Imaginando la utopía realizable

Camila Vergara, Doctora en Teoría Política, Columbia University/ Investigadora Columbia Law School, reseña el libro del filósofo Daniel Ramírez, Manifiesto para una Sociedad Futura (Editorial Catalonia, 2020).

Hemos entrado en un momento de la historia en el que las contradicciones de los sistemas económico y político se han incrementado hasta el punto de quiebre, abriendo la posibilidad de pensar e implementar reformas radicales para transformar la vida en común.

La sociedad moderna en la que vivimos fue construida sobre la base de una desigualdad estructural que fue profundizada en los últimos 50 años con los experimentos neoliberales extractivistas.

Camila VergaraEl capitalismo neoliberal se impuso sobre la base de un manifiesto económico que contenía diez ajustes estructurales conocidos como el ‘Consenso de Washington’ —un decálogo de austeridad impuesto desde el FMI a través de las instituciones de la democracia representativa— el que no hizo más que reproducir la desigual distribución del poder económico en una sociedad ya brutalmente desigual.

El resultado de las políticas neoliberales y la negligencia del gobierno representativo fue la creciente precariedad de la mayoría, a la par del exorbitante poder concentrado por oligarquías locales y transnacionales. Ciertamente, no podemos pensar en desmantelar este complejo sistema de dominación sin al menos tener un plan tentativo para una utopía realizable.

Comprometido con un ‘pensamiento utopista’ —“la voluntad consciente de pensar ‘el buen lugar’ de los seres humanos, justamente en tanto que es posible” (379)— el filósofo Daniel Ramírez en su Manifiesto para una Sociedad Futura (Editorial Catalonia, 2020) nos llama a “refundar la sociedad”, reivindicando así el pensamiento radical creativo y transformador. Para estos efectos, nos ofrece no sólo un nuevo decálogo para construir una sociedad transocialista —basada en el buen vivir y la acción política orientada “hacia un nuevo ideal socialista, lejos del estatismo totalitario de los países de la ex área soviética, y lejos de la decepción de la socialdemocracia” (33)— sino que también una nueva filosofía política crítica que cuestiona la concepción “de lo que es el ser humano, de las relaciones sociales y de las interacciones de la sociedad con el mundo no humano” (13).

De una erudición majestuosa que logra combinar un análisis profundo y crítico de las corrientes de pensamiento desde la antigüedad hasta las actuales vanguardias, con evidencia cuantitativa y cualitativa de las sociedades que habitamos, este manifiesto filosófico-político está, sin embargo, escrito en un lenguaje cercano y accesible.

En diez capítulos, Ramírez aborda y desarrolla con destreza los diez “puntos indispensables” desde los cuales pensar la sociedad transocialista: una nueva concepción de la libertad política, la ecología, la democracia real, el rechazo a la reducción del ser humano a la esfera económica, el feminismo, la horizontalidad, la igualdad y la cooperación, el principio de inapropiabilidad y los comunes, el pluralismo, el cosmopolitanismo, el pacifismo global y la realización humana a través de la educación crítica “como práctica de la libertad” (358).

Ramírez trata cada uno de estos complejos temas con una simpleza asombrosa que deriva de su profundo entendimiento de las problemáticas y de su conocimiento de la literatura de avanzada, lo que hace de su Manifiesto para una Sociedad Futura una lectura obligada para quienes quieren comprender el presente y ser capaces de imaginar alternativas. Mientras su decálogo ayuda a vislumbrar una dirección para la acción colectiva, su filosofía política nos entrega una fundación robusta para la utopía realizable de la sociedad futura, capaz de trascender la dominación estructural, la explotación y el extractivismo, el economicismo, la patriarquía y la guerra.

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