Comienza en EEUU juicio por sedición de líderes de Proud Boys por asalto al Capitolio

El juicio contra estos destacados líderes de Proud Boys es el segundo contra una organización de ultraderecha.

Este lunes da comienzo en Estados Unidos el juicio por sedición y conspiración contra los cinco principales cabecillas de Proud Boys, una de las milicias de extrema derecha presentes en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.

Como ya hiciera con otras organizaciones armadas similares como Oath Keepers, el Departamento de Justicia busca castigar a los principales líderes de Proud Boys por su papel antes, durante y después de aquel motín con el que se intentó que el presidente Joe Biden no asumiera el cargo tras su victoria electoral.

La Fiscalía sostiene que Enrique Tarrio, Ethan Nordean, Joseph Biggs, Zachary Rehl, Dominic Pezzola, tramaron y alentaron la violencia que se desató después del discurso que el expresidente Donald Trump dio horas antes del asalto al Capitolio.

Para probar sus acusaciones, los fiscales ofrecerán los testimonios de varios antiguos miembros de esta milicia, incluidos algunos cercanos a Tarrio, que ya se declararon culpables de varios cargos relacionados con la conspiración a cambio de beneficios judiciales si colaboraban con las autoridades.

Por su parte, los cinco de Proud Boys se han declarado inocentes de todos los cargos. La defensa sostiene que aquel día simplemente estaban protestando, informa CNN. En caso de ser hallados culpables del delito de conspiración y sedición podrían enfrentarse a una pena de hasta 20 años de cárcel.

Entre los acusados está Enrique Tarrio, de 38 años, quien ha estado al frente de esta organización armada durante muchos años. A pesar de que no estuvo durante los disturbios –pues fue detenido dos días antes por posesión de armas y destrucción de la propiedad–, los fiscales sostienen que creó una suerte de ‘Ministerio de Autodefensa’ para «conspirar» y «paralizar» el traspaso de poder presidencial.

El resto de los acusado son Ethan Nordean, uno de los líderes de la delegación de Washington; Joseph Biggs, un veterano del Ejército y jefe de Proud Boys de Florida; Zachary Rehl, antiguo infante de la Marina y presidente del grupo en Filadelfia, y Dominic Pezzola.

El supuesto plan que sostiene la acusación comenzó con Tarrio llamando a la insurrección a través de redes sociales e Internet días después de la derrota en las urnas del expresidente Trump. «Si Biden roba estas elecciones seremos presos políticos. No nos iremos en silencio (…) lo prometo», publicó.

Desde aquello, la presencia de Proud Boys en las manifestaciones que ponían en cuestión la validez de las elecciones fue en aumento, participando en muchas de ellos en los actos violentos que se produjeron.

Tarrio es señalado por ser uno de los principales ideólogos de ese ‘Ministerio de Autodefensa’ que estuvo compuesto por un centenar de personas fuertemente armadas, que en la mañana del 6 de enero se reunieron en el Monumento a George Washington para ir todos juntos hacia el Capitolio.

Si bien los miembros de Proud Boys se mantuvieron en la vanguardia de los ataques a los sobrepasados policías del Capitolio, según las grabaciones de ese día, algunos como Nordean, Biggs y Rehl asumieron un segundo plano y dejaron que fueran otros quienes lideraran el asalto para unirse posteriormente.

Uno de estos que asumió el liderato de la turba fue Pezzola, a quien se le vio robar un escudo antidisturbios de la Policía y usarlo para romper una de las ventanas del edificio del Capitolio por la que luego entraron los asaltantes.

El juicio contra estos destacados líderes de Proud Boys es el segundo contra una organización de ultraderecha que se lleva a cabo con motivo de los sucesos que acontecieron aquel ya histórico 6 de enero de 2021 en Washington, después que los cabecillas de Oath Keepers fueran acusados de sedición y conspiración.

Al igual que Tarrio, el líder fundador de Oath Keepers, Stewart Rhodes, tampoco estuvo presente durante el asalto, sin embargo, la acusación pudo probar que había participado desde la distancia dirigiendo a sus esbirros. Posiblemente sea el mismo argumento que los fiscales utilicen en este caso. (Europa Press)

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