«El verdadero antídoto contra el fascismo son los Derechos Humanos» dijo Baltasar Garzón en Argentina

El exjuez, que detuvo a Pinochet en Londres, se refirió al peligro que implican los avances de la ultraderecha en el mundo:

El presidente argentino Alberto Fernández recibió hoy en la Casa Rosada al magistrado español Baltasar Garzón Real, quien alertó sobre «los avances de la extrema derecha» y la aparición de «un movimiento proto fascista o directamente fascista» como los partidos autodenominados libertarios en la Argentina.

Previamente, Garzón Real participó del «V Curso Internacional de Derechos Humanos «Memoria, Verdad, Justicia y Democracia. Herencias y Proyecciones» que se realiza en la Ciudad de Buenos Aires.

«Fue una reunión muy productiva en la que se habló tanto de política internacional como nacional, de la situación de Argentina, la de España, de los avances de la extrema derecha, los problemas que dejó la pandemia y de la mecánica y compromiso que hay en materia de derechos humanos», expresó el magistrado español tras finalizar el encuentro con Fernández, del que también participó la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra.

Garzón Real reiteró el mensaje que dio durante la apertura del V Curso Internacional de Derechos Humanos, en donde puso en valor «la memoria como un instrumento de salvaguardia de la democracia, base de la Justicia y también de la verdad, como es absolutamente necesaria una visión actual de presente y de futuro para fortalecer las garantías de no repetición».

Más temprano, participó en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada, junto al ministro de Justicia, Martín Soria, del inicio del mencionado curso, organizado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (Cipdh) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Allí, el jurista español sostuvo que «los logros en el plano de los Derechos Humanos corren un verdadero peligro», porque consideró que «es un momento crucial con el crecimiento de expresiones fascistas.

«Y el verdadero antídoto contra el fascismo son los Derechos Humanos, por eso es necesaria una pedagogía continuada para evitar la repetición», completó.

En ese sentido, se preguntó en relación al crecimiento de partidos autodenominados libertarios: «¿Qué pasa en países como la Argentina, en esta ciudad de Buenos Aires, (donde surge) un movimiento que es protofascista o directamente fascista».

Citando a Boaventura de Sousa Santos, dijo que «un fantasma recorre el mundo» y sostuvo que comienzan a plantearse «escenarios preocupantes contra el propio sistema democrático».

«En España, donde un desacuerdo de la izquierda llevó a que un partido de extrema derecha con dos diputados en cuatro meses pasara a 54. Está ocurriendo, en Polonia, en Brasil, en Hungría. Se han vivido procesos aterradores en todos esos países y, sin embargo, se comienza a vislumbrar escenarios preocupantes contra el propio sistema democrático y de los derechos humanos», señaló Baltasar Garzón.

Al adentrarse en las causas del «resurgir del fascismo en el mundo entero», el jurista comparó la situación con la crisis surgida de la gran depresión de 1929.

«Hoy vivimos otra crisis comparable, pero extendida en el tiempo. Surge en 2008 se mantiene latente y vuelve a agudizarse con la pandemia. Este es el escenario propicio para que regrese el fascismo, que se alimenta de incertidumbre, del miedo al diferente y el odio a los más vulnerables, a los que se culpa de todos los males del mundo», explicó.

Respecto del accionar de esas facciones, las describió como capaces de sostener una agenda con «mensajes claros, dirigidos a las tripas, a las emociones».

«Es muy difícil combatirlos. El verdadero antídoto ante los fascismos son los derechos humanos. A través de ellos, la democracia hará real el imperio de la ley», añadió durante su exposición.

Además, se expresó a favor de «una pedagogía continuada para evitar la repetición (de hechos), que tenga base en «la formación de valores y en la solidaridad» porque, dijo, allí «está la clave para frenar la deriva incipiente».

También se refirió a las situaciones límite, «en las que se confrontan seguridad y garantías».

«En una sociedad atenazada por el miedo y la ineficacia de quienes tienen que protegerla» se puede esperar que algunos actores aboguen para renunciar «a los avances y abogan por la llamada mano dura».

La renuncia a esos derechos llevará «a la degradación de la razón de Estado y a la pérdida de la dignidad», dijo.

 

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