Vaticano se abre al debate sobre uso de anticonceptivos

"El Papa Francisco fue informado de cada paso y alentó el proyecto", destaca el obispo italiano, que subraya los rasgos innovadores tanto del método como del contenido del volumen. "Pretendíamos poner en diálogo opiniones diferentes sobre temas incluso controvertidos proponiendo muchos puntos de debate".

La editorial del Vaticano (LEV) ha publicado el volumen ‘Ética y teología de la vida. Escritura, Tradición, Desafíos Prácticos’, que recoge las actas de un seminario de estudio entre teólogos, filósofos y expertos de diversas disciplinas, celebrado a finales del 2021, y promovido por la Pontificia Academia para la Vida, en el que se planteó el uso de métodos anticonceptivos no naturales en determinadas circunstancias que «harían irresponsable» tener hijos.

Los teólogos que reflexionaron en el seminario organizado por el Vaticano el año pasado «procedían de varios continentes y expresaban diferentes sensibilidades y enfoques teológicos», según explica el editor de este volumen y presidente de Pontificia Academia de la Vida, Monseñor Vincenzo Paglia.

«El Papa Francisco fue informado de cada paso y alentó el proyecto», destaca el obispo italiano, que subraya los rasgos innovadores tanto del método como del contenido del volumen. «Pretendíamos poner en diálogo opiniones diferentes sobre temas incluso controvertidos proponiendo muchos puntos de debate», añade.

Así, señala que el objetivo de este volumen es el de «prestar un servicio al Magisterio de la Iglesia, abriendo un espacio de debate que posibilite y fomente la investigación». El libro aborda diversos temas como el matrimonio, la apertura a la vida, la procreación asistida médicamente, la anticoncepción, el aborto o la eutanasia.

Según las actas del encuentro, entre los asistentes se reconoció que existen «condiciones y circunstancias prácticas que harían irresponsable la elección de engendrar» por lo que una pareja casada puede decidir recurrir «con una sabia elección» a técnicas anticonceptivas no naturales, «excluyendo obviamente las abortivas».

«La responsabilidad en la generación requiere un discernimiento práctico que no puede coincidir con la aplicación automática y la observancia material de una norma, como es evidente en la propia práctica de los métodos naturales –se recoge en uno de los párrafos que ha sido publicado por los medios de comunicación de la Santa Sede, Vatican News y y ‘L’Osservatore Romano’–. Por lo tanto, como es el caso de estos métodos, que ya hacen uso de técnicas específicas y conocimientos científicos, hay situaciones en las que los dos cónyuges, que han decidido o decidirán acoger a los niños, pueden hacer un sabio discernimiento en el caso concreto, que, sin contradecir su apertura a la vida, en ese momento, no la prevé».

No obstante, durante el encuentro también se habló de que «la elección sabia se hará evaluando adecuadamente todas las técnicas posibles con referencia a su situación específica y excluyendo obviamente las abortivas». «Estas opciones están lejos de la mentalidad anticonceptiva y antinatalista criticada», añaden las actas.

En el volumen publicado por la Academia Pontificia para la Vida, se recuerda que ya el Concilio Vaticano II (1962-1965), con la constitución pastoral ‘Gaudium et Spes’, puso de manifiesto «la tensión entre la tradición doctrinal sobre el matrimonio y algunas instancias innovadoras que, sobre todo, en nombre del movimiento ‘personalista’, impulsaban una reinterpretación de la tradición». También se señala que desde el período postconciliar «la relación entre la dimensión institucional del matrimonio, con su finalidad procreadora, y la calidad interpersonal del vínculo conyugal, así como el vínculo entre el amor entre los esposos y el sacramento, son temas sobre los que la teología –la eclesiológica, la sacramentaria, la antropológica, la moral y la pastoral– está tratando de ponerse al día con siglos de retraso».

Entre las opiniones más relevantes de este seminario, resalta la del arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo Mattasoglio, que aboga por una Iglesia que «confía en la madurez humana y espiritual de las personas» y que, por tanto, «no puede reducir el comportamiento de los creyentes a meras fórmulas normativas». «No es saludable para la humanidad tener siempre una espada de Damocles amenazando con una condena cada vez que se incumplen las normas o cada vez que no se actúa según un procedimiento preciso, en la práctica común de cualquier método, natural o artificial, y, por otra parte, no es conveniente dejar una puerta abierta a la facilidad infinita», aseguró en aquel congreso. (Europa Press)

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