Manuel Guerrero Antequera presenta Sociología de la masacre

A pocas semanas de conmemorar el aniversario 38 del Caso Degollados, el hijo de Manuel Guerrero Ceballos, una de las tres víctimas del brutal crímen cometido en dictadura, entrega un imprescindible ensayo que, desde la perspectiva teórico-social, invita a preguntarnos cuál es nuestro rol en el engranaje de la violencia.

¿Es lo mismo aniquilación, masacre y genocidio? ¿Cuáles son las características de los contextos de producción masiva de violencia? ¿Cómo alguien llega a convertirse, o no, en delator o torturador? Estas son algunas de las interrogantes que dan origen a Sociología de la masacre, el primer libro de Manuel Guerrero Antequera, hijo de Manuel Guerrero Ceballos, una de las tres víctimas del Caso Degollados, ocurrido en marzo de 1985.

A partir de la delación de su padre, por su excamarada Miguel Estay Reyno, “El Fanta”, el autor se pregunta en este exhaustivo y documentado ensayo por qué, y de qué manera, la población civil se hace parte o no de las masacres humanas. «El texto hace una reflexión teórica del conjunto de violencia aniquilatoria extrema que se vivió durante el siglo XX. Hace un recorrido por el concepto de masacre, definida como aquella violencia que se ejerce contra la población cuando, estando ya neutralizada y se encuentra indefensa, de todas maneras se le extermina», explica el sociólogo.

En estas 180 páginas, el autor aborda desde lo teórico y lo empírico la complejidad en que se expresa y enfrenta la violencia, para cuestionarnos cómo llega a producirse una masacre. «La población en contexto de violencia, dado ese nuevo marco de orientación para su accionar, evalúa si es que se pone al margen de esta o si es que participa de ella, directa o indirectamente», menciona Guerrero. En contextos de violencia extrema, como las masacres, explica el autor, la población «a veces se adhiere a ellas colaborando con los perpretadores; otras veces intenta mantenerse al margen; y también hay ocasiones en que parte de esta población, sin ponerse del lado de ninguno de los grandes actores en conflicto, trata de detener esa violencia, de modularla, de evitarla».

El académico revela, en Sociología de la masacre, la lógica que opera detrás de la producción social de la violencia e invita a reflexionar en torno a las posibilidades de enfrentarla, contenerla y prevenirla. «A medio siglo de ocurrido el golpe militar, a mí me parece que el papel que nos toca a nosotros, la población, es fundamental, no solo en cuanto a reclamar, de forma justa, que haya juicio y castigo, que haya memoria, que haya reparación -que son los mecanismos de la justicia transicional-, sino también es necesario preguntarnos: puestos nosotros en un contexto similar, cuando la violencia está desatada, ¿qué rol jugaríamos?«, plantea el autor y agrega: «¿Nos pondríamos de parte de la violencia? ¿De qué manera participaríamos, si es que, por ejemplo, nuestra vida está en juego? O, ¿tomaríamos un rol activo para, como hizo la Vicaría de la Solidaridad, tratar de modularla, prevenirla, detenerla?».

Para Guerrero, a pocas semanas de que se cumpla un nuevo aniversario del Caso Degollados y a propósito de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, hoy «vale la pena preguntarnos por nuestro papel en el engranaje de la violencia aniquilatoria, porque comprender el fenómeno nos va a permitir, en el futuro, anticiparlo y, ojalá, evitarlo«.

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