“¿Por qué mi mamá no se fue feliz”?

Por María Eugenia Camus, periodista.

“¿Por qué mi mamá no se fue feliz?”. La pregunta del joven Benjamín, de 14 años, hijo mayor de Rita Olivares, Sargento de Carabineros asesinada de un balazo en su cabeza, disparado por un grupo de delincuentes poderosamente armados que asaltaban una casa en la calle El Belloto, Quilpué, resuena dolorosamente. Y requiere respuesta de muchos actores.

Porque Rita Olivares, madre de Benjamín y de Alonso de 12 con casi 21 años de carrera en Carabineros no puede responder a su hijo. Ese que la veía feliz en su Institución a la que le dedicaba su alegría, energía y profesionalismo, lo que valoraban sus compañeros y vecinos que destacaban su rol de servicio a la comunidad.

Antes de esta destinación, Rita estuvo en Talca y Cancha Rayada, pero su traslado a la dotación de El Belloto fue una buena noticia. Ahí estaban sus raíces, sus padres y hermanos y sus amigas. Como muchas mujeres chilenas, era padre y madre dividiendo su tiempo entre el trabajo y sus hijos para quienes quería un mejor futuro. Por eso, postergó su retiro para más adelante. Con su ingreso de $ 1. 352.483 mensuales los tres vivían en una casa frente a la de sus padres. Hacia turnos de noche y cuando se necesitaba reforzar la presencia de Carabineros, cumplía horarios extendidos.

Con sus compañeras y amigas hablaba del peligro y del temor frente a una delincuencia cada vez más armada que había cobrado víctimas en los últimos meses. Esto, no la paralizaba ni impedía en ser la primera en acudir a los llamados de urgencia, como el que recibió esa madrugada del domingo.

Cuando el vehículo donde iba de copiloto llegó al lugar los recibió una lluvia de balas. No alcanzó ni a descender ni ponerse su casco para protegerse y un proyectil se le alojó en el oído, lo que minutos más tarde le ocasionó la muerte y destrozó para siempre sus sueños de ver crecer a sus hijos como buenos profesionales. Uno de los delincuentes que disparó tenía unos años más que Benjamín, se había escapado de la cárcel hace dos años y estaba prófugo cometiendo delitos.

Hasta este brutal hecho, Rita era una Carabinera más, valorada por sus superiores, su familia y su entorno. No conocíamos ni su rostro, ni su historia, ni su vida sacrificada y llena de peligros. A pesar de haber participado en numerosas acciones que significaron salvar la integridad e incluso la vida a otros chilenos, Rita no aparecía en las pantallas televisivas. A pesar de tener muchas cosas que contar, a partir de su propia historia, no era una invitada a los matinales ni daba una “cuña” en medio de un procedimiento. Solo todos los días cumplía a cabalidad con su labor. Como la gran mayoría de sus compañeros, no “robaba” cámara, sino que discretamente seguía con su labor en terreno.

Ella fue la protagonista desconocida de una historia de la que hoy se apropian esos personajes que sí dedican la mayor parte de su tiempo en trabajar para su propio marketing, con declaraciones altisonantes, agresivas, ofensivas y su infinita capacidad para criticar y juzgar al resto.

Vivimos tiempos complejos en los que la política se confundió con la farándula; en que el todo vale para tener popularidad pareciera lo esencial y donde lo sustantivo quedó en segundo plano. Todo ello pasa en un contexto cada vez más atemorizante, observado por los delincuentes que ganan espacios en medio de este desorden y guerrillas inútiles en el que lo más importante es que “mi opinión” gane y no ponerse acuerdo para buscar una salida y terminar con este flagelo cada día más empoderado.

La responsabilidad de todos quienes ocupan un espacio público y político es demasiado grande. Los parlamentarios bien pagados por todos nosotros, deben cumplir con su rol, sacar adelante las leyes que discuten desde hace meses, hablar menos y hacer más. El Gobierno debe golpear la mesa y apurarlos para que el país cuente finalmente con una poderosa herramienta legal para detener y aislar al crimen organizado.

Las feministas, sus organizaciones y voceras, (cuya voz no se ha escuchado en estos días) deben solidarizar con la figura de Rita y tantas otras que, como ella, a pesar de sus miedos, optaron por un trabajo sacrificado para dar mayor tranquilidad a todas y todos

Los medios de comunicación, especialmente la televisión en su programación y formatos, deben dejar de lado el morbo y los personajes polémicos y negativos que pueden darle raiting, pero que contribuyen a un clima cada vez más enrarecido y, buscar personajes que todos los días intentan mejorar esta sociedad. Como lo fue Rita.

Porque la pregunta de Benjamín quedó retumbando. Y cada uno de nosotros es responsable de empatizar con él y darle una respuesta.

 

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