Claudio Suárez Cruzat publica su segundo libro Fugitivo en la ruta Selk´nam

“Aprender a tomar distancia del relato es necesario en cualquier obra enmarcada en la exposición de la violencia” señala el autor en esta entrevista.

Este nuevo título formado por nueve relatos busca mostrar las diferentes caras de la masculinidad en el siglo XXI, en palabras del autor, “el menos hetero normado y más feminista de la historia”. A través de estas historias releva el cambio del rol del hombre tradicional, que ha sido reemplazado por una variedad de versiones de la masculinidad, que abarcan todo el espectro posible. Claudio Suárez Cruzat es médico de profesión, pero hace más de un año decidió dejar la medicina y dedicarse por completo a escribir. Su primer libro En el óvalo de luz, publicado el año 2022 por Simplemente editores, acaba de ser publicado en México por Ediciones Alejandría. Claudio Suárez se presentó en la reciente FIL de Guadalajara y viene llegando de una intensa gira de prensa y presentaciones en Ciudad de México.

En este, tu segundo libro, los protagonistas son hombres. ¿Cómo nacieron estos cuentos, primero se te ocurrió el tema y creaste los cuentos? ¿O aparecieron los cuentos y los uniste en esta obra?

Había escrito tres de los nueve cuentos de este volumen cuando la temática de la masculinidad se me apareció como el posible hilo conductor de estos relatos.

Entendí que era un buen momento para hablar del tema, no tenía claro como presentarlos sin que pareciera panfletario o parcial. Con el tiempo definí que lo mío sería mostrar los diferentes tipos de masculinidad, sin juicio, sin crítica moral, solo el retrato de la situación y el tipo de hombre, dejando la evaluación para los lectores. Considero que en la literatura moderna el lector completa la historia cuando la interpreta, la comenta, la transmite o recomienda, y esa es la intención de estos nueve cuentos.

Has hablado sobre la nueva masculinidad y de la generación bisagra, cuéntanos a qué te refieres con este término y qué hombres son los que encontramos en Fugitivo de la ruta Selk´nam.

Las nuevas masculinidades son las diversas manifestaciones de lo masculino en el mundo y la sociedad de hoy. Los sentimientos, demostraciones y actitudes que hoy se consideran masculinos han aumentado en los últimos cincuenta años. Hoy aceptamos que la masculinidad no es solo heterosexual ni heteronormada. Reconocemos que no depende solo de la carga genética, que empieza a moldearse antes del nacimiento con el mundo de los padres y la epigenética; y entendemos que se modifica hasta el final de nuestros días con las interacciones sociales, las modificaciones culturales, la lectura, el pensamiento crítico. La masculinidad es un constructo personal socialmente influido y modificado. Así las cosas, podríamos llegar a pensar que hay tantas masculinidades como personas que se auto consideran masculinas.

La generación bisagra es un término que acuñé hace un tiempo para hablar de los hombres de mi generación y las generaciones cercanas, que fueron criados en el patriarcado, el machismo, la desigualdad de géneros y la homofobia, influidos fuertemente por las religiones monoteístas y modelos de sociedad en cambio político moral inestable; y que después fueron empujados al cambio por su pareja, sus hijos, el feminismo, la sociedad moderna, la comunidad LGTBQIII+. Muchos lo lograron, pero la bisagra los marcó. Ellos resultaron ser quienes debieron empezar a enseñar a las generaciones más jóvenes el nuevo modelo de masculinidad sin machismo, y nadie se los había enseñado a ellos. Por eso a veces el mensaje que entrega esta generación bisagra es confuso, contradictorio, dependiendo de cuanto ha cambiado el emisor del mensaje en realidad. Cuanto ha logrado cambiar o transitar de una a otra hoja de la bisagra.

Hay personajes que son desagradables, violentos, incluso hay un pedófilo. ¿Cómo es enfrentarse a escribir sobre este tipo de personajes lamentablemente tan reales? ¿Qué sucede con tus emociones?

Requiere primero introspección para enfrentarlas y definir como los vamos a presentar; luego viene el distanciamiento del narrador respecto del personaje, su moral, su retorcida manera de mirar y juzgar el mundo que lo rodea.

Si no tomo distancia emocional del relato sufro burn out, como todos los que se exponen a situaciones emocionales muy intensas (como los equipos de salud durante la pandemia, las guerras, etc).

Aprender a tomar distancia del relato es necesario en cualquier obra enmarcada en la exposición de la violencia, sea esta política, criminal, de género, sexual, latinoamericana.

¿Cómo fue el proceso de escribir este segundo libro?

Creo que fue más cerebral que el anterior, donde mis obsesiones y emociones estaban presentes en todos los relatos. Aquí la construcción de las historias, el marco de desarrollo, la forma, y el “qué quiero decir con esto” estuvieron más presentes.

A propósito de las masculinidades, ¿cómo ves al hombre chileno actual?

Lo veo en tránsito, caminando con paso inseguro hacia la evolución que la sociedad le pide o necesita. Creo que los más jóvenes y educados lo hacen mejor que los mayores y que los que han tenido menos oportunidades.

Hay historias y personajes que pasean por más de un cuento, cómo nació esa idea y por qué.

Usualmente me gusta escribir tocando teclas comunes con otras obras literarias, música, poesía, directa o indirectamente, lo que se llama metaliteratura. En estos cuentos estoy usando una idea similar, cruzo historias y personajes de otras obras con lo que estoy relatando ahora, creando un mundo interrelacionado con el de esas otras obras.

Este fenómeno cruza toda mi obra, pero aún no es tan evidente para mis lectores porque la mitad de ella aún no se ha publicado. Puedo dar algunos ejemplos: en el libro Fugitivo en la ruta Selk’nam los cuentos Las vigas de Pellín y Las arenas de Santorini conversan, son caras opuestas complementarias de una misma historia, aunque los protagonistas no están presentes en ambas historias, solo se nombran al pasar. También dialogan con otros de mis libros, por ejemplo, los narcotraficantes de El pedazo de papel de este último libro conversan con los del cuento de mi primer libro, En el óvalo de luz, que le da el título al libro anterior: Taladro, el Rucio y otros aparecen en ambos. Y el Café San Isidro es escenario en El otro barco ebrio y en El trozo de papel. Y lo volverán a encontrar en la novela policial que presentaré en 2025.

Acabas de volver de una gira literaria en México por la publicación de tu libro En el óvalo de luz por una editorial de allá. ¿Cómo estuvo esa gira, cómo es el público, la prensa?

La gira fue fantástica. A la presentación de prensa en la librería Octavio Paz (una de las del Fondo de Cultura) asistieron periodistas culturales de una treintena de medios.

Recorrí librerías y verifiqué que el libro estaba en el mesón de novedades de las mayores cadenas libreras de CDMX, entre los destacados, en un período prenavideño, que más se puede pedir. Di más de una decena de entrevistas en programas de TV, Radio y Revistas culturales.

 ¿Tienes planes de publicar este segundo libro en México?

Me encantaría. Creo que dependerá de cómo le vaya a la edición mexicana de En el óvalo de luz en ventas y recepción del público.

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