Nuevo destino político

Por Gonzalo Moya Cuadra, licenciado en Filosofía

Se aproxima un abstruso tiempo de dificultades políticas, pues la fuerza capitalista intentará obstaculizar por todos los medios la inminente victoria de la nueva izquierda en la próxima elección presidencial.

La exegética sociológica lleva a ratificar la madurez del pueblo chileno, pues dignamente ha comprendido que el triunfo será un hecho histórico y trascendente.

Los sencillos saben que desde siempre han estado sometidos a las más ignominiosas, deletéreas, persecuciones políticas y humanas por parte de quienes detentan el inmenso poderío fáctico-económico, generalmente mal habido.

Será el primer paso realmente democrático para reiniciar un proceso sólido y esencial de convicciones transformadoras, tolerante, estructurado en base a una activa, constante y solidaria participación ciudadana verdaderamente de izquierda. Sin embargo, en el tiempo pre-post eleccionario toda la derecha y otro sector aparentemente “progresista”, no renovado, se unirán para derrotar a esta nueva izquierda democrática, sencilla, visionaria, lúcida, constructora de pensamientos diáfanos, modernos, exenta de proyecciones abyectas, férrea defensora del diálogo positivo y de valores fundamentales jamás transados, libertad, igualdad y fraternidad. Algunos medios de comunicación estarán bajo la férula de la derecha y sus adláteres. Obviamente, existen inevitables mecanismos antidemocráticos que se pondrán a disposición de este farisaico conglomerado político cuya única meta será impedir el normal desarrollo y la consolidación del futuro gobierno popular. No hay duda que habrá invalidación de hechos legítimos por parte de un periodismo cómplice, no ético, que intentará socavar con viles artificios la nueva democracia. Por ende, tratarán de ocultar la tremenda descomposición moral existente y de minimizar los logros de los sectores más expoliados invocando un supuesto extremismo de izquierda rayano en lo peripatético.

Empero, no comprenden que el país se desenvuelve en otro tiempo cultural, en un nuevo proyecto humano, en una economía democrática y en un ubérrimo desafío vital. Entonces para contrarrestar a este sincrético y oportunista conjunto derechista, que no tiene ninguna posibilidad de triunfar, la izquierda real deberá manejarse sólo en base a valores positivos, en los cuales la ciudadanía deberá tener una importantísima orgánica participativa para diseñar una neo política moral. Claramente, se concretará un proceso de autonomía ideológica, único en nuestra contemporaneidad, en el cual la izquierda real gobernará con diafanidad democrática y sentido de futuro. Los sencillos de Chile ya decidieron reescribir un nuevo libro político, escrito en este tiempo histórico, digno, liberador y esperanzador.

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