“Cuando el sistema de partidos entra en crisis aparecen los líderes de extrema de derecha y con ellos situaciones como las del asalto al Capitolio”

El analista internacional, Rodrigo Gangas, advierte sobre cómo el caldo de cultivo que terminó con una asonada violenta contra la sede del legislativo en EEUU, tiene los mismos ingredientes del ambiente político chileno actual.

Alexandria Ocasio–Cortez, la más joven legisladora demócrata del Partido Demócrata, fue una de las primeras voces de alerta antes del asalto al Capitolio ocurrido el pasado 6 de enero. Junto con denunciar las permanentes incitaciones al odio del saliente presidente Donald Trump, Ocasio-Cortez pedía su juicio y destitución luego de que este llamara a sus seguidores a tomarse la sede parlamentaria a solo dos semanas de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. Un enfrentamiento de tipo civil, la inestabilidad evidente del Estado democrático producto del capricho político y un ambiente de violencia sobre el que ronda un inédito proceso contra Trump, es el escenario que le dará la bienvenida al nuevo mandatario

Pero, ¿es factible el juicio político?, ¿a qué señales debemos atender en países como el nuestro ante este conflicto?, ¿Qué perfil requerirá un nuevo gobierno demócrata ante este inicio turbulento de su gestión?

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Contesta el director de la Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UAHC, Rodrigo Gangas. “En los sistemas políticos presidencialistas, como es el caso norteamericano y también chileno, el juicio político es una posibilidad cierta, es un mecanismo institucional de solución de conflictos en que la autoridad legítima pierde legitimidad y el Congreso hace un juicio para su destitución”, una situación de rara ocurrencia, dice recordando el célebre caso del Presidente Richard Nixon en 1974 que, en rigor, no alcanzó a ser un juicio. “Lo que demuestra este posible proceso de destitución del que se ha estado hablando, es la severa crisis de la democracia norteamericana”, agrega.

En el plano general, tanto el asalto al Capitolio como la posible destitución de Trump dan cuenta de la profunda crisis por la que atraviesa el sistema norteamericano. Una crisis y un deterioro de las instituciones de larga data cuyo mejor ejemplo es, precisamente, la elección del magnate Donald Trump como presidente, estima el analista.

“Esto también demuestra la incapacidad del sistema político norteamericano de mantener y dar seguridad a un sistema democrático. El sistema de partidos no ha podido contener los niveles de tensión y crisis. Trump, su gestión y sus acciones, están en ese marco de crisis del sistema democrático norteamericano que se sustenta en dos elementos: el sistema de partidos y una cultura política de colaboración, y esas dos cosas se perdieron”.

Más allá del fenómeno político también es importante reflexionar sobre la necesidad de contar con sistemas que tengan mayor capacidad de respuestas a tensiones y conflictos, en el entendido de que las sociedades no solo avanzan a nivel político, sostiene Gangas: “Hay que tener un co-relato cultural. La dictadura en Chile, por ejemplo, no solo instaló un entramado institucional, también fue capaz de instalar una cultura con un constructo de valores individualistas”, diferencia.

Por eso es importante, dice, construir parámetros culturales y nuevos relatos de solidaridad, nuevos lazos de sentido común, sociedades que permitan generar bien común, y eso tiene que permear también a la política. Esto se ha hecho más evidente durante la pandemia, que ha demostrado la incapacidad de los estados neoliberales para hacerse cargo de la crisis social. La pérdida de credibilidad de la ciudadanía en sus instituciones y el ascenso de los grupos de extrema derecha también debe leerse en esta clave.

Lo sucedido en Washington y la violencia de los grupos supremacistas pone en alerta a nuestra región sobre el ascenso de una derecha extrema y obliga a reflexionar sobre las transformaciones culturales de nuestras sociedades, advierte en el caso local. “En América Latina lo hemos estado viendo, principalmente en Brasil con Bolsonaro. Pero en Chile también hay antecedentes de ello. Uno lo puede ver con la presencia de José Antonio Kast, hay que recordar que obtuvo un 8% en la última elección. Cuando los sistemas de partido entran en crisis aparecen los líderes de extrema de derecha y con ellos situaciones como las del asalto al Capitolio”.

En el caso de Estados Unidos, el supremacismo es un elemento clave y también la lógica patriótica. Pero en nuestro país también encontramos este “patriotismo” en las marchas a favor del rechazo, discursos de odio en las redes sociales y otros eventos recientes: “Uno observaba que ahí hay sesgos fascistas, con consignas como ‘recuperar el Chile de verdad’, consignas que también están en una lógica política de amigo/enemigo, que Jaime Guzmán plasma en la Constitución del 80. Esa política no ha sido superada y muchos siguen revalidando la política del amigo/enemigo, con un enemigo al que hay que eliminar políticamente, con ese otro que genera una amenaza”.

De acuerdo a este análisis y dada la polarización existente, lo que suceda en los próximos meses va a depender más de cómo actúe el Partido Republicano que de las acciones de los demócratas, plantea el académico de la UAHC. “El partido republicano está fraccionado y no ha estado a la altura para contener y generar puentes de colaboración. Va a depender de si hay congresistas republicanos que están o no dispuestos a sostener este juicio”, señala Gangas, quien explica que la actuación polarizada de los partidos políticos en Estados Unidos viene desde hace varios años. “Los sistemas bipartidistas funcionan con niveles de colaboración importantes, pero ahora hay confrontación. El sistema de partidos está transversalizado por otros elementos y ha ido polarizándose cada vez más. Si a eso le sumas la entrada de Trump a la política, terminamos con lo que pasó el miércoles”, agrega.

El elemento Trump en futuras ecuaciones

Para el docente, personajes como Trump, al no provenir de una tradición política, sustentan sus posiciones en el discurso extremo. Así es como ha utilizado como ariete a plataformas como Twitter, incluso como instrumento de vocería de la Casa Blanca y en esas jugadas, no sería raro que, en materia de acceso a esas tecnologías, se sigan tomando otro tipo de acciones ante una persona que rebasa todos los límites, cree. La última semana sus cuentas de redes sociales fueron limitadas en alcance y uso, al igual que otras redes sociales como Parler, la favorita del público trumpista, fue “expulsada” de dispositivos Apple y tiendas Amazon.

Hasta ahora, Donald Trump, se ha limitado a anunciar que no asistirá al cambio de mando, hecho que no ocurre en Estados Unidos desde 1869 cuando el jefe de Estado saliente, Andrew Johnson, fue sometido a un juicio político. La llegada de Biden a la Casa Blanca tiene múltiples desafíos y los demócratas tienen una tarea tremendamente difícil para sentar las bases de un nuevo gobierno. El profesor Gangas recuerda que Trump tiene más de 70 millones de votantes que no se quedarán de brazos cruzados ante cualquier sanción, ni se irán tranquilamente a casa.

“El Partido Republicano va a hacer uso de esta herramienta de presión, pero además hay temas no resueltos como el que aún persiste en el ámbito de la violencia policial contra los grupos afroamericanos. La tensión en el sistema político norteamericano va a continuar”, el docente.

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