Cambio climático amenaza la «viticultura heroica» de Europa

Ya en 2103, un estudio del ministerio de Agricultura de Chile concluía sobre los efectos que tendría el calentamiento global en nuestro país y cómo afectaría a las viñas locales.

Algunos de los mejores viñedos del mundo -ejemplos de la «viticultura heroica» en España, Italia y Portugal y famosos por sus caldos únicos y tradición- sufren la amenaza del cambio climático.

En un artículo publicado en la revista ‘iScience’, los investigadores sostienen que agricultores y científicos deben trabajar juntos para proteger algunos de los vinos más célebres del mundo.

«El riesgo no es sólo perder un producto agrícola o ver cómo cambia el paisaje, lo que repercute negativamente en la economía local –escribe los autores de la Universidad de Padua (Italia)–. El riesgo es perder la historia de comunidades enteras y sus raíces culturales».

Ya en 2103, un estudio del ministerio de Agricultura de Chile concluía sobre los efectos que tendría el calentamiento global en nuestro país y cómo afectaría a las viñas locales.

«Un ejemplo a nivel nacional del impacto del cambio climático es el desplazamiento en las zonas de producción del vino. Sectores como Valdivia podrían convertirse en productores de vinos hacia 2050. Un estudio dado a conocer a fines de marzo de este año por la Universidad Austral y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) explica que se perderá gran parte de la actual zona apta para viñas, pero que se abrirán nuevas áreas en lugares hasta ahora inusuales, como Talca y Valdivia. En Chile, el área de producción de vino actualmente se extiende entre la IV Región y el Biobío, pero el aumento de temperatura y la menor disponibilidad de agua ya empiezan a notarse: el 95% de las viñas tiene problemas de suministro de agua, según el estudio. De hecho, se estima que en las actuales regiones de clima mediterráneo, como Maipo, Cachapoal y Colchagua, donde se cultivan variedades premium, la zona apta para vinicultura disminuirá en 25%. Claro que no todo está perdido para la zona central. Una de las conclusiones del estudio es que se podrá recurrir a nuevas cepas que ofrezcan sabores similares, pero que se adapten mejor al nuevo clima. Y, según los autores del estudio del Ministerio del Medio Ambiente, la zona podría renovar su agricultura, optando por cultivos tropicales (cereales, cítricos, paltas y chirimoyas) beneficiados con la disminución de heladas y el aumento de temperatura», decía el estudio gubernamental de hace 10 años.

Viticultura heroica

Los viñedos se consideran lugares de «viticultura heroica» si tienen una pendiente superior al 30%, están situados en pequeñas islas o a una altitud superior a 500 metros sobre el nivel del mar, o si incorporan vides cultivadas en terrazas.

El nombre «heroico» tiene su origen en la dificultad inherente de cultivar y cosechar en estos paisajes. Algunos de los ejemplos más famosos y centenarios de viticultura heroica en España son la Ribeira Sacra en Galicia, el Priorat en Cataluña, o los viñedos de Malvasía en Lanzarote.

«El gran esfuerzo necesario para gestionar estas zonas refuerza la conexión específica entre el hombre y el medio ambiente –escriben los autores–. Por eso se reconocen como singularidades culturales de primordial importancia histórica y social, donde el conocimiento tradicional sigue siendo el elemento determinante».

En los antecedentes, los autores enumeran la degradación del suelo y la sequía como los mayores riesgos relacionados con el cambio climático para la viticultura heroica. También sostienen que los viñedos se enfrentan a varias barreras socioeconómicas importantes.

«El último medio siglo se ha caracterizado por el éxodo rural y el abandono gradual de los paisajes de montaña –señalan los investigadores–. La nueva generación no está dispuesta a seguir trabajando en condiciones extremas si los beneficios económicos son insignificantes».

Para proteger los lugares de viticultura heroica, los autores sugieren varias formas de soluciones potenciales, desde comunicaciones estratégicas diseñadas para unir a científicos, agricultores y consumidores hasta soluciones in situ como pequeños sistemas de almacenamiento de agua integrados en los paisajes de los viñedos que evitan la escorrentía y retienen el agua para usos futuros.

También subrayan la importancia de la educación, incluyendo «educar a las nuevas generaciones sobre los beneficios de la realidad rural, la necesidad de preservar el patrimonio cultural, vivir en equilibrio con el medio ambiente y tener un enfoque sostenible de la agricultura».

«La clave del éxito reside en combinar los conocimientos tradicionales de los viticultores con la innovación y el rigor científico –señalan–. De este modo, las explotaciones pueden colaborar estrechamente con los científicos para optimizar las inversiones en aras de un paisaje agrícola más funcional, sostenible y seguro: una alianza ganadora para afrontar estos diversos retos naturales y antropogénicos».

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