis y cuándo llegarían-, con la vacuna de AstraZeneca y la Coronavac del laboratorio Sinovac para iniciar la vacunación en el primer trimestre.

San Pablo, el estado más rico y poblado del país con 46 millones de habitantes, además de ser el foco de la pandemia, unilateralmente pretende con su centro laboratorial Instituto Butantan en la primera quincena de enero pedir el registro de la Coronavac a la Anvisa para iniciar un plan local de vacunación el 25 de enero.

En medio de las pujas entre el gobernador paulista Joao Doria y Bolsonaro -ambos disputando votos para los comicios generales 2022 entre el electorado de derechas y antiLula- la Coronavac es la única vacuna en suelo brasileño.

Este miércoles llegó desde China un cargamento con 1,6 millón de dosis de la Coronavac para que las desarrolle localmente el Instituto Butantan.

Así, San Pablo tiene ahora 10,8 millones de dosis para iniciar la vacunación de su personal de riesgo, dijo la gobernación en un comunicado.

Las sospechas contra las vacunas en general fueron alentadas por el propio Bolsonaro, que se refirió a la de Pfizer: «En el contrato dice que ellos no se responsabilizan por los efectos colaterales, entonces uno puede convertirse en yacaré o una mujer pasar a tener a barba».

El mandatario, que jugó el lunes un partido de fútbol en la cancha del Santos para un evento llamado «Brasil sin Hambre», está de vacaciones en este balneario paulista y en la vecina Guarujá, donde pasea sin barbijo rodeado de seguidores que le gritan «Mito».

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