Desalinización y minería: una oportunidad para mitigar la sequía

El presidente de la Asociación Chilena de Desalinización (ACADES), Carlos Foxley detalla la conexión entre la minería y el impulso de plantas desaladoras de agua de mar, cuya tecnología hace un procesamiento del agua en las costas del país para quitarle la sal y así usarla en procesos industriales o como agua potable. Aún queda el desafío de entregar mayor celeridad a la tramitación de nuevos proyectos.     

Aunque no se trate de una solución única, la construcción de plantas desalinizadoras de agua de mar es una relevante medida con miras a mejorar la situación de escasez hídrica que azota actualmente a Chile, en algunas zonas por más de 15 años seguidos.

La Asociación Chilena de Desalinización (ACADES) identifica que actualmente hay 101 comunas que tiene decretos de escasez hídrica, lo que permite ver que el problema del déficit hídrico es severo y afecta a gran parte de la población. Especialmente críticas son áreas rurales de las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y Ñuble y a nivel de ciudades, sin duda, que la situación de La Serena/Coquimbo y Valparaíso/Viña del Mar son preocupantes.

Asimismo, la ACADES registra una capacidad instalada de 8.500 litros por segundo (l/s) de agua desalada en territorio nacional, una cifra que pronto aumentará a 10.000 l/s hacia finales de 2023 considerando la puesta en marcha de las desaladoras del proyecto Quebrada Blanca Fase II de Teck Resources; del proyecto de expansión de Infraestructura Complementaria (INCO) de Minera Los Pelambres, propiedad de Antofagasta Minerals y de Mantoverde de Capstone Mining.

En una entrevista concedida por el presidente de ACADES, Carlos Foxley, al medio especializado MCH destacó particularmente la planta de Escondida|BHP, instalada al sur de Antofagasta-Puerto Coloso- que hoy produce un poco más de 3.800 l/s, equivalente a más del 40% de toda el agua de mar que se desaliniza en el país. Asimismo, planteó otras aristas relevantes sobre las implicancias de esta tecnología en nuestro país que tiene un claro sello minero.

Desalinización, minería y el norte de Chile

Algo clave que hay que comprender cuando hablamos de desalinización en Chile es que la delantera en esta materia yace en el Norte, particularmente la Región de Antofagasta, donde además existen localidades y ciudades que consumen agua potable desalinizada.

“Hoy ciudades como Tocopilla y Mejillones se abastecen de manera segura y confiable, sin interrupciones, en un 100% de agua de mar desalada. Lo mismo Antofagasta, en que más del 80% de la ciudad recibe agua desalada. Esto ha permitido mejorar la calidad de vida de sus habitantes, y tener un crecimiento económico y territorial sostenido desde hace 20 años cuando comenzó a operar la desaladora de La Chimba”, expuso el presidente de ACADES.

En ese sentido, Foxley hizo hincapié en que “sin desaladoras, hubiese sido imposible tener el crecimiento que ha tenido la Región de Antofagasta, no solo por el agua potable que hoy es un suministro continuo, seguro y confiable, independientemente del agua que hay en la cordillera, sino porque también las desaladoras construidas para abastecer a los proyectos mineros y energéticos de la región han permitido el desarrollo de estas actividades que, sin desalación, no hubiesen sido posibles”.

De acuerdo con Foxley, no cabe duda que la minería “ha sido el principal motor de desarrollo de esta industria.            De hecho, actualmente aproximadamente el 80% de la capacidad instalada de producción de agua desalada en Chile abastece a la minería, y ese porcentaje no variará considerablemente en el corto o mediano plazo”.

De ese modo, se ha podido ver una reducción de uso de aguas continentales lo que permite, mayor disponibilidad de recursos hídricos cordilleranos en acuíferos para el consumo humano, así como agua desalada de mar para los mismos fines.

Desafíos en materia legislativa      

Pese a los beneficios probados de la desalinización de agua de mar, la rapidez para aprobar proyectos nuevos sigue siendo un tema complejo y sujeto a largas tramitaciones.

“Lamentablemente, la fase que más toma tiempo en el desarrollo de un proyecto de desalación es la de la obtención de permisos, principalmente de la Concesión Marítima (pueden ser tres años, pero también puede extenderse hasta 10 años) y de la Resolución de Calificación Ambiental. Otros ejemplos de permisos que pueden tomar mucho tiempo son los de Obra Hidráulica Mayor y los del Consejo de Monumentos en que caso de existir vestigios arqueológicos, pueden demorar más de un año”,  puntualizó Foxley.

De esa manera, el promedio para obtener los permisos para construir una desaladora de agua de mar es de cuatro a seis años, lo cual es demasiado tiempo en circunstancias que existen ciudades que no saben si podrán subsistir sin racionamiento por los próximos seis o cuatro años. En ese sentido, Foxley enfatizó que “en lo inmediato, es urgente acortar los plazos de los permisos y brindar seguridad jurídica, en el sentido que los proyectos que cuenten con las autorizaciones y permisos respectivos no sean judicializados”.  

Con respecto al costo de una planta desaladora, como referencia, se puede considerar que el CAPEX de una planta desaladora en Chile estará en el orden de 2.000 US$/m3/d de capacidad instalada y su consumo específico será del orden de 3 a 3.5 KWh/m3 todo incluido, considerando que entrega el agua en un estanque en la playa.   

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