Putin redobla su ‘no’ a Ucrania en la OTAN

“Les hemos hecho saber de manera clara y precisa que cualquier expansión de la OTAN hacia el Este es inaceptable", dijo Putin.

El presidente ruso, Vladimir Putin, instó hoy a Occidente a satisfacer rápidamente su exigencia de garantías de seguridad que impidan la expansión de la OTAN a la vecina Ucrania y el despliegue de armas de la alianza militar en ese país.

En una maratónica conferencia de prensa, Putin dijo que era «positivo» que Estados Unidos hubiera aceptado celebrar conversaciones sobre esta cuestión en Ginebra el próximo mes, pero dijo que esperaba que los resultados de las charlas sean rápidos.

“Les hemos hecho saber de manera clara y precisa que cualquier expansión de la OTAN hacia el Este es inaceptable», dijo Putin.

“¿Somos nosotros los que estamos poniendo misiles en las fronteras de Estados Unidos?», dijo el presidente, enojado.

“No, es Estados Unidos el que vino a nuestra casa con sus misiles, ya están en el umbral de nuestra casa. ¿Es una demanda excesiva que no pongan ningún sistema de armas de ataque cerca de nuestra casa?, prosiguió, informó la agencia de noticias Sputnik.

Moscú presentó sus exigencias en medio de altísimas tensiones por un gran despliegue militar de Rusia en su frontera con Ucrania, por el Oeste, que según Ucrania y la OTAN podrían ser preparativos para una invasión.

En una videollamada, el presidente Joe Biden dijo a Putin este mes que enfrentará «graves consecuencias» si ataca a Ucrania.

Rusia ha dicho que no tiene estos planes.

Consultado sobre si Rusia podía dar garantías de que no va a invadir a Ucrania, Putin respondió: «Son ustedes los que deben darnos garantías a nosotros, y dárnoslas inmediatamente, ya, y no tener charlas improductivas sobre eso durante décadas?».

“¿Cómo responderían los estadounidenses si pusiéramos nuestros misiles en las fronteras de Estados Unidos con Canadá y México?», exclamó.

Además, señaló que las armas de la OTAN podrían alentar a las fuerzas belicistas en Ucrania a intentar recuperar el control de las regiones separatistas dominadas por rusoparlantes en el este de Ucrania e incluso intentar recuperar Crimea, territorio que fue anexado por Rusia en 2014, en medio del conflicto bélico en la región.

Consultado sobre la represión a la oposición rusa, Putin afirmó que no se trataba de amordazar a los detractores sino de frenar las operaciones de influencia extranjera.

«Les recuerdo lo que nuestros adversarios han estado diciendo durante siglos: Rusia no puede ser derrotada, solo puede ser destruida desde dentro», dijo. Según él, esto es lo que provocó la caída de la URSS (Unión Soviética) hace 30 años.

El año empezó con la detención del principal opositor al Gobierno, Alexey Navalny, tras sobrevivir a un envenenamiento del que él acusa al Kremlin. Después, su movimiento fue prohibido por «extremista».

El presidente ruso lo calificó de «estafador», en referencia a su condena en un caso de fraude.

A lo largo del año, medios de comunicación, oenegés, periodistas, abogados y activistas denunciaron que han sido objeto de persecución, la última, la organización Memorial, pilar de la defensa de los derechos humanos en el país, sobre la que penden dos procesos de disolución.

Consultado sobre los estragos de la epidemia de coronavirus, admitió que Rusia experimentaba una «caída de la esperanza de vida» y una «mortalidad en aumento».

La débil cobertura de vacunación y la ausencia de restricciones sanitarias fuertes se han traducido en un elevado coste en vidas humanas: en menos de dos años, más de 520.000 personas han muerto por covid-19 en Rusia, según las estadísticas oficiales de la agencia Rosstat, aunque podría subestimar la realidad.

Putin dijo que esperaba que la inmunidad colectiva con el 80% de la población vacunada o curada de Covid-19 llegara «al final del primer trimestre o en el segundo trimestre» de 2022.

En el plano económico, el mandatario ruso aseguró que su país estaba «mejor preparado para el ‘shock’ (de la pandemia) que las economías más desarrolladas del mundo».

También reafirmó su visión conservadora, atacando el «oscurantismo» transgénero. «Tengo un enfoque tradicional: una mujer es una mujer, un hombre es un hombre», sentenció.(Télam)

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