Maradona, la historia de un D10s de carne y barro

Por Miguel Reyes Almarza, periodista e investigador en pensamiento crítico.

★★★☆☆ (3,5 sobre 5)

Las historias dignas de ser contadas siempre transitan en medio de la fragilidad de lo humano y la magia de lo divino. Es más, cuando hablamos de héroes que se elevan al rango de dioses, la épica se convierte en un ir y venir de reproches y aciertos. La moral divina es algo que al parecer está lejos de nuestro entendimiento por lo cual intentar siquiera en reducir sus conductas a lo bueno o lo malo, se convierte en un gesto estéril y caprichoso.

Es así como volvemos una y otra vez sobre la figura de Diego Armando Maradona, para bien o para mal, el mejor futbolista del planeta -y quién sabe si de todo el universo conocido- el “pelusa” de Villa Fiorito, D10s y tantas otras designaciones que comienzan siempre en un potrero y se hacen eternas en el alma del hincha del fútbol y alguno que otro fanático religioso que abraza su imagen en aquella iglesia, profana y sagrada, que impulsa su legado más allá del plano mortal, entre una parrilla suculenta de choripanes y “Diegos nuestros que -hoy- estás en los cielos”.

Original de Amazon y, de momento, su serie ancla en la batalla del streaming, “Maradona: sueño bendito” (2021), es una narración oportunista y totalmente insuficiente de la vida -y las incontables vidas- del jugador más importante en la historia del fútbol, y esta sentencia no es tono de reproche, sino más bien, de realidad cuando se trata de un alma tan inconmensurable como el Diego. En apenas una temporada y 10 episodios, su director y guionista principal, Alejandro Aimetta (showrunner de la biopic de Juan Gabriel, “Hasta que te conocí”, 2016) trasandino -cordobés para ser exactos- de gran trayectoria en tierras del tequila, logró culminar en 5 años de producción una de las biografías audiovisuales más esperadas de la década.

Con un casting tan extenso como necesario y bien logrado, Aimetta cubre la vida del zurdo desde una narración del tipo “in media res” para empujar a la audiencia a transitar entre el pasado y el, en ese entonces, presente del deportista, teniendo como punto focal aquel enero infame del 2000 donde, luego de un muy celebrado fin de año en Punta del Este, Diego es hospitalizado dos semanas donde coquetea altivamente con la muerte, producto de su sobrepeso y adicción a las drogas. Desde allí será una búsqueda del niño y del hombre que abandona, gambeta tras gambeta, el plano terrenal apara acceder a eso que llamamos inmortalidad.

¿Solo para fans? No. Maradona es ya, a lo menos, parte de la historia contemporánea, por tanto, para alguien que se inicia en su figura es un buen relato de entrada. Para los más ortodoxos, aquellos que no lo separan de la figura de Zeus o Buda, podrá mostrarse insuficiente e impreciso, el asunto es ¿será posible atrapar la vida de Maradona en apenas 20 episodios? En el entendido que ya se trabaja en la segunda, y eventual, última temporada de la serie. La respuesta más probable es un no rotundo. Sin embargo, alguien tenía que contar su historia en este formato, para que cada uno de nosotros pueda, entre mitos y realidades, ponderar la figura “del 10”.

Interesante es el tratamiento que brinda la producción respecto a los efectos de la dictadura conocida también como “Proceso de reorganización nacional” que acompañó, con distintas intensidades, al igual que cualquier ciudadano argentino, la vida de Maradona. Es así como, sin ningún tipo de eufemismo, se ofrece abiertamente una mirada contraria a toda la ignominia construida por tanto militar y civil hambriento de poder, lo cual da como resultado la forja de la mirada política del Diego, desde un total desconocimiento, hasta una posición, para muchos, fundamental.

Convengamos en que esta biopic cubre entonces una necesidad histórica, una deuda, donde la “mano de D10s” es apenas una anécdota frente a su insoslayable influencia en el deporte rey. Acordemos también que cualquier lectura moralizante acerca de su vida privada se aleja del impacto social donde es preciso evaluarlo. No procede, al menos en el contexto deportivo donde sí es relevante, buscarlo como ejemplo de pareja, mucho menos que sea una guía acerca de la paternidad o de un cuerpo libre de drogas, eso sería tan falaz como innecesario. Su vida personal, como elemento conductor de su compleja historia, se ofrece como marco conceptual para entender la complejidad del personaje y, aunque a veces se expresa con vulgar humanidad, son sus logros deportivos, muchas veces diplomáticos, los que equilibran la balanza a favor de su reconocimiento como personaje trascendental. Para lo otro está la novela rosa.

Convengamos también que ningún relato podrá dar cuenta de la magia que le imprimió a cada toque de balón con su zurda prodigiosa. Convengamos, guste o no, que cerca de cumplir un año de su partida del espacio terrenal, Maradona sigue siendo un “barrilete cósmico” que, más allá de lo impredecible del viento, logra dibujar una sonrisa inmortal en toda una afición.

Disponible en Amazon Prime.

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