Hacia una mejor vejez: lecciones de la propuesta de nueva constitución

Por Christian González-Billault, Andrea Slachevsky, Daniela Thumala, Cesar Cárdenas, Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo de la Universidad de Chile (GERO)

La propuesta de nueva Constitución incorpora una serie de iniciativas que pueden incidir directamente en el bienestar y la calidad de vida en esta última etapa de la vida; pero también en el cultivo y fomento de sus derechos.

En “De la Ciudadanía” se reconoce la continuidad de los derechos sociales de las personas durante todo el curso vital, pero además– en contraposición con el sistema actual – se protege de manera universal esta última etapa de la vida.

En “Derechos fundamentales” es donde emergen con mayor fuerza los aspectos que pueden incidir directamente en la forma en que envejeceremos, al plantear en diferentes artículos el derecho al cuidado, a la seguridad social y la salud, a una alimentación adecuada y a la actividad física; y el derecho a la igualdad y la no discriminación.

Sabemos que el aumento de la expectativa de vida en nuestro país no ha ido de la mano con un aumento de la expectativa de vida sana. La existencia de un Sistema de Seguridad Social que se preocupe de las chilenas y chilenos cuando no están en la plenitud de sus condiciones es un imperativo ético, que requiere el concurso del Estado y los trabajadores, pero también de los empleadores. Así mismo, en un escenario de incremento progresivo de comorbilidades asociadas al envejecimiento- el reconocimiento y fomento al cuidado podría canalizar recursos dirigidos a una parte de la población cuyas necesidades son evidentes y que continuarán aumentando en el futuro.

Las menciones respecto de alimentación y acceso al ejercicio se entroncan genuinamente con la evidencia colectada a lo largo de muchos años de investigación, que establecen los múltiples beneficios que estos tienen sobre la forma cómo envejecemos.

Finalmente, la promoción de la no discriminación por edad, o cualquier otra característica, busca alejarnos de estereotipos discriminatorios asociados a la edad.

Estas propuestas denotan los grandes problemas que las personas mayores deben enfrentar con el sistema actual; entre los que destacan una mala tasa de reemplazo en las pensiones, un encarecimiento de los planes de salud en el sistema privado y de los tiempos y calidad de atención en el sistema público; el alto costo de los medicamentos, que en esta etapa de la vida son numerosos e imprescindibles, y la presencia de impuestos a la propiedad que se mantienen de por vida, aún cuando los ingresos disminuyen progresivamente.
Consideramos que la incorporación de estos derechos en una nueva constitución contempla las múltiples y muy sentidas demandas que diferentes colectivos han sostenido durante muchos años; y colocan a nuestro país en la senda correcta. La de construir un país más justo, solidario, equitativo, democrático y que vele por mejorar el bienestar de todos quienes habitamos nuestro país.

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