Nuevo marco recupera composición original de Las hilanderas, de Velázquez

El Museo del Prado presenta un innovador dispositivo de enmarcado para mostrar al público "Las hilanderas", del pintor español Diego de Velázquez, una pintura creada en el siglo XVII que fue adaptada por cuestiones decorativas en el siglo XVIII, y que ahora permite contemplar la composición original del maestro.

Tal como explica el comunicado del museo, la obra que muestra el trabajo de hilanderas trabajando, se integra a una instalación que incorpora novedades técnicas para garantizar su mejor conservación y quita a la vista del público los agregados al lienzo original que se le hicieron a la pintura.

Con este «desarrollo pionero» se aúnan los criterios estéticos, de conservación preventiva y de sostenibilidad, informan.

Se trata de la primera acción inscrita en el proyecto «Enmarcando el Prado», cuyo objetivo es colaborar con la pinacoteca con nuevos marcos, adaptación de los existentes o el desarrollo de soluciones innovadoras para mejorar la presentación de las colecciones. La iniciativa cuenta con el apoyo de la American Friends of the Prado Museum y patrocinio de la Fundación American Express.

La obra de Velázquez (Sevilla, 1599 – Madrid, 1660) «Las hilanderas» o «la fábula de Aracne» fue pintada entre 1655 y 1660, y está citada con sus dimensiones originales en el inventario de un funcionario, Pedro de Arce, en 1664.

En el siglo XVIII la tela fue ampliada con el añadido de una ancha banda superior (con el arco y el óculo) y con unas bandas más pequeñas en los extremos derecho, izquierdo e inferior, para adecuarlo a una sala del palacio real de Madrid.

Tal como explica Javier Portus, jefe de conservación de pintura española del museo, adecuar las dimensiones de un cuadro era una actividad frecuente en las colecciones reales. En este caso particular se desvirtúa la composición de uno de los maestros del arte europeo al modificar la escena representada (las hilanderas y el tapiz) que se percibe más alejada y transforma en costumbrista un contenido mitológico, y donde a partir del añadido la densidad cromática decrece.

La historia mitológica está precisamente en el fondo del cuadro, «donde la diosa Palas discute con Aracne, compitiendo sobre sus respectivas habilidades en el arte de la tapicería, y donde tras ellas se encuentra un tapiz que reproduce «El rapto de Europa» que pintó Tiziano para Felipe II.

Sin embargo, en pos de salvaguardar «la ampliación» como «intervención histórica que no se debe perder», el museo ya había trabajado en un sistema enmarcado en el que dejaba únicamente visible la parte del cuadro pintada por Velázquez. Pero esto hacía «demasiado complejo el acceso físico a la parte posterior de la obra».

Desde 2017 estuvieron trabajando en una solución para el montaje, lo que se concreta con este proyecto.

«El sistema propuesto consiste en el diseño de un panel de enmascaramiento concebido como un proyecto museográfico global que permite una total integración estética de la obra en la arquitectura de la sala de exposición sin alterar su percepción original y, simultáneamente, presenta altísimas prestaciones desde un punto de vista puramente técnico que son totalmente indetectables para el público, permitiendo una experiencia única y una relación natural sin interferencias entre la obra maestra de Velázquez y las personas que la contemplan», destacan desde el museo.

Por otro lado, resaltan las cualidades de los marcos de las obras pictóricas tanto desde lo estético, como desde su protección y conservación, además de fuente de información histórica, que tuvo un gran desarrollo entre 1826 y 1838.

Fundado en 1819 por Fernando VII el Museo Nacional del Prado es el primer museo de arte de España. Tiene en su acervo una colección de pinturas que abarcan desde el siglo XII hasta principios del siglo XX, incluidas las más importantes colecciones de obras de Velázquez, Goya y Rubens.

 

1 comentario
  1. David dice

    Pude ver el cuadro el otro día y me quedé aterrado. Al ocultar las zonas añadidas, pierde toda su amplitud espacial. Antes respiraba, ahora está ahogado. Ni siquiera el hecho de respetar la intención original de Velázquez justifica el atropello. El cuadro llegó hasta nosotros, legado por las anteriores generaciones, con su formato ampliado. Y el hecho es que era mejor cuadro. ¿Quiénes se creen estos conservadores del Museo del Prado para alterar de esta forma la historia del arte? ¿Son más listos que nadie? ¿Saben realmente algo de pintura? Consulten con algún pintor en activo, es posible que su opinión les sorprenda. Están a tiempo de retirar ese ridículo enmarcado.

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