Festival de Cine de Gotemburgo propone hipnotizar a sus espectadores

No es la primera vez que el Festival de Gotemburgo reta con espíritu reflexivo a los espectadores. En la edición de 2019, por ejemplo, se propuso el “cine ataúd”: proyecciones para las que los espectadores eran introducidos en sarcófagos especialmente diseñados.

El Festival de Cine de Gotemburgo, la muestra cinéfila más relevante de Escandinavia, dará continuidad a su trayectoria signada por la provocación, que en otros años incluyó hasta proyecciones dentro de sarcófagos, y usará su 45ta. edición entre el 28 de enero y el 28 de febrero próximos para experimentar con la hipnosis masiva.

Y no se trata de una actividad lateral del festival, de esas que complementan la nutrida agenda de cada festival cinematográfico por el mundo; en cambio, el llamado “cine hipnótico” se llevará a cabo durante la proyección de tres de las películas más importantes del catálogo.

La extravagante propuesta se realizará con “Memoria”, del tailandés Apichatpong Weerasethhakul con el protagónico de Tilda Swinton, que ganó el premio el jurado en el último Cannes; “Land of Dreams”, de los iraníes Shirin Neshat y Shoja Azari; y “Speak No Evil”, del danés Christian Tafdrup, que tendrá premiere mundial en el Festival de Sundance este mes.

Según detalló el sitio especializado The Hollywood Reporter, antes de cada película un hipnotizador realizará una sesión de hipnosis masiva en el escenario principal del Stora Teatern en Gotemburgo, con el objetivo de alterar el estado de ánimo y el tema de la película para los espectadores. Al finalizar el filme, el hipnotizador interrumpirá también su influencia sobre el público.

“¿Realmente te atreves a ceder el control?”, desafía el video promocional del experimento social/cinematográfico. Justamente el director artístico del festival, Jonas Holmberg, aseguró que se busca “generar preguntas sobre la sumisión, la transgresión y el control”.

“El cine hipnótico es tanto un tributo como una extensión de la experiencia de ver películas en una sala de cine”, añadió.

No es la primera vez que el Festival de Gotemburgo reta con espíritu reflexivo a los espectadores. En la edición de 2019, por ejemplo, se propuso el “cine ataúd”: proyecciones para las que los espectadores eran introducidos en sarcófagos especialmente diseñados.

El año pasado llevó el aislamiento social al que forzaba la pandemia al extremo e invitó a una sola persona, la enfermera sueca Lisa Enroth, a pasar 7 días en la casa del faro de la pequeña isla desierta de Hamneskär, en el Mar del Norte, para ver las 60 cintas seleccionadas.(Télam)

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