Película «El Bosque de Karadima» muestra impactantes testimonios de víctimas

karadimaComo un adelanto de lo que será su estreno, se liberaron tres testimonios reales de víctimas del sacerdote. La cinta protagonizada por Luis Gnecco y Benjamín Vicuña, se estrenará en cines de todo Chile en abril de este año.

«El Bosque de Karadima», una de las películas chilenas más esperadas de 2015, revela sus primeros adelantos promocionales, antes de su estreno en cines de todo el país en abril.

Dirigida por Matías Lira, y protagonizada por Luis Gnecco y Benjamín Vicuña, se basa en hechos reales: las denuncias de abusos en contra del sacerdote chileno Fernando Karadima.

La cinta muestra cómo el párroco y líder de la Iglesia más poderosa de la clase alta chilena -considerado «un santo en vida» entre los años 80 y los 2000- comete abusos sostenidos contra Thomas, un adolescente en busca de su vocación que encontrará en el sacerdote a su director espiritual. Tras la humillante situación, decidirá hablar y enfrentar las redes de poder que protegen al cura para desenmascarar definitivamente al verdadero Karadima bajo la investidura de representante de Dios en la Tierra.

Los adelantos presentan tres impactantes testimonios reales de personas que fueron abusadas por el sacerdote. Son los que se han atrevido a hablar.

En el primer testimonio, entregado por un joven aspirante a sacerdote, la víctima confiesa: «Siempre que nos saludaba nos tocaba los genitales, era un juego, nosotros lo llamábamos swing swing. Hay una expresión que él siempre ocupaba que era cueto y ese se ocupaba siempre con todo lo que tenía que ver con algo sexual. Y así uno como que uno va perdiendo el criterio, al final no sabes que es lo que es bueno y que es lo que es malo».

El segundo testimonio pertenece a un joven que pasó la noche en la casa parroquia, por petición de Karadima. «Recuerdo que esa noche, como a las 3 o a las 4 de la mañana, me desperté porque el padre me llamó de su habitación. Me dijo de que se sentía solo, que no podía dormir y que lo acompañara. Después, cuando me acosté, con voz baja me dijo que me quedara tranquilo y comenzó a tocarme».

El tercer testimonio da cuenta de la aventajada posición social del cura. «El padre estaba siempre rodeado de gente muy influyente, empresarios. Las personas más importantes del gobierno, abogados, médicos, obispos, lo invitaban de vacaciones a la playa, le prestaban la casa en el sur, le pagaban giras por Europa en los mejores hoteles, le regalaban autos, departamentos. Recuerdo que una vez me pidió que reuniera todas las canastas de la colecta. Yo las reuní y él las vació. Había como cuatro millones, más o menos. Incluso le dije que nunca había visto tanta plata. Entonces él tomó todos los billetes, los tiró hacia arriba, los lanzó y le empezaron a caer en la cara y en el cuerpo».

El director Matías Lira considera que más allá de los abusos sexuales «el foco principal de la película es el abuso de poder». Y agrega: «Estamos en una sociedad donde el abuso de poder ha distorsionado la forma de cómo debemos comportarnos frente al prójimo. En muchas áreas le hemos dado un poder excesivo a individuos, lo que ha permitido la gestación de abusadores de toda índole, empresarios, políticos, profesores, etc…».

Para él, en la iglesia estas prácticas se dan de manera más fácil. «Es por la vulnerabilidad de sus seguidores que se entregan desde la confesión hasta su forma de actuar y sentir a un sacerdote. Bajo esta premisa me interesó contar una historia de la cual tengo cierta cercanía y explorar y exponer cómo se crea el abuso de poder que en este caso decanta en abusos psicológicos y sexuales. Siento que el arte tiene la obligación de crear conciencia y con esta película espero estar haciéndolo».

El proceso de investigación para reconstruir la historia duró 3 años. Un largo proceso en el que colaboraron las reconocidas cineastas Elisa Eliash y Alicia Scherson, además del periodista y guionista Álvaro Díaz.

«Fue como encontrarme con un iceberg», confiesa el cineasta. «Los primeros meses absorbí mucha información, pero de a poco me fui exponiendo a un submundo absolutamente tremendo. Cuando uno conoce a las víctimas te das cuenta de su vulnerabilidad y sufrimiento, pero lo que más me asustó es cómo ciertas personas de la iglesia y civiles operan con mucha crueldad, manipulación e inteligencia para mantener su estructura y continuar con un nivel de impunidad tremendo. Igual debo reconocer que hay muchos sacerdotes muy valientes que me han apoyado en este proyecto».

Matías Lira concluye: «Esta película no es un ataque contra la iglesia, es un ataque al poder, ya que lo que pasó en El Bosque pasa en colegios, universidades, empresas y va a seguir pasando si no se educa a la gente».

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.