Marruecos en la presidencia del Consejo ONU de DDHH: éxito de una política de largo plazo

Por Paz Verónica Milet, profesor en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

El 10 de enero de este año Marruecos logró la Presidencia del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con una amplia mayoría de 30 votos contra 17 obtenidos por Sudáfrica.

Esta victoria, en el escenario de un mundo condicionado por altos niveles de conflictividad e incertidumbre, es expresión de tres factores que han caracterizado la acción internacional de Marruecos durante los últimos años: la coherencia entre la política interna y externa, la ampliación de las alianzas estratégicas y la capacidad de resiliencia frente a nuevos desafíos.

El año 2011, en el marco del proceso de la Primavera Árabe, su Majestad el Rey Mohammed VI lideró el proceso hacia una nueva Constitución y amplias transformaciones que permitieran consolidar la democracia, gestaran una mayor igualdad entre hombres y mujeres y una efectiva aplicación de los derechos humanos, entre otros ámbitos. En la perspectiva externa, esta nueva dinámica repercutió en una acción cada vez más amplia en foros multilaterales, en espacios regionales ya nivel bilateral, de cara a la construcción de un liderazgo propositivo y unificador en el escenario internacional.

Esta estrategia marroquí ha tenido importantes logros en los últimos años, a través de acercamientos sin precedentes con países como Estados Unidos, España y otras potencias; del reforzamiento de los vínculos con África – una de las claras prioridades de la política exterior marroquí y la consecución de una serie de candidaturas internacionales.

Marruecos ha consolidado vínculos de cooperación en áreas tan diversas como la lucha antiterrorista, la política agraria y el tránsito verde, lo que le ha permitido obtener un amplio apoyo para su candidatura al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

El Embajador Omar Zniber, representante marroquí ante la Organización de Naciones Unidas con sede en Ginebra, será quién presida el Consejo durante el período 2024 y ya se ha anunciado que se mantendrá la continuidad con el trabajo desarrollado hasta ahora, que ha enfatizado la necesidad de priorizar y trabajar conjuntamente en diálogo interreligioso, la tolerancia y la lucha contra el odio racial, el derecho a un medio ambiente sano y sostenible, los derechos de los migrantes y las nuevas tecnologías. Áreas de trabajo vitales, en las que es necesario generar consenso con perspectiva de futuro.

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