¡Gracias Pato querido! ¡Te echaremos mucho de menos! ¡Descansa en paz!

Por Francisco Aylwin Oyarzún, periodista

         Francisco Aylwin

Querido Pato (así lo llamábamos cariñosamente los amigos):

Ya estarás descansando en esa paz que tanto anhelaste. Desde acá, nuestro pésame a tu familia y amigos y el agradecimiento infinito por haberte conocido y por haber tenido el privilegio de compartir contigo y aprender de ti.

Corrían los años 80 y yo llevaba unos años trabajando en la Radio Chilena, haciendo el móvil de Primera Plana al que me había invitado nuestro común amigo Jaime Moreno Laval, Director de prensa de la emisora.

Tu venías volviendo de haber trabajado en la BBC, Radio Nederland y la Deutsche Welle en Alemania, y obviamente en dictadura, a pesar de tus pergaminos y tremendo currículo, pocos medios te acogieron. Primero TVN y luego el canal de la Universidad de Chile te contrató para que leyeras su noticiario central, y te desvinculó luego que te opusieras a leer una crónica sobre el acto del Caupolicán en la previa al plebiscito de 1980, que contenía palabras injuriosas para Eduardo Frei Montalva, principal orador en ese acto contra la dictadura.

Fue entonces que la Radio Chilena -emisora de la Iglesia Católica cuyo Directorio presidía Raúl Silva Henríquez, Cardenal Arzobispado de Santiago- te recibió y ahí tuve el privilegio de compartir contigo.

“Algo más que Deportes” era tu espacio después del informativo “Primera Plana”, a las 8:30 am, horario de gran sintonía, que antes conducía Pedro Carcuro y que lo tuvo que dejar también por presiones de la dictadura. Eran 15 minutos en los que tú, precisamente, hablabas de algo más que de deportes: gastronomía, viajes, música, libros, vinos, misceláneos y si, también política (aunque bien disimulada) formaban parte de tus comentarios, en el que hacías gala de tu gran experiencia, cultura y tremendos conocimientos. También compartimos las transmisiones desde los estadios en el espacio deportivo de la Radio (La Chispa del Deporte de Radio Chilena, que se llamaba así por el auspicio de Coca Cola).

Terminado ese programa matinal, nos íbamos a tomar un café por ahí en el centro desde calle Phillips. A veces se unían grandes de las comunicaciones que trabajaban en esa época en la radio. El Propio Jaime Moreno, Pedro Carcuro, Mario Gómez Lopez, Angélica Cabello. Más tarde Nibaldo Mosciatti y varios otros. Yo no tenía ni 30 años y escucharte y aprender de ti fueron un lujazo.

Por esa época la CNI te perseguía. Recuerdo uno de esos martes en que nos juntábamos en la pizzería La Leona frente al ex cine Las Condes (Mosciati, Pablo Portales -a la sazón editor de la revista de la Vicaria de la Solidaridad-, tú y yo), y nos decías que en la mesa de atrás había gente que no era el publico habitual de ese lugar… A los pocos días, fue allanado el departamento de Nibaldo -entonces editor de la revista Apsi- y le dejaron cocaína y mirillas puestas en sus fotos personales. ¡Cuánta razón tenías!

Más adelante, y hasta bien entrado el siglo XXI -yo ya en Telefónica y tú en TVN- nos seguimos juntando a almorzar. En ese lote estaban Pedro Carcuro, Pedro Cardenas, Milton Millas, el gran Cañon Alonso y varios otros. Aunque discutíamos de la política contingente (tu ya eras un desencantado de lo que había sido la transición y eras muy crítico de lo que venía para el país), yo seguí aprendiendo de ti. Miro en retrospectiva y solo puedo dar gracias por haberte conocido, por todo lo que me enseñaste y por haber tenido el privilegio de ser tu amigo.

En fin, podría seguir con una y mil anécdotas de cuando hacíamos La Chispa del Deporte en Radio Chilena; de las largas “conversas” en esos almuerzos eternos en La Tasca de Altamar y más tarde en La Bodeguilla con Rafael Otano y Nibaldo. De las charlas en los atardeceres en la terraza de tu departamento en la playa Amarilla en Con Con, en tu casa en Santiago, o en nuestro departamento en Santa Beatriz. No olvidaré jamás ese encuentro un par de días antes que mi Papá asumiera la Presidencia de la Republica: no quisiste ir a mi cumpleaños el 7 porque -decías- “me cargan las aglomeraciones” y efectivamente los Aylwin y los Cisternas somos muchos, pero fuiste a saludarme al día siguiente y nos quedamos conversando hasta tarde con un jamón serrano y un buen vino.

Termino con un recuerdo emocionado: en Enero de 1990, el entonces Presidente electo Patricio Aylwin, te invitó a tomar té a su casa de Arturo Medina. Por la amistad que teníamos, mi Papá me pidió que los acompañara. Fue una conversación increíble en la terraza de la que hasta hoy yo llamo “mi casa” (la casa de nuestros padres), entre dos personajes muy cultos, que recorrió desde la campiña inglesa hasta la franja del NO y todo el arduo camino para recuperar la democracia. Don Pato te ofreció colaborar con el gobierno que partía el 11 de Marzo, a lo que agradeciste diciendo que estabas en conversaciones con las que serían las futuras autoridades de TVN, para volver a lo que fue tu casa, lo que finalmente ocurrió.

¡Gracias Pato querido! ¡Te echaremos mucho de menos! ¡Descansa en paz!

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