Fraternidad con la ecología: Salvemos el planeta y sus pueblos

Por Theodoro Elssaca

Con este título imperativo, Fraternidad con la ecología, se inauguró la exposición (organizada por el Reino de Marruecos y el Centro Cultural Mohammed VI), donde pintura, escultura, fotografía y poesía confluyen con fuerza para alertarnos ante la crisis climática.

Proteger el planeta y la vida humana es un llamado ético y moral urgente. Nunca la propia vida humana como especie estuvo al borde del abismo, como hoy. Cada año mueren decenas de miles de personas a causa de este flagelo y millones son desplazados.

Buscar soluciones y utilizar energías limpias es el compromiso en base al Acuerdo de París, acatado por la mayoría de los gobiernos. Sin embargo, es una reacción tardía, miles de especies vegetales y animales ya extinguidas, eran parte del ciclo vital y ese daño irreversible, se hace notar con elocuencia ahora que la naturaleza se está manifestando en todas partes, en contrastes que no conocíamos en la historia, como extrema sequía, incendios en bosques y selvas o inundaciones destructoras y mortales, tormentas y huracanes en lugares insólitos o la desaparición de grandes lagos, cuyos cauces ahora son cementerios.

Estragos del entorno que aumentan las enfermedades zoonóticas, del traspaso de virus y patógenos de otros animales a seres humanos. Desolación que ante la actual pandemia se hace más evidente, cuando todo tipo de animales traspasan los límites impuestos por nuestra cultura avasalladora y se pasean por las ciudades, pumas, ciervos, elefantes y osos, o por el aire como los cóndores y alcatraces o por el agua, como los delfines y peces multicolores en las costas y las aguas transparentadas de Venecia, que nunca habíamos sospechado.

En medio de este holocausto ambiental -que se manifiesta en toda la geografía del único planeta que reúne las condiciones para ser habitado por humanos-, emerge la figura de una mujer cultísima y políglota, Kenza El Ghali, Embajadora de Marruecos, escritora, traductora y hada madrina de esta iniciativa necesaria, de alcance y participación internacional.

Tanto Marruecos como Chile, son de los pioneros en las energías renovables y limpias, que se basan en el sol y el viento. Moléculas de Hidrógeno Verde, por medio de electrólisis, como energía que reemplaza la combustión del diésel, aplicado a la minería, el transporte y la electricidad, como un intento desesperado por borrar la fatídica huella y acercarnos al carbono neutral.

Combustibles del futuro ante la necesaria sustentabilidad.

Este llamado creativo cuenta con la curatoría y mise en scène de Tito González -integrante del círculo “La otra voz”-, pulcritud que se agradece, para quien ha consagrado su vida a consolidar el puente cultural Francia-Chile, con su sello “Sexto Sol”.

El acto inaugural contó con la participación y palabras del rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi; de la embajadora Verónica Chahin, directora de asuntos culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Rodolfo Reyes, quien leyó un poema de su tío Pablo Neruda, de 1956, donde el poeta del Canto General explicita su preocupación al advertir cambios inesperados en la naturaleza.

Entre los artistas participantes se encuentran las obras de: Aïcha Arji Lebbar con sus mujeres en la vegetación; Afif Bennani con “Acacia del desierto”; Najat Elbaz con su cascada y Hassan Jamil con el retrato de Neruda y sus versos traducidos con preciosa caligrafía árabe incorporados en la tela, desde Marruecos. Rubens Belem, desde Manaos-Brasil, con su “Ritual kuikuro”; Giovanni Fabian, artista indígena de origen Cherán, que presenta “Conocimiento de la magia, de lo más secreto, de lo más poderoso I”, realizado con ocote y óleo sobre tela teñida con palo brasilero. Gino Ceccarelli, de Iquitos-Perú, con su obra “Luna diurna”. Antonio Pérez González, de La Habana-Cuba, naturalizado mexicano, con dos telas en las que incorpora versos de Neruda. Betel Citali Pañeda, artista visual y muralista mexicana, con su óleo “Tsikipu”; Viridiana Rivas, de Nicaragua; también del país azteca Francisco Huaroco, nos trae un retrato de Octavio Paz, en técnica mixta (acrílico, aerosol y grafito); Alexis Benalcazar, de Panamá y varias obras de artistas chamánicos anónimos del arte indígena amazónico.

De Chile hay obras del pintor, grabador y fotógrafo Mario Toral; Aymar Yuthawi, de raíz aymará; Alex Chellew, con el retrato de Gabriel García-Márquez; Tito González García y Florencia Grisanti, del colectivo artístico “Ritual Inhabitual”, de chilenos residentes en Francia; Francisco Cuadrado, con su homenaje fotográfico a Mistral; Francisco Caldera, con su cuadro “Mataron a la negra”; Antonella Gallegos con “Los sobrevivientes”; Jorge Martínez con su grabado “Selk´nam, fin de mundo”; Elby Huerta, con su ritual fueguino; Francisco Bustamante, con su gran formato “¿Mañana, qué seremos?”; Antonio Paillafil con su escultura totémica zoomorfa; Edwin Rojas, con la figura enigmática de una lúdica mujer pájaro; Claudia Cataldo, pintora, dibujante, grabadora; Eduardo Olivares, con su acrílico “De la muerte a la esperanza”; Gonzalo Cienfuegos, con grupo de personajes incomunicados; Concepción Balmes Barrios, exhibiendo la colorida maternidad en señal de esperanza.

La muestra cuenta con un catálogo que recoge gran parte de las obras expuestas y cuatro grandes postales con los poemas y textos alusivos de: Neruda, Mistral, García-Márquez y Octavio Paz, escritos hace más de cuarenta años, ya con una mirada profundamente ecológica. La exposición fue inaugurada en la Cámara de diputados de Valparaíso, luego en la Embajada de Marruecos y seguirá su itinerancia a Coquimbo, para continuar viaje fuera de Chile, en Marruecos y otros países.

Hoy sabemos que a miles de años luz no hay otro planeta con estas condiciones para la vida -agua, oxígeno, animales, atmósfera y tierras cultivables-, por ello es una prioridad y compromiso de todos superar esta compleja circunstancia que involucra la mirada holística, responsabilidad política, estrategia y visión de futuro para proyectarnos como especie, en este pequeño, frágil, bello y único hogar que conocemos y habitamos.

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