Bosques de la Amazonia emitieron más carbono del que absorbieron en los últimos 10 años

"Es la primera vez que contamos con cifras que muestran que hubo una inversión, y que la Amazonia brasileña es emisora" de carbono, explicó a la agencia AFP Jean-Pierre Wigneron, investigador del Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medioambiente de Francia (INRAE) e integrante del equipo autor del estudio.

Los bosques de la Amazonia brasileña, víctimas del cambio climático y de la actividad humana, emitieron en la última década más carbono del que absorbieron, una inversión inédita, según un estudio sobre este ecosistema crucial para el planeta difundido hoy.

Sin los bosques, que ejercen como «pulmones» del planeta al absorber entre 25% y 30% de los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre, el calentamiento sería mayor.

Pero, desde hace varios años, los científicos temen que ese papel sea cada vez menor debido a su erosión, especialmente en el caso de la Amazonia, que representa la mitad de los bosques tropicales en el mundo.

El estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, examinó la región brasileña, que representa el 60% del total de la Amazonia.

Entre 2010 y 2019, este territorio emitió un 18% más de carbono del que absorbió, es decir, 4.450 millones de toneladas frente a 3.780 millones de toneladas.

«Es la primera vez que contamos con cifras que muestran que hubo una inversión, y que la Amazonia brasileña es emisora» de carbono, explicó a la agencia AFP Jean-Pierre Wigneron, investigador del Instituto Nacional de Investigación para la Agricultura, la Alimentación y el Medioambiente de Francia (INRAE) e integrante del equipo autor del estudio.

Por el momento, a priori, «los otros países compensan» estas pérdidas y por tanto «el conjunto de la Amazonia todavía no sufrió ese cambio, pero podría hacerlo pronto», agregó Wigneron, para quien estos bosques tropicales son el «último salvavidas» del planeta.

El estudio destaca, además, cómo las «degradaciones» de los bosques contribuyen en gran medida a intensificar este fenómeno.

Contrariamente a la deforestación, que hace desaparecer el bosque, las degradaciones incluyen todo lo que puede deteriorarlo sin destruirlo totalmente, como los árboles fragilizados lindantes con zonas deforestadas, pequeños incendios, mortalidad de los árboles debido a la sequía y otros perjuicios.

Para cuantificar este problema, los autores del estudio utilizaron un índice de vegetación obtenido mediante observaciones por satélite que permiten sondear el conjunto de la vegetación y no solamente los estratos superiores del bosque.

Concluyeron que las degradaciones del bosque contribuyeron en 73% en las pérdidas de carbono, frente a 27% en el caso de la deforestación, que sin embargo es muy elevada en la Amazonia brasileña.

«Esto muestra que la degradación del bosque se convirtió en el principal motor de la pérdida de carbono y esto debería ser una prioridad política», afirma el estudio, que cita el impacto del «cambio de política» acontecido con el gobierno del presidente Jair Bolsonaro, acusado de haber fragilizado la protección de la Amazonia.

«Todos conocemos la importancia de la deforestación de la Amazonia en el cambio climático. Pero nuestro estudio muestra que las emisiones asociadas con las degradaciones del bosque pueden ser todavía más importantes», dijo en un comunicado otro autor del estudio, Stephen Sitch, de la Universidad británica de Exeter.

«La degradación es una amenaza generalizada para el futuro de la integridad de los bosques y requiere una atención urgente por parte de la investigación», abogó.

El estudio muestra igualmente la aceleración de la deforestación en la Amazonia brasileña en 2019, año de la llegada al poder de Bolsonaro y también de una fuerte sequía: se perdieron 3,9 millones de hectáreas, es decir, 30% más que en 2015, y casi cuatro veces más que en 2017 y 2018.

El estudio se detiene en 2019 y los autores instan a continuar la investigación para determinar el efecto de las sequías y de las políticas del gobierno brasileño, que «favorece la expansión de la ganadería en detrimento de la conservación del bosque». (Télam)

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