Entre la emoción y la esperanza Xiomara Castro asumió la presidencia de Honduras

"El pueblo está feliz celebrando la instalación de una nueva democracia en Honduras", comentó Xiomara, vestida de púrpura, mientras la multitud la saludaba al grito de "¡Sí se pudo!".

(Por Tomás Lobo) Con un multitudinario acto, de fuerte impronta cultural y social, Xiomara Castro asumió el jueves la presidencia de Honduras, con el desafío de librar al país de sus estigmas de corrupción, impunidad y pobreza.

El ambiente era electrizante en el capitalino Estado Nacional, que comenzó a repletarse desde la madrugada, y a ser adornado por pancartas y telas reivindicativas, muchas de ellas para traer, de cierta manera, a quienes no podrán estar: los mártires de esta gesta.

La ceremonia fue sufragada íntegramente con los donativos recaudados por los simpatizantes de la nueva jefa de Estado y lo que representa: la refundación de Honduras, un proceso cuyos pasos iniciales fueron anunciados por la mandataria en un discurso emotivo y descarnado.

«Vamos a dar cifras sin maquillaje, recibimos este país en bancarrota», advirtió Xiomara, como es conocida la mandataria, en su primer mensaje a la nación tras ser juramentada por la jueza Karla Romero e investida con la banda presidencial por su esposo, el expresidente Manuel Zelaya (2006-209).

A nadie pareció extrañar la ausencia del presidente Juan Orlando Hernández (2014-2022) en la ceremonia, que en un mensaje de despedida llegó a afirmar que su administración había tenido una impronta social, y que consideraba su misión cumplida.

Al ausentarse, Hernández rompió un protocolo mantenido desde 1981, cuando la democracia regresó al país luego de décadas de regímenes militares: el político del derechista Partido Nacional encara una posible extradición a Estados Unidos, donde es señalado por narcotráfico.

No obstante, las arbitrariedades de su gestión fueron desmontadas por Xiomara, quien prometió que los responsables de delitos de corrupción responderán ante la justicia.

ENCOMENDARSE A DIOS Y AL PUEBLO

Pero antes de dirigirse al estadio, Xiomara acudió a la Ermita de Suyapa, para encomendarse a su Virgen de cara a la titánica empresa que le espera: «Primero es Dios y después es el pueblo», dijo la política de 62 años, a su llegada al templo.

Tras una misa de agradecimiento por el inobjetable triunfo en las elecciones del pasado 28 de noviembre, cuando se convirtió en la candidata más votada en la historia democrática de este país, Castro salió a saludar al mar de gente que la acompañó hasta su investidura.

«El pueblo está feliz celebrando la instalación de una nueva democracia en Honduras», comentó Xiomara, vestida de púrpura, mientras la multitud la saludaba al grito de «¡Sí se pudo!».

PASIÓN DESBORDADA

Mientras, las delegaciones de los países invitados a la toma de posesión iban llegando al estadio, y se dieron reacciones interesantes en la multitud.

Por ejemplo, el canciller de México, Marcelo Ebrard, fue recibido con una ovación, mientras que la delegación de El Salvador fue aupada con gritos de «¡Bukele! ¡Bukele!», en alusión al presidente Nayib Bukele, que a última hora canceló su participación, pero envió un saludo a los hondureños.

El rey de España, Felipe VI, y la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, también fueron recibidos con algarabía, aunque toda bulla palideció ante el rugido de las gradas cuando ingresó el jeep blanco que traía a Xiomara y a Mel, ataviado este con su característico sombrero Stentson.

«Llegó la esperanza de Honduras… ¡Llegó Xiomara!», exclamó el maestro de ceremonias, cuya voz fue tragada por los vítores de los asistentes, venidos de todo el país y diversos estratos, entre ellos víctimas de la represión desatada tras el golpe de Estado que sacó a Zelaya del poder, en 2009.

LAS BASES DE LA REFUNDACIÓN

Tras la juramentación de Castro, el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, le tomó la protesta constitucional a los designados presidenciales (vicepresidentes) Salvador Nasralla, Doris Gutiérrez y Renato Pineda, quienes también juraron velar por las leyes del país.

Luego vino el discurso inaugural de la presidenta, quien anunció sus primeras disposiciones para refundar al país, entre ellas subsidios a la educación y la energía, la protección de los recursos naturales y el respeto a los derechos humanos.

«Vamos a concentrar nuestros esfuerzos en cuatro sectores: educación, salud, seguridad y empleo, ellos serán las anclas reales al progreso y el desarrollo», afirmó Castro, quien demostró que recibió un país en bancarrota, endeudado y saboteado por una dictadura legislativa.

Uno de los momentos más emotivos fue cuando exigió, con la voz quebrada por la emoción, la libertad de los ocho ambientalistas detenidos desde 2019 por defender los recursos naturales de su pueblo, y justicia para la lideresa lenca Berta Cáceres, asesinada en 2016 por activismo social.

«Compatriotas, en el marco de este Bicentenario, refundar es más que un verbo, es una misión imprescindible e irrenunciable con la que debemos estar comprometidas, a causa del mandato directo, manifestado abrumadoramente en las urnas», recalcó Castro.

La flamante presidenta cerró su discurso con una frase del luchador cubano-argentino Ernesto «Che» Guevara que devino eslogan de las causas progresistas y de izquierda: «¡Hasta la victoria siempre!», la cual fue recibida, una vez más, por una larga ovación. (Sputnik)

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