Cristina Peri Rossi, un lenguaje despojado y comprometido con su tiempo

Narradora, ensayista, poeta y traductora, Peri Rossi, uruguaya radicada en Barcelona tras haber dejado su país en 1972 ante el avance de las dictaduras en la región, es reconocida por libros en lo que ha cultivado distintos géneros, desde la novela, la poesía, el cuento hasta el ensayo.

La escritora uruguaya Cristina Peri Rossi, radicada en España desde los años 70, autora de una amplia obra en la que construye un lenguaje despojado y preciso y cultora de diversos géneros, fue distinguida hoy con el Premio Cervantes 2021 por un jurado que reconoció en sus textos «un ejercicio constante de exploración y crítica, sin rehuir el valor de la palabra como expresión de un compromiso con temas claves de la conversación contemporánea como la condición de la mujer y la sexualidad».

En palabras del fallo difundido por el jurado, se decidió otorgar el mayor galardón de lengua castellana a Peri Rossi por «reconocer en ella la trayectoria de una de las grandes vocaciones literarias de nuestro tiempo y la envergadura de una escritora capaz de plasmar su talento en una pluralidad de géneros», al tiempo que ponderó que su obra es un «puente entre Iberoamérica y España» por lo que «ha de quedar como recordatorio perpetuo del exilio y las tragedias políticas del siglo XX».

Narradora, ensayista, poeta y traductora, Peri Rossi, uruguaya radicada en Barcelona tras haber dejado su país en 1972 ante el avance de las dictaduras en la región, es reconocida por libros en lo que ha cultivado distintos géneros, desde la novela, la poesía, el cuento hasta el ensayo, siempre comprometida con los temas sociales contemporáneos y atravesada por esa singular sinergia entre el amor y el exilio, sus dos tópicos.

Pero también Peri Rossi lo es por su activismo político en movimientos de izquierda y de género, motivo por el que fue perseguida no solo bajo el gobierno dictatorial de Uruguay sino también, una vez en España, por el de Francisco Franco, lo que la llevó a radicarse a París durante unos meses. Allí conoció a quien sería su gran amigo, Julio Cortázar.

Entre sus obras, que fueron traducidas a más de una veintena de idiomas, se destacan «La nave de los locos», «Estado de exilio», «El amor es una droga dura», «La insumisa», «Habitaciones privadas», «Cuando fumar era un placer», «Babel bárbara», «Playstation», que le valió el Premio Loewe.

A mediados de este año, la editorial Caballo Negro publicó en Argentina el volumen «Detente, instante, eres tan bello», un libro que vino a reparar la omisión que existía en cuanto a publicaciones locales de la autora en nuestro país, a pesar de que su obra circulaba gracias a sus lectores.

Más en formato antología que de obras completas, como ella prefirió, ese volumen editado por el sello cordobés reúne poemas escritos desde lo que llaman la tercera ola del feminismo, en los 70, cuando la homosexualidad era considerada delito o enfermedad mental, hasta ahora, en esta cuarta ola de feminismos que condensa otros planteos y pluralidades: diversidades LGTB+ ampliadas con el matrimonio igualitario saldado, por ejemplo.

Con un lenguaje despojado y preciso, de potente gesto literario, Peri Rossi se convirtió en la sexta mujer en ser distinguida con este galardón que desde 1977 solo había premiado a otras cinco, entre ellas, la más reciente, también uruguaya, Ida Vitale, en 2018. Si de literaturas uruguayas se trata, en menos de una semana dos escritoras de esa nacionalidad fueron reconocidas con importantes galardones; al reconocimiento de Peri Rossi se le suma el de Fernanda Trías que se alzó con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela «Mugre Rosa».

Nacida en Montevideo en 1941, Peri Rossi es de esas escritoras que dice escribir para que la vida se le haga soportable. En una entrevista en el año 2017 con el diario El País, con un sesgo de ironía y sinceridad, respondió a la pregunta «¿A quién le daría el próximo premio Cervantes?», respondió: «A Cristina Peri Rossi, para que siga escribiendo». Desde entonces siguió publicando títulos como «Las replicantes» y «Todo lo que no te pude decir».

Por su estado de salud delicado hace un tiempo no otorga entrevistas, pero en un reportaje concedido en septiembre pasado a la agencia de noticias EFE, adonde ella misma trabajó, dijo que escribir poesía la hacía «sentir viva» y que por eso estaba casi terminando un libro que llamaría «A punto de poema», sobre «las experiencias y sentimientos de los que se ha escrito muy poco: la enfermedad, las relaciones entre médicos y pacientes».

A propósito de una entrevista con esta agencia, María Teresa Andruetto señaló: «Lo sarcástico, lo impiadoso, lo descarnado son calificativos que asociaría con la poesía de Peri Rossi, no sólo los asuntos, la poesía como una hembra, la relación escritora y poesía como la relación de una hembra con otra hembra. El deseo, sobre todo el exilio, la lengua como una madre, como materia. Todo eso es el corazón de su escritura, pero hay algo feroz en la forma, como un aullido que tampoco es exactamente una denuncia, sino algo más profundo, desgarrado, como un animal al que pretenden encerrar, una loba a la que dejaron sola».

La escritora cordobesa, también poeta y narradora, aseguró en ese entones que «una gran poeta es distinta a todos los otros y Peri Rossi es distinta» y destacó que «uno de los lugares de Peri Rossi es la ferocidad de su palabra. Ella no disfraza su deseo».

La poeta mantenía una amistad con Julio Cortázar, quien la había ayudado a emigrar a París en 1974 y con quien tuvo una relación que definió como «intensa, íntima, inolvidable e irrepetible», en una entrevista vía mail al diario a La Tercera de Uruguay. El autor de «Rayuela» le había dedicado «Cinco poemas para Cris» y ella se encargó de escribir una biografía de esa relación en «Julio Cortázar y Cris» en la que prevalecen anécdotas que dan cuenta de la intimidad de ese vínculo a través de 15 capítulos. La correspondencia era clave para mantener esa relación entre Barcelona, donde residía la poeta, y París, ciudad en la que vivía Cortázar. Y en las páginas del libro que ella le dedicó, se develaba que la enfermedad por la que murió Cortázar no fue el cáncer sino el sida.

En enero de este año, la poeta uruguaya escribía: «Hemos llegado. Se abre la puerta del ascensor./ ‘Feliz regreso cuando sea’ le digo yo./ que hace veinte años no regreso a Montevideo, mi ciudad./Allí también las noches son perfumadas y llenas de estrellas./ Y entro a la sala de ecocardiograma con el rostro del joven moreno/ y piel delicada como una flor/ en lugar del culo grandote de la enfermera y la bestia que lo quería montar./Ojalá el camillero pueda regresar a ver las flores y el cielo estrellado».

Dotado con 125.000 euros, el Premio Cervantes se otorga a la obra de un autor español o hispanoamericano, y no a un libro específico. En las últimas ediciones los ganadores fueron Francisco Brines (2020), Joan Margarit (2019), Ida Vitale (2018), Sergio Ramírez Mercado (2017), Eduardo Mendoza (2016), Fernando del Paso (2015), Juan Goytisolo (2014) y Elena Poniatowska (2013).(Télam)

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