Respuesta de Ricardo Baeza-Yates al ministro Paris: Recapitulación, Corrección y Humilde Petición

Por Ricardo Baeza-Yates,  Institute for Experiential AI, Northeastern University at Silicon Valley, EE.UU. /Depto. de Ciencias de la Computación, Universidad de Chile/ Instituto Milenio de Fundamentos de los Datos

Desde finales de febrero de 2020, Chile ha vivido un acontecimiento único en los últimos 100 años. Una pandemia que ha causado más fallecidos que el terremoto de 1939 en Chillán, donde oficialmente murieron casi 6 mil personas, aunque podrían ser más, o que la pandemia de influenza asiática de los años 1957 a 1959 que causó más de 8 mil muertes.

En ambos casos la prensa ha informado cifras mayores, del orden de 30 mil para el terremoto y de 27 mil para la influenza, pero no es posible confirmarlas a partir de los números oficiales. El siguiente desastre en orden de magnitud es la famosa mal llamada gripe española de 1918 a 1920, donde se estima que fallecieron en Chile al menos 40 mil personas.

En este contexto me levanté el sábado pasado, 5 horas detrás de Chile, en California. Algo había pasado en nuestro país. Distintas personas por Twitter y WhatsApp me indicaban que el ministro de salud, Enrique Paris, leyendo una columna publicada ese día en El Mercurio, me había mencionado indirectamente en el balance Covid-19 como “experto famoso” y me había solicitado que por favor recapitulara y corrigiera mis dichos, refiriéndose a una entrevista del 20 de enero en Radio Cooperativa donde dije que creía que era imposible que Chile vacunara 60 mil personas al día (en realidad debería haber dicho 90 mil personas pues al hacer un rápido cálculo mental, se me olvidó que eran 2 dosis). Este error yo ya lo había corregido con anterioridad en Twitter donde numerosas personas y bots me lo habían enrostrado amablemente durante febrero, siendo charlatán el adjetivo mas cariñoso que usaron. Podría hacerme el tonto, pero ahora me apela un ministro y ante tal situación me pareció prudente responderle.

Recapitulación

A finales de 2019 aparece un nuevo coronavirus en China, un virus que es troyano pues se esconde los primeros días y luego en aproximadamente 1 de cada 3 casos no genera síntomas, pero sigue propagándose, con una tasa de letalidad ahora estimada cercana al 1% para Chile.

Debido al posible crecimiento exponencial del contagio, si no se toman medidas, rápidamente se pierde la capacidad de trazar la epidemia y seguir todos los posibles casos de la enfermedad. Por ejemplo, usando la tasa de letalidad anterior, tenemos que por lo menos 3,3 millones de personas han estado infectadas en Chile, pero sólo conocemos 911 mil casos. Determinar este desconocimiento parcial fue mi primer aporte el 9 de abril, mostrando un rezago de 10 días entre fallecidos y casos nuevos, y señalando la importancia de la calidad de los datos. Debido a esto, el 25 de abril comenzamos con El Periodista un programa semanal de análisis de datos del Covid-19 que duró más de 6 meses. Durante este primer mes también publiqué una monografía con colegas del BID sobre la falsa dicotomía de tener que elegir entre la privacidad de los datos y la salud personal.

El 18 de mayo, junto a Cristián Ocaña, vía el Colegio de Ingenieros, advertíamos la brecha digital que el Covid-19 estaba desnudando y como ella afectaba a las zonas más vulnerables de Santiago. Para complementar esto, el 29 de mayo mostraba cómo la pandemia había pasado del barrio alto a las zonas más pobres de Santiago y que ya a mediados de abril se veía como la infección se desataba, ya que en una ciudad con tanta movilidad, las cuarentenas dinámicas geográficas no son efectivas. Esto es un análisis que el Ministerio de Salud debería haber hecho. Dada la situación, al día siguiente, el 30 de mayo, un grupo de 40 científicos enviamos una carta al presidente, sin obtener respuesta.

El 7 de junio el Ministerio de Salud reconocía 553 fallecidos no contabilizados, y la cota inferior de Ernesto Laval y la proyección mía fueron las más acertadas (550 y 566, respectivamente), ambas realizadas solo unos días antes. El 15 de junio corroboraba que solo el 55% de los fallecidos se había informado al 27 de mayo usando datos obtenidos del Registro Civil por ley de transparencia. Dos días antes el entonces ministro, Jaime Mañalich, había sido reemplazado por Enrique Paris.

El 16 de junio indiqué que, si no se cortaba la cadena de contagio y el 60% de la población se infectaba, podrían fallecer más de 70 mil personas. El 20 de junio el grupo de científicos envió una segunda carta al Presidente indicando este riesgo. Hoy alrededor del 17% de la población ha sufrido la infección y de acuerdo a los fallecidos actuales, si no hubiera vacuna, excederíamos esa cifra. El 25 de junio predije que al menos habría 16 mil fallecidos y que teníamos que trabajar para no llegar a los 20 mil. Lamentablemente me equivoqué aquí también, pequé de optimismo pues consideré sólo la bajada de la primera ola.

