México reclama suspensión de subasta de bienes históricos en Barcelona

La ministra de Cultura de México, Alejandra Frausto, ha denunciado que la galería quiere "lucrar" con bienes de interés histórico que datan incluso del siglo IX.

El Gobierno de México ha reclamado la suspensión de una subasta de más de una treintena de bienes históricos en Barcelona, poco después de lograr que una casa austriaca paralizase la venta de una pieza arqueológica prevista para este viernes.

En el caso español, la subasta está prevista para este mismo jueves en la casa Setdart, que en su página web da cuenta de una batería de bienes que incluyen piezas de origen mexicano.

La ministra de Cultura de México, Alejandra Frausto, ha denunciado que la galería quiere «lucrar» con bienes de interés histórico que datan incluso del siglo IX, en el caso de los más antiguos. Frausto ha acompañado su mensaje en Twitter con una etiqueta específica que reza: «Mi patrimonio no se vende».

El Ejecutivo mexicano ha trasladado su queja a las autoridades españolas, ante las que ha advertido con apelar a la Convención sobre las Medidas que Deben Adoptarse para Prohibir e Impedir la Importación, la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícitas de Bienes Culturales, aprobada en 1970 y suscrita por ambos países, según fuentes diplomáticas.

En una carta remitida al Gobierno español, Frausto recuerda que la legislación mexicana prohíbe desde 1827 la exportación de piezas históricas como las ofertada en Barcelona y afirma que ya se han iniciado «los procedimientos judiciales correspondientes» para que sean repatriadas «a través de los canales diplomáticos y legales oficiales».

No es la primera vez que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se posiciona en contra de las subastas de piezas mexicanas y este mismo jueves ha comunicado la paralización de la puja de una pieza arqueológica de origen mexicano que iba a tener lugar este viernes en la Galería Zacke, en Austria.

También ha trasladado quejas a los gobiernos de Bélgica y Francia, dentro de una estrategia que pasa además por «desincentivar el interés» de los compradores y «generar conciencia de que no se trata de adornos ni artículos de lujo, sino de objetos que son testimonio de la identidad y la memoria de los pueblos originarios de México». (Europa Press)

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