Movimiento Saharaui por la Paz cumple su primer año

Por Juvenal Urízar Alfaro, abogado y Magister en Derecho Internacional.

La aparición del Movimiento Saharaui por la Paz hace ya un año, es una reivindicación legítima en los campamentos de refugiados bajo ese ambiente de gestores del Gulag del desierto, erguido por el Polisario en Tinduf, territorio en el sudoeste argelino.

También deja entrever un cambio fundamental en el dilatado conflicto del África Noroccidental, pues una nueva fuerza ha surgido, buscando ser un cauce de superación a la estancada situación que aflige a los refugiados de Tinduf, todo ello por un conflicto artificial y artificiosamente mantenido por la cúpula del Polisario.

El 22 de Abril de 2020, se daba origen en Madrid al Movimiento Saharaui por la Paz-(MSP), que fue creado por Lhaj Barikalah, un ex ejecutivo del Polisario que se había desempeñado como ministro representante en América Latina y España.

Esta nueva fuerza política saharaui busca sin miedos, sin complejos, sin cálculos, medidas ni mentiras, disputar al Frente Polisario la representación de la población saharaui de origen marroquí cantonada en Tinduf.

El MSP denuncia el carácter terrorista del Frente Polisario, la represión ejercida contra los opositores políticos dentro de los campamentos, la ausencia de libertad de expresión y derecho a la información, así como otras violaciones a los derechos humanos.

El MSP es una nueva fuerza política saharaui independiente que aspira a convertirse en un referente más y contribuir a encontrar una solución pacífica al conflicto del Sahara. Por tanto, el MSP cuestiona la representatividad de la población saharaui ante la comunidad internacional.

Afirma, que solamente se busca el respeto de sus Derechos Humanos, habida cuenta que en los campamentos mencionados las condiciones de vida y salubridad son infrahumanas y así se han mantenido por décadas, bajo la bota y cautividad de Argelia y las milicias del Polisario.

Este nuevo movimiento tiene por origen las actividades en los campamentos, allá por 2017, cuando un grupo de cuadros del propio Frente Polisario crearon la Iniciativa Saharaui por el Cambio (ISC), ellos buscaban presentarse como una corriente “moderada, reformista y renovadora”, pedían ser reconocidos como una facción interna del Polisario, a fin de “enriquecer el debate interno” al tiempo que denunciaban los “abusos de poder” de la actual dirección de la organización separatista. Todo ello cayó en oídos sordos, propios de los apparatchik del Polisario.

Por ende, ha surgido como un grito que pretende ayudar a poner fin a esta iniquidad permanente. Este esfuerzo no es una actitud quijotesca de unos cuantos suscriptores de un documento pasajero, al contrario, son más de un centenar de políticos y luchadores por los derechos humanos, todos de origen saharaui, los que erigieron este nuevo actor social y político, así pues, el Movimiento Saharaui por la Paz no tiene otro fin que la denuncia de la iniquidad en Tinduf, la exigencia del sagrado derecho al retorno de todos los saharauis cautivos allí y dar por superado al ya agotado y desprestigiado Frente Polisario por anacrónico, totalitario, separatista y violador de los derechos humanos del propio pueblo al cual se dice representar.

Aun así, el MSP acepta la posibilidad de nuevos espacios de diálogo, y alienta a los líderes del Polisario, así como a los de todos los movimientos políticos, corrientes y organizaciones saharauis, a entablar un diálogo con el fin de coordinar una estrategia común para lograr una solución pacífica y viable al conflicto y el tan ansiado retorno de las personas cautivas en los campamentos de Tinduf.

En suma, ya existe un nuevo actor social y político en defensa de los derechos del pueblo saharaui, que ha cumplido más de un año y no solamente está dando que hablar sino que lenta y minuciosamente pronto dará a luz su obra en pro de la liberación de sus compatriotas, para que vivan en paz, en su terruño de las provincias del sur de Marruecos y bajo Autonomía, propuesta por Marruecos hace más de una década al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde tuvo unánime acogida, como solución realista y creíble para este dilatado y artificial conflicto. Propuesta a concretar que les satisface plenamente para vivir en paz y prosperar de acuerdo a su religión, usos y costumbres sociales y comerciales e idiosincrasia cultural.

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