Elecciones generales en Marruecos: maduración y desarrollo

El Reino de Marruecos se apresta para el escrutinio de este miércoles 8 de septiembre en que las elecciones generales reunirán por primera vez a las legislativas, autonómicas y locales.

Estas terceras elecciones desde la “Primavera Árabe” y la reforma constitucional de 2011, que acomodo los poderes entre el Palacio Real y el Ejecutivo, se celebran a pesar de las limitaciones vinculadas a la pandemia y son de particular importancia, según los analistas, mientras el equilibrio de fuerza en la región evoluciona sustancialmente, especialmente entre Marruecos y Argelia.

Durante el último mes, el mundo ha tenido los ojos clavados en Afganistán, viviendo al ritmo de la toma del país por los talibanes y de la retirada estadounidense, emblemática de un cambio de doctrina radical por parte del gran país del Norte.

Mientras, en otras latitudes, se está produciendo una reconfiguración geopolítica fundamental, uno de cuyos momentos importantes serán las elecciones generales que se celebrarán mañana en Marruecos, aun cuando el Magreb atraviesa grandes cambios.

De hecho, muchos analistas consideran que Marruecos es el país que mejor ha resistido la pandemia, ubicándose en lo más alto del podio africano en términos de vacunación (hasta la fecha más del 60% de su población objetivo ha recibido al menos una dosis), habiendo logrado movilizar recursos considerables para su recuperación económica durante los últimos dos años, al tiempo que desplegó una gigantesca red de seguridad para las poblaciones más vulnerables.

A nivel industrial, el Reino Cherifiano, que se ha centrado desde mediados de la década de 2000 en la producción de automóviles en particular, ha visto aumentar sus exportaciones y debería cruzar el hito simbólico de 10 mil millones de dólares en valor para 2023 con casi 700 mil vehículos por año.

“El Reino pudo reorganizar el tejido productivo para bloquear las olas de contagios, al tiempo que desplegó importantes medidas destinadas a servir como amortiguador económico al choque social significativo, inducido por las medidas de confinamiento. El país también ha aprovechado esta crisis para iniciar reformas fundamentales, como la generalización de la protección social, lanzada en la primavera de 2021, así como la digitalización paulatina de los servicios públicos”, señaló el gigante estadounidense Deloitte en su último informe, publicado en agosto de 2021, dedicado a Marruecos:

Pero es a nivel diplomático donde ciertamente los años 2020 y 2021 han sido los que han visto más desarrollos, contribuyendo a la aparición de más tensiones con la vecina Argelia, lo que ha llevado a esta última a romper unilateralmente sus relaciones diplomáticas el 24 de agosto.

En los orígenes de esta decisión, varios factores a tener en cuenta, señalan los analistas y expertos en África. En primer lugar, el reconocimiento por parte de Estados Unidos de la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental en diciembre de 2020. Considerado uno de los conflictos de baja intensidad más antiguos del mundo, la disputa por el Sahara Occidental opone a Marruecos, que administra este territorio en gran parte desértico del sur del reino, a Argelia que instrumentaliza al Polisario, al que apoya política, financiera y militarmente, reconocido por diez países. En segundo lugar, la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel, un país donde viven cerca de 700.000 judíos del Reino Cherifiano, ha aumentado las tensiones con Argelia.

Más recientemente, una iniciativa del representante de Marruecos ante las Naciones Unidas, destinada a apoyar el movimiento autonomista en Cabilia, actuó como “Casus Belli” para Argelia, llevando a esta última a romper sus relaciones con su vecino, con quien las fronteras terrestres han estado cerrados desde mediados de la década de 1990, a pesar de las numerosas llamadas de Rabat para reabrirlas.

Más allá de estos elementos, el escrutinio organizado por Marruecos el 8 y que se realizará mañana, para el que se desplegaron cerca de 4.500 observadores nacionales y extranjeros, ilustra una diferencia fundamental en la trayectoria de los dos hermanos enemigos del Magreb. Por un lado, apuntan los expertos, un Marruecos ofensivo a nivel diplomático, industrial y económico, que sueña con ser el futuro «dragón» africano, aunque mantiene cierta polarización social y fuertes disparidades de ingresos. Por el otro, una potencia petrolera y gasífera severamente afectada por la caída del precio del barril desde 2014 y cuyo contexto político es frágil tras los movimientos de revuelta “Hirak” que llevaron a la caída del ex presidente Abdelaziz Bouteflika a principios de 2019 y que pide la salida de la Junta cívico-militar y la instauración de un Estado civil democrático.

“En los últimos años, Marruecos ha sumado puntos. No solo, el Reino ha logrado importantes logros económicos, políticos, diplomáticos (diplomacia religiosa, regularización de los migrantes subsaharianos, organización la COP 22, etc.), en el África subsahariana y en el escenario internacional. Pero también supo muy bien venderlos», señala un experto.

En este contexto, de acuerdo a los expertos en la región, la celebración de las elecciones marroquíes en el momento oportuno a pesar del contexto epidémico, así como el probable establecimiento de un gobierno de coalición amplio independientemente del partido político que ocupara el primer lugar entre ellos, constituye sin duda una señal del establecimiento duradero de Marruecos como el país con los activos más importantes para ser la base de la estabilidad y la seguridad en una región todavía atormentada.

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