El 5 de julio fui el primero que demostró que habíamos pasado el “peak” de la primera ola a finales de mayo, mostrando que el rezago de los test PCR era de más de 3 semanas y que la cuarentena había funcionado en la Región Metropolitana. Esto explicaba el hecho de que el “peak” de fallecidos había sido casi simultáneo con el de casos, algo causalmente imposible, que en parte era producto de los más de 30 mil casos faltantes informados el 16 de junio gracias al sumario de la Contraloría General de la República (donde quedaron 3 mil casos en el aire). Al día siguiente el ministro Paris me agradecía en su informe diario.

Ese mismo día, el ministro Paris se reunió con el grupo de científicos ya mencionado, escuchó una presentación inicial mía de los datos, donde me dijo que la encontró “muy interesante” y otra final del tema de salud pública a cargo de Muriel Ramírez. En esa reunión nos dijo que no iba a liberar rápidamente la cuarentena y nos invitó a una segunda reunión. Pocos días después el ministro levantaba la cuarentena en la Región Metropolitana y la segunda reunión nunca se realizó. Peor aún, el 2 de agosto hicimos una declaración pública ya que la foto de nuestra (inútil) reunión había sido utilizada sin nuestro permiso en la cuenta pública del presidente Piñera el 31 de julio.

El 18 de agosto predecía la segunda ola, lamentablemente sin equivocarme, algo que ya había mencionado que podría pasar si se relajaban las medidas el 8 de julio, indicando también que la segunda ola podría ser peor que la primera, lo que vemos confirmado hoy con el número de personas fallecidas en los últimos 2 meses y los pacientes en la UCI.

El 2 de septiembre publicaba en la Revista de Estudios Políticos y Estratégicos, un resumen detallado de los primeros cinco meses de la pandemia, donde mostraba, entre otras cosas, cómo la desigualdad que ya existía entre las comunas ricas y pobres de Santiago, había sido amplificada en la tasa de mortalidad del Covid.

Por otra parte, después de julio los datos disponibles en el Ministerio de Ciencia fueron mejorando, más en los últimos meses gracias a la iniciativa iCovidChile. Y aunque en noviembre llegábamos a los mínimos de la pandemia, todo comenzó a empeorar en diciembre y enero gracias a las fiestas de fin de año y las vacaciones. Para terminar la recapitulación, el 13 de enero en la VII Escuela Internacional de Verano sobre Envejecimiento organizada por la Universidad de Chile, presentaba el desarrollo de la pandemia a la fecha, incluyendo un análisis que indicaba que probablemente se podrían haber salvado más de cinco mil vidas si la cuarentena en Santiago hubiera comenzado dos semanas antes. 

Corrección

Por todo lo anterior, corrijo mi opinión del 20 de enero, ya que, desde el 3 de febrero al 18 de marzo, se han realizado un promedio de 184 mil dosis de vacuna por día.  Errare humanum est. Y a este ritmo, se llegará a los 15,2 millones de vacunados a mediados de julio. Sin embargo, dada la menor eficacia de la vacuna de Sinovac, es posible que deban vacunarse más personas para llegar a la inmunidad de grupo.

Más aún, me alegro de haberme equivocado, pues la vacunación es la única solución que tenemos hoy para detener la pandemia, ya que la cadena de contagio sigue avanzando.

Petición

Ahora que me he corregido, me gustaría pedirle humildemente al ministro Paris que no se distraiga con mis errores y que considere también mis aportes, especialmente hoy cuando la situación es tan delicada.

Al 18 de marzo hay más de 2.100 personas en la UCI, una positividad promedio semanal sobre el 9% (y ayer con un récord de más de 70 mil test diarios), un promedio diario de 89 fallecidos con PCR positivo y al menos unos 95 mil casos activos considerando todos los datos.

Sorprendentemente, el exministro Mañalich es otro agorero más, ya que en el programa Estadio Nacional (TVN) del 14 de marzo dice “no descansar en un triunfalismo de las vacunas porque, insisto, tenemos que ponernos en la situación más riesgosa que enfrentamos hacia adelante, no soñar, y por eso creo que, no soy la persona, pero creo que hay que revisar todas las medidas, el Plan Paso a Paso, y pensar que vamos a tener un marzo, y a propósito de las elecciones en abril, muy complicado” (minuto 23).

Lo más importante hoy es comunicar el riesgo a todos los que no se informan por Internet, ya que los que están más conectados pueden ver las cápsulas sabatinas de Data Covid Chile que comenzaron el mes pasado, donde participamos muchos de los que hemos analizado datos de la pandemia: Marco Aparicio, Héctor Gómez, Rafael González (también del grupo de los 40), Ernesto Laval, Jorge Thibaut y Carlos Troncoso.

Hoy ya hay más de 22 mil personas fallecidas con PCR positivo y probablemente ya han fallecido más de 30 mil compatriotas considerando como han cambiado las causas de fallecimiento durante el 2020, por lo que esperamos que el impacto de la vacuna en abril permita que la pandemia no se convierta en la peor emergencia de salud de la historia de Chile.

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