Téngase presente de Allamand en el Senado: «hay algunos a quienes les importan mucho mas las encuestas que la coherencia con su pensamiento»

Junto con asegurar que la reforma estaba aprobada, el dirigente RN fustigó duramente a los díscolos y opositores.

«Antes de iniciar este debate, el Senado ya ha tomado una decisión. No hay ninguna duda ni suspenso: La reforma será aprobada», comenzó su alocución de hoy en el Senado, Andrés Allamand, uno de los contrarios a la iniciativa que permitiría retirar un porcentaje de las pensiones individuales.

El senador dijo que, entonces, que «no tiene mucho sentido que me dirija de preferencia a la Sala como es habitual entre nosotros. ¿Para que hacerlo cuando la mayoría de los presentes están blindados a los argumentos y negados a las razones? ¿Qué sentido tiene intentarlo cuando tuvieron oídos sordos para escuchar la opinión técnica experta de todos los Ministros de Hacienda de la Concertación y la Nueva Mayoría?»

«No se me escapa que algunos de los nuestros darán los votos decisivos para que la reforma avance, que fue el propio Presidente de Renovación Nacional, quien abrió una puerta que luego no fue capaz de cerrar, aunque paradojalmente se haya abstenido, es decir rechazado el proyecto, en la votación correspondiente y que la principal carta presidencial de la centroderecha, se haya transformado bruscamente en un entusiasta de la idea» señaló Allamand en clara referencia a Mario Desbordes y Joaquín Lavín.

Y agregó: «No me corresponde a mi enjuiciar a nadie: Cada cual es responsable de sus actos y sus consecuencias, aunque al parecer hay algunos a quienes les importan mucho mas las encuestas del día lunes que la coherencia con su pensamiento y el gobierno al que dicen apoyar. Tampoco ignoro que enfrentar la popularidad no es un rasgo muy común en estos días, en medio del clima de amenaza que se ejerce contra nosotros. Y si es grave que tales amenazas existan, es mas grave que estén siendo efectivas y logrando su propósito».

Allamand, entonces, avanzó de las razones de por qué votaba en contra del proyecto del 10 por ciento:

«Por todo lo anterior, me propongo hablarle directamente a la gente, a las personas que siguen este debate. ¿Por qué lo hago? Porque creo mi deber contribuir a aclarar algunos aspectos del proyecto que, al mismo tiempo, explican por que no lo apoyo, ya que, en mi parecer, sigue la receta clásica del populismo: Pagar la ayuda presente con pobreza futura.

En efecto,

A ustedes les han transmitido que podrán retirar como mínimo $1 millón. Lo que no les han dicho es que 800 mil personas retirarán menos de $100 mil pesos en dos cuotas; 400 mil personas retirarán menos de $ 200 mil pesos y otras 800 mil personas retirarán menos de $500 mil.

A ustedes se les ha señalado que el retiro del 10% no tendrá gran impacto en sus pensiones futuras. Lo que no les han dicho es eso será así sólo para los más ricos ya que para 7,5 millones de personas el retiro promedio será del 60% dañando irremediablemente su pensión futura. Tampoco se les ha dicho que 3 millones de personas retirarán el total de su ahorro para la vejez y probablemente muchos terminarán recibiendo sólo la pensión básica solidaria que entrega el Estado.

A ustedes se les ha ofrecido que un mágico “Fondo Solidario” les devolverá lo que ahora están retirando para compensar el daño previsional, que finalmente han debido reconocer será inevitable. Lo que no les han dicho es que nadie les va a reponer lo que retire ya que para el Estado es materialmente imposible hacerlo.

A ustedes se les ha indicado con voz engolada que este Senado incluyó a todos los pensionados en la fórmula del retiro. Lo que no les ha dicho que los pensionados del sistema antiguo no lo recibirán y que tampoco podrán hacerlo los pensionados por renta vitalicia. Sólo accederán los jubilados que tienen retiro programado, los que verán caer rápidamente sus pensiones.

A ustedes se les ha planteado como gran logro que nadie pagará impuestos, con sujeción al nuevo principio de “universalidad”. Lo que no les han dicho es que sólo los más ricos recibirán del Estado un beneficio tributario superior a los mil millones de dólares, cantidad cuya magnitud habría permitido subir el IFE para una familia de 4 personas de $400 mil a $ 600 mil mensuales. Mucho menos se les ha dicho que todos los parlamentarios que están aprobando esta reforma podrán retirar $ 4.300.000 y que se han autoasignado un bono directo a sus bolsillos de 1.700.000 mil pesos, cuya cantidad puede incluso crecer si tal suma se destina al APV. Eso no es universalidad, es inmoralidad.

A ustedes se les ha hecho creer que el 50% de su retiro va a estar disponible en 10 días. Lo que no se les ha dicho es que difícilmente la logística y las operaciones necesarias para materializarlo lo puedan hacer en ese plazo. Y por supuesto, tampoco se les ha dicho que la venta “a la carrera” de las inversiones hará caer los precios de los activos castigando a todos los afiliados, a los que retiren y a los que no lo hagan.

A ustedes se les ha hablado de que esta reforma castiga a las AFP. Lo que no se les ha dicho es que los dueños de las AFP retirarán, por disminución del encaje requerido, cerca de USD 200 millones en utilidades.

En definitiva, quienes promueven esta reforma han sembrado expectativas y, a poco andar, cosecharán la frustración de mucha gente.

Sra. Presidenta: Al ir terminando, solo quiero resaltar que el instrumento utilizado para esta reforma- elevar a rango constitucional materias propias de la ley, escapar de la iniciativa exclusiva presidencial y rebajar el quorum de reforma- constituye un perfecto resquicio constitucional, que traen a la memoria los llamados resquicios legales, propia de una época aciaga en nuestra historia.

Si la oposición tiene el propósito de cambiar el régimen político, ciertamente está en su derecho. A lo que no tiene derecho es a socavar el régimen presidencial y pretender instalar -como algunos han reconocido públicamente- un “parlamentarismo de facto”- que es la antesala segura de una crisis política aún mas severa que la actual y el prólogo de la ingobernabilidad y del retorno de la violencia.

Y sorprende la ignorancia de algunos senadores que ignoran que el “parlamentarismo de facto” fue factor fundamental en la revolución de 1891 y nos legó hasta 1930 un período de inestabilidad política, atraso económico y desatención de la cuestión social.

Quiero concluir con una breve reflexión que antes he formulado.

Hace unos días, el Rector Carlos Peña sostenía que la responsabilidad del político no era simplemente “amplificar” las demandas ciudadanas sino someterlas a una deliberación política rigurosa para buscar las mejores soluciones.

Es una afirmación muy pertinentes a este debate.

Reitero que estoy plenamente conciente que mi votación no es popular. Sin embargo, prefiero enfrentar la impopularidad, que en el ambiente enrarecido que la izquierda radical ha instalado, viene de la mano de las amenazas, muchas de las cuales tienen su origen en las redes sociales y el anonimato de los cobardes, que sumarme al coro de la demagogia, a la prédica de los profetas de la “calle”, al simplismo y al aplauso fácil de los adversarios».

